Usted está aquí: martes 18 de septiembre de 2007 Política El choque México-Venezuela no afectó comercio ni inversiones

Entrevista a ROY CHADERTON, EMBAJADOR DE VENEZUELA EN MÉXICO

“Vengo a abrir caminos para dejar atrás incidentes del pasado”

El choque México-Venezuela no afectó comercio ni inversiones

El nuevo representante de Caracas en México, un “peso pesado” de la diplomacia venezolana, inaugura la “nueva época” de las relaciones bilaterales. Su misión, afirma, es superar la etapa de crisis y turbulencias entre ambas naciones

Blanche Petrich

Ampliar la imagen Mientras la situación de nuestros países se mantenía al más bajo perfil, en los negocios casi llegamos a los mil millones de dólares de intercambio con la balanza en favor de México, dijo el embajador Mientras la situación de nuestros países se mantenía al más bajo perfil, en los negocios casi llegamos a los mil millones de dólares de intercambio con la balanza en favor de México, dijo el embajador Foto: María Meléndrez Parada

Durante el largo invierno que atravesó la relación entre México y Venezuela –desde noviembre de 2005, cuando el gobierno de Vicente Fox Quesada expulsó al entonces embajador Vladimir Villegas y colocó la diplomacia bilateral al borde de la ruptura, hasta la fecha–, el intercambio comercial y las inversiones entre las dos naciones crecieron 12 por ciento. ¿Por qué, si fueron dos años en los que no cesaron las afrentas y los agravios de uno y otro lado?, ¿si Felipe Calderón Hinojosa usó la figura del presidente Hugo Chávez para golpear a Andrés Manuel López Obrador, al que se catalogó como “un peligro para México”?, ¿si desde Caracas Calderón fue calificado de un “caballerito” dispuesto a seguir los pasos de Fox, “cachorro del imperio”?

Por una razón muy sencilla, según la explicación del nuevo embajador venezolano, Roy Chaderton: “Supongo que los empresarios mexicanos hicieron un análisis de riesgo y concluyeron que en Venezuela hay estabilidad y reglas del juego claras que permiten arriesgar su dinero. Y eso hicieron: invertir”.

Chaderton es un diplomático de carrera con larga trayectoria en la política exterior de su país. Cuando se supo que él sería el nuevo embajador asignado para inaugurar “la nueva época” de las relaciones bilaterales, aquí se entendió el mensaje: la voluntad política del gobierno de Hugo Chávez para superar la etapa de crisis y turbulencias iba en serio. Por eso mandaba a uno de sus “pesos pesados”.

Y Roy Chaderton no se cansa de confirmarlo: “Estoy aquí para cumplir una orden del presidente Chávez: no dejar la relación atascada en incidentes del pasado reciente, sino abrir nuevos caminos. Él ha dicho que hay que pasar la página y eso es lo que voy a hacer”.

Para empezar la semana, y antes de dar comienzo a una apretada agenda de encuentros y actos protocolarios, Chaderton recibe a La Jornada. En entrevista asegura que entre abril del año pasado y abril de este año, mientras la relación política se mantenía al más bajo perfil, en los negocios “casi llegamos a los mil millones de dólares de intercambio con la balanza en favor de México, por la sencilla razón de que Venezuela es un buen lugar para invertir”.

–El discurso de ambos gobiernos, en México y Caracas, se empeña en hablar de una nueva etapa. Pero entre el dicho y el hecho hay un buen trecho y el discurso de algunos sectores, en particular los panistas, es bastante antichavista. El ex presidente Vicente Fox y el presidente del PAN, Manuel Espino Barrientos, por ejemplo.

–Sí, no es un discurso amistoso. Pero entre lo espinoso y lo Espinosa, yo prefiero lo que dice la señora canciller (Patricia Espinosa Cantellano), que ha dado señales de altura. Hay gente que es hostil a nuestro proceso; y no sólo hostil, sino agresiva. Pero con eso hay que trabajar. Estamos tratando, como país democrático que somos, de hacer todo lo necesario para que estos sectores de la derecha, en el peor de los casos, respeten lo que estamos haciendo.

–¿Y cómo hacer llegar el mensaje? Algunos medios de comunicación en México han hecho fuertes campañas contra el proceso bolivariano, entre otros temas por la reciente reforma electoral y por la cancelación de la concesión de la televisora Radio Caracas Televisión (RCTV).

–Nosotros tuvimos una experiencia muy interesante con la dictadura mediática, que en abril de 2002 logró derrocar al presidente Hugo Chávez enloqueciendo y envenenando a la opinión pública. Esa dictadura mediática ha tenido a su vez algunas derrotas; una, cuando el presidente Chávez regresó al poder, y dos, cuando, en el caso de la televisora RCTV, demostramos que a ellos se les puede también aplicar la ley.

–¿Cuáles son las cosas que usted considera que tiene que aclarar de cara a la opinión pública mexicana?

–El primer gran logro de la revolución bolivariana fue que el pueblo venezolano adquiriese una dignidad que nunca le había sido reconocida mediante la democracia participativa. No hay que olvidar que ésta no es una revolución de campesinos, no es una revolución militar. Es una revolución de excluidos, que cada vez tiene menos excluidos. ¿Que las metas de las misiones (estructuras paralelas que dependen directamente de la presidencia para llevar a cabo proyectos de educación, salud, cultura, empleo) se logran gastando los excedentes petroleros? ¡Vaya pecado!

–Las simpatías con Venezuela están ubicadas en la izquierda; una izquierda confrontada con el actual gobierno mexicano. Para ustedes, en esta nueva etapa de la relación, ¿qué lugar ocupan esos sectores que fueron los más solidarios cuando el embajador Villegas fue echado del país?

–Yo soy un diplomático que respeta unas reglas del juego y estoy seguro de que la izquierda mexicana entiende que un gobierno por el cual siente simpatías tiene obligaciones dentro del campo formal y que tiene que procurar espacios convenientes para México y Venezuela.

“Yo no vine a militar en la política mexicana, como espero que el embajador mexicano que vaya a Caracas no pretenderá militar en la política de mi país”, sostuvo.

–Los actuales gobiernos de México y Venezuela ven el mundo con ópticas opuestas. Por ejemplo, el valor de independencia respecto de Estados Unidos y la necesidad de fortalecer las relaciones multilaterales hacia el sur.

–Yo aquí estoy obligado a hablar y opinar de Venezuela, de comunicar lo que nosotros estamos haciendo. El multilateralismo para nosotros es una forma de liberación, unir nuestras fuerzas con otros países para ser más independientes.

–Tampoco en materia energética las estrategias de los dos países parecen ser muy compatibles –se le hace notar.

–Ya en otros momentos naciones pertenecientes a la Organización de Países Exportadores de Petróleo y de fuera de ella, Noruega y México entre ellos, encontraron coincidencias para revalorar el precio del petróleo.

–Eso fue en la década pasada. En este momento no parece haber muchas coincidencias.

–Eso le corresponderá a nuestras autoridades en materia energética, que son las que saben los detalles. Pero un clima político apropiado puede ayudar.

–¿Para Venezuela ya está cerrada la posibilidad de pertenecer al Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas?

–La pertenencia de Venezuela al Consejo de Seguridad de la ONU es una aspiración que no ha finalizado, pero estamos orgullosos de la batalla que dimos desafiando todos los recursos que deplegó Estados Unidos para derrotarnos. Lograr que 90 países votaran por nosotros a pesar de las presiones y mentiras fue un gran logro. Seguimos nadando contra la corriente. El objetivo es democratizar la organización.

–La apuesta del presidente Chávez para lograr la liberación de los secuestrados de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) es muy arriesgada. ¿Qué es lo que está en juego?

–La paz de Colombia. Y la paz de Colombia es la paz de Venezuela. Más de 10 por ciento de los inmigrantes en mi país son colombianos; migración económica y por la guerra, porque nosotros no hemos construido muros. Este conflicto tiene más de 40 años.

–¿Qué escena le parece más probable: Manuel Marulanda en la casa de gobierno de Miraflores, en Caracas, o Hugo Chávez en el Caguán?

–Yo no puedo especular. El presidente Chávez sabe lo que está haciendo con gran sentido de compromiso y con un gran interés y apoyo internacional. Es un proceso sumamente difícil. Yo fui embajador en Colombia dos años (alrededor de 2002) y con el embajador mexicano en Bogotá, Luis Ortiz Monasterio, hicimos algunas gestiones exitosas de intercambio de prisioneros de las FARC y soldados y policías en poder de la guerrilla.

–¿Considera usted que podría darse una distensión entre Venezuela y Estados Unidos?

–No sé, podría haberla, aunque esto me recuerda la respuesta que daba Henry Ford cuando empezó a fabricar sus automóviles. Él decía que los podía fabricar de cualquier color, con tal de que fuera negro. Lo mismo hace George W. Bush, quien parece practicar la idea de que Estados Unidos puede aceptar cualquier gobierno libremente electo por los pueblos, con tal de que sea de su gusto.

 
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