Usted está aquí: miércoles 26 de septiembre de 2007 Ciencias No hay bases en la Biblia para oponerse al aborto: Ortiz Millán

Comienza hoy la tercera sesión del foro sobre su despenalización en México

No hay bases en la Biblia para oponerse al aborto: Ortiz Millán

La Iglesia ha guardado silencio frente a las muertes de mujeres por la interrupción clandestina del embarazo, afirma el filósofo

Participan: Daniel Cazés, Anilú Elías, Oscar Mendívil, Dybs Núñez, Gabriela Rodríguez, Alejandra Salguero y Rodolfo Vázquez

Daniel Cazés, doctor en antropología, aborda el tema del aborto desde la perspectiva de la violencia contra las mujeres. “Para muchas personas, entre las que me cuento yo –afirma–, la definición del aborto adoptada por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal asegura el libre ejercicio del derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo y su vida. Buscar que se obstaculice ese ejercicio libre es, entre otras cosas, una forma de violencia institucional.”

Para el director del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), conforme a la Ley general de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia, en vigor desde el pasado 2 de febrero, el Ejecutivo federal debió emitir antes del 2 de mayo el reglamento respectivo, lo que no ha sucedido aún. Y se pregunta si la indiferencia, la irresponsabilidad o el olvido del gobierno ponen de manifiesto el flagrante incumplimiento (¿o será violación?) del texto legislativo. Lo mismo ha sucedido con el reglamento del Sistema Nacional al que se refiere la ley.

La visión feminista

Anilú Elías, pionera del feminismo en México, señala que desde el Código de Hammurabi hasta nuestro flamante siglo XXI, el tema del aborto ha suscitado que se digan un sinfín de insensateces al respecto. Lo más triste es que la mitad de la humanidad, la que se embaraza, gesta, pare y amamanta a la criatura humana o la aborta, no es la que se ha pronunciado sobre este tema: lo hace la otra mitad, la que nunca ha vivido un embarazo, un parto, un puerperio o un aborto. A cualquier especie menos lerda, lenta y poco evolutiva que la humana le sorprendería este hecho. Pero no sólo no sorprende a casi nadie, sino que la mitad que sí se embaraza, pare o aborta acepta y acata dogmas, mitos, leyes, consideraciones y reflexiones de esa otra mitad que ni idea tiene de lo que habla.

Elías, quien, junto con Esperanza Brito y otras mujeres mexicanas, iniciadoras de la lucha por la despenalización del aborto en nuestro país, añade que las insensateces que se han dicho respecto al aborto llenan volúmenes, y aún en la actualidad son muchísimas, pero hay una en especial que haría reír a carcajadas a un extraterrestre que observara las contradicciones del planeta Tierra: pretender que oponerse al derecho de las mujeres a abortar es una defensa de la vida. Porque si una especie se ha dedicado históricamente, con entusiasmo y energía singulares, a acabar con sus congéneres, es la humana. Más personas han muerto –y mueren aún hoy en día– a manos de sus iguales que de ningún otro mal; enfermedades y accidentes no ocasionan tantas muertes como la violencia en todas sus manifestaciones, desde la conyugal hasta la bélica.

El derecho penal

Para el especialista y maestro en derecho penal Óscar Fidel González Mendívil, dentro de las posturas contrarias a la despenalización se olvida que la valoración de la ley no es una valoración ética, sino jurídica, y por tanto, no sujeta a extremos de bueno o malo, más bien de legalidad e ilegalidad. El escaso número de denuncias, juicios y sentencias por los distintos delitos de aborto –afirma el profesor de la Universidad de Occidente– parece confirmar que la visión moralista de la cuestión se conforma con la condena pública, mientras que en lo privado tolera la existencia del aborto.

El ex procurador de justicia del estado de Sinaloa, señala en su ponencia que, más allá de argumentos que equiparan el aborto al homicidio o a un método contraconceptivo, la decisión de interrumpir el embarazo nunca es sencilla y tampoco deja de tener secuelas. No es posible imaginar que una mujer encuentra alegría al abortar. En este sentido, puede afirmarse que ni siquiera quien aborta está en favor del aborto. Al igual que sucede con otros delitos, concluye González Mendívil, la política pública tendiente a su reducción tiene más posibilidades de éxito si el énfasis se da en la información sobre los temas de salud, sexualidad y reproducción que en amenazar con el castigo.

Sí a la vida

Por su parte, Dybs Núñez Castañeda, especialista en tecnologías de información y comunicación, se pronuncia en favor de la vida. “Bajo ninguna circunstancia me manifestaría en contra de la vida”, afirma. “Sí a la vida, sí a sus colores, sí a las primaveras y los vértigos y al amor. Sí para que los ojos de un ser humano contemplen los de otros, sí para que uno encuentre el retrato de sí mismo en aquéllos del otro, sí para que tenga sueños y esperanzas. Sí a la vida.”

Especialista en relaciones públicas por la Universidad Veracruzana, Dybs se refiere al cuerpo femenino: “las mujeres guardamos en nuestro interior valiosos tesoros, el más grande de ellos es la posibilidad de traer vida al mundo, vida que se gesta en nuestros cuerpos. Maravilla de maravillas pensar en un ser vivo dentro de otro, alimentándose de él, siendo de él, creciendo con él. Maravilla la gestación de un ser que después del periodo necesario se volverá independiente del cordón, del útero y de la madre para alimentarse, respirar, vivir. Si lo decido así, mi cuerpo será dador de vida”. Al examinar el tema del aborto desde los campos de la educación y la salud, concluye que es indispensable la creación de un marco legal que contemple el derecho de una mujer a decidir sobre su cuerpo y la despenalización del aborto como una de sus expresiones.

Aborto e Iglesia

En la ponencia titulada: El aborto y la Iglesia, Gustavo Ortiz Millán, doctor en filosofía por la Universidad de Columbia, se hace la siguiente pregunta: “¿Es obligatorio que los cristianos (católicos o de otras denominaciones) piensen que el feto es un ser humano desde el momento de la concepción y que la interrupción del embarazo constituye un asesinato? Las bases para pensar esto tendrían que estar en la Biblia o en la tradición eclesiástica. Sin embargo –añade– no encontramos esas bases ni en la Biblia, ni de manera consistente en la tradición eclesiástica.”

Ortiz Millán, investigador del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM, señala que la oposición eclesiástica al aborto proviene de una Iglesia que, en su mayor parte, se ha mantenido en silencio con respecto a la muerte de mujeres en abortos clandestinos (que seguirían sucediendo si la prohibición se mantuviera); “nos lo dice una Iglesia –incluyendo al Papa– que no ha condenado lo suficiente la falta de respeto a la dignidad humana que es la pederastia; y una Iglesia en la cual muchos de sus miembros siguen apoyando la pena de muerte”.

Movimiento social

En su intervención, Gabriela Rodríguez, antropóloga social, señala que las naciones de América Latina y el Caribe han sido particularmente restrictivas en el área de los derechos reproductivos de las mujeres.

En este contexto, la despenalización del aborto en el Distrito Federal constituye para la región un cambio cualitativo de grandes significados. El siglo XXI enfrenta nuevos debates relacionados con la laicidad. El avance de gobiernos conservadores en el mundo globalizado ha favorecido la recuperación de lo religioso en la esfera política. Este acercamiento coloca en riesgo los derechos ciudadanos y la convivencia de concepciones culturales y religiosas distintas; particularmente esta en riesgo el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, de las y los adolescentes y de los grupos de la diversidad sexual.

Rodríguez, directora del Grupo Afluentes y articulista de La Jornada, hace un recuento de los acontecimientos en torno a la despenalización del aborto en la ciudad de México y agrega que el valor del Estado laico es el valor de los individuos que lo componen. Las generaciones contemporáneas exigen libertad de conciencia y equidad de género, son personas con creencias semejantes, pero que tienen prácticas diferentes, exigen igualdad de oportunidades y se asumen como sujetos y sujetas de derecho. La autora concluye que la reforma en el DF ya está generando un movimiento social e influye en la despenalización en otros territorios, en otras entidades, en otros países. “Y quisiéramos que alcanzara a todas las mujeres de la región de América Latina.”

¿Quién debe decidir?

Para Alejandra Salguero, doctora en sociología, un problema al que nos enfrentamos en la diversidad de opiniones sobre la despenalización es el carácter de “naturalidad” que se sigue atribuyendo a la reproducción, olvidando que es una construcción social; de ahí que históricamente a las mujeres se les haya colocado en el terreno de la naturalidad: son ellas las que se embarazan y deben asumir la responsabilidad de los hijos e hijas. La autora se pregunta: ¿qué hay de la participación de los varones en dicho proceso?

La investigadora de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, de la Universidad Nacional Autónoma de México, señala que hablar de salud reproductiva debiera incluir por igual a hombres y mujeres, pues es encuentro de dos y compromiso también de dos. Sin embargo, en muchas ocasiones ni los “encuentros ni los compromisos” se asumen en corresponsabilidad. Para muchos hombres es la mujer quien “debe cuidarse” para no quedar embarazada, desligándose y no asumiendo su participación y responsabilidad sobre su sexualidad. La cuestión central sobre la que vale la pena reflexionar –añade la especialista en identidad masculina, paternidad y familia– es: ¿a quién corresponde tomar las decisiones?

La visión bioética

En su intervención, Rodolfo Vázquez, licenciado en derecho por el ITAM y doctor en filosofía por la UNAM, señala que en el pensamiento religioso cristiano se prohíbe moralmente el aborto apelando al criterio de santidad de la vida humana y de los derechos absolutos del feto desde el momento mismo de la fecundación. Consecuente con esta posición, existe una tendencia a minimizar los conflictos que se presentan entre la mujer que desea abortar y los derechos del feto. Desde otro punto de vista, en un contexto laico liberal, se han desestimado uno a uno los argumentos que permitirían hacer del feto un ser valioso con propiedades distintivas, que sobresaliera por encima, por ejemplo, de otras especies con sensibilidad desarrollada.

En torno a estas posturas, Vázquez Cardoso examina detalladamente el pensamiento de diferentes autores y autoras como Jacques Maritain, Max Charlesworth, Carlos Nino, Margarita Valdés, Ronald Dworkin, Luis Villoro y Marta Lamas. El autor, miembro del Colegio de Bioética, hace un llamado a realizar lo que se podría denominar “un giro jurídico o legal”, sacando el aborto de los códigos penales para reglamentarlo en las normas sanitarias. El debate sobre su moralidad e inmoralidad debe reservarse a las conciencias individuales y discutirse, con la seriedad que merece, en las aulas universitarias, pero ante las graves injusticias de que son objeto las mujeres, mucho se ganaría comenzando por distinguir el ámbito de la moralidad del ámbito del derecho y la política, y adoptar y ejercer una actitud de denuncia activa y pública.

Cartas de los lectores

El foro cuenta con una amplia participación de los lectores, quienes participan a través de diferentes modalidades. En esta sesión se incluyen las cartas de Álvaro Elías, especialista en informática de Villahermosa, Tabasco, con sus historias sobre el aborto; el contador público Jorge Barajas, quien se pronuncia, al igual que su colega Josué Torres, contra la despenalización; Magdalena Trujano, candidata al doctorado en filosofía e investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), propone una mirada filosófica; Orlando Oviedo Aguilar, desde Puebla, se pregunta si el cuerpo de la mujer es propiedad pública, y Verónica Rodríguez, directora de la Fundación Caftánrojo de Jalapa, Veracruz, da su punto de vista en favor de la despenalización.

La geografía del debate

En esta sesión se incluye un texto de Laura Poy Solano, reportera de La Jornada, que ofrece un mapa de cómo se expresa a escala mundial la lucha por la despenalización del aborto.

Comienza la tercera sesión del foro. Agregamos hoy un nuevo apartado titulado: Avances en la controversia. La Suprema Corte de Justicia de la Nación, por medio del ministro Sergio Salvador Aguirre Anguiano, convocó en días pasados a un grupo de especialistas para responder a un documento con 40 preguntas titulado: Cuestionario de la pericial en materia de concepción y vida humana en el seno materno.

La Jornada tiene copia del cuestionario presentado a cinco peritos: la doctora María Cristina Márquez Orozco y los doctores Jesús Kumate, Rubén Lisker, Fabio Salamanca y Ricardo Tapia. En esta sesión se presentan, además de las ponencias de ocho destacados especialistas y las cartas de nuestros lectores, las respuestas íntegras de los expertos mencionados a estas interrogantes, con el fin de contribuir a su análisis y discusión, dentro del objetivo que nos hemos trazado: que los acontecimientos en torno a la despenalización del aborto, no ocurran a espaldas de la sociedad mexicana. http://ciencias.jornada.com.mx

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.