Ojarasca 125  septiembre 2007

Poesía quechua contemporánea de Perú


Proyectil

Si pudiera ser la bala

que escapa del fusil

que dispara el soldado:
 
 

Iría en busca

de los amantes de la guerra

y traspasaría sin piedad

su rocoso corazón.
 
 

Después al río me lanzará

para que nunca más

me vuelvan a disparar.

Pero sólo soy mujer.
 
 

Si fuera la espada

con que se reta al enemigo:
 
 

Cortaría sin temor

con mi filo reluciente

la cabeza de los masacristas

que degüellan con sadismo

a las madres y a los niños.
 
 

Después penetraría en la tierra

reflejando, ondulante,

de donde nunca más

nadie me levante.

Pero sólo soy bandera.
 
 

Si fuera el proyectil

que sale del cañón

para dar fin al combatiente:
 
 

Iría en busca

de los que mandan la encarnizada

y les cortaría el aire que respiran...
 
 

Lily Flores Palomino

(Abancay, Apurimac, 1937)

 

Carta
 

Te escribo

para que la muerte

no nazca de la esperanza.
 
 

Para que no se aquieten

las llagas sobre las piedras.
 
 

Para que la sangre

no enferme en la tristeza.
 
 

Y para que el dolor

no se postre en su dolencia.
 
 

Te escribo urgente

sin que sepa el viento

para que nadie se humille.
 
 

William Hurtado Mendoza

(Cuzco, 1946)
 
 
























pagina final


Usamanta pikiyaq runa

(Hombre despierto)
 

Piojito negro

piojito blanco
 
 

qué estas haciendo

escondido
 
 

¡vivamente

transfórmate en pulga!
 
 

cuando hay maqta

¡existe pueblo!

cuando hay pasña

¡basura! dice el dicho
 
 

Pero

con tus pies de pulga

todos

los maqtas con sus pasñas

son capaces

de conducir el pueblo

por eso

¡hombre piojo

de prisa

conviértete en pulga!
 
 

(* maqtas: muchachos; pasñas: muchachas)
 
 

Dida Aguirre García

(Pampas, Huancavelica, 1953)

 


Tormenta
 

Porque la tierra ya no es virgen,

tampoco nuestra,

las palomas están dejando su lamento

en el manantial donde las mariposas lloran.

Escucha hermano,

no es tiempo de llorar,

escucha la voz de los abuelos

que gritan desde el corazón de los cerros

porque ya llega nuestra tormenta de lluvia,

no llores tanto porque mi corazón duele,

como el cóndor que grita en las nieves,

como el toro que defiende su pampa

como tú,

dios de la tierra

que ya no quieres beber la sangre

de las vicuñas que mueren de sed y hambre.

Escucha hermano,

no es tiempo de llorar,

la tierra volverá a ser nuestra

porque la tormenta de lluvia ya viene,

viene la tormenta de lluvia

a nuestro pueblo

trayendo peces dorados, celestes

como el cielo donde bailan nuestros abuelos.
 
 

Eduardo Nimango Mallqui

(Huancayo, 1947)

 


Vete ya, señor
 

En nombre de la piedra

te hablo, señor.

Aquí muere tu soberbia.
 
 

La luna es nuestra, y su luz

es más hermosa

sobre nuestros sueños.
 
 

La nube es nuestra,

nos enjuga las sienes

en la brega de los días.
 
 

Y el sol, el sol

--mariposa de tiempo y oro--

descubre el alma de las cosas

y nos siembra

de flechas y rumbos

el corazón.
 
 

Nuestra es la tierra.

Vete ya, señor.
 
 

Porfirio Meneses Lazón

(Huanta, Ayacucho, 1915)

Los poemas quechuas aparecen en Pichka Harawikuna (Cinco poetas quechuas), en versión trilingüe
--quechua, castellano e inglés--, editado por Julio Noriega Bernuy dentro de la serie Poesía en Lenguas Indígenas de la Americas Society, Latin American Literay Review Press, Pittsburgh, 1998

-Maria3


LA POLICIA COMUNITARIA RECIBE AL DELEGADO ZERO FOTO: MARIA M. CAIRE


regresa a portada