Usted está aquí: domingo 16 de septiembre de 2007 Opinión Bajo la lupa

Bajo la lupa

Alfredo Jalife Rahme
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Greenspan gimotea y Paulson confiesa: la peor crisis financiera desde hace 20 años

Ampliar la imagen La crisis financiera estadunidense podría durar mínimo dos años. La imagen pertenece al 28 de agosto pasado en la Bolsa de Nueva York La crisis financiera estadunidense podría durar mínimo dos años. La imagen pertenece al 28 de agosto pasado en la Bolsa de Nueva York Foto: Ap

Prosigue el estallido de la “megaburbuja Greenspan”, un crónico desinflamiento físico que durará algunos años, mientras su “efecto dominó” disloca las fichas financieras interconectadas de un caduco sistema en vías de pulverización.

Ya se pondrán de acuerdo los hermeneutas centralbanquistas monetaristas sobre si el sistema se encuentra quebrado, insolvente, sin capital, sin liquidez, derretido, o pulverizado, pero el fantasma de la depresión de 1929 ya apareció en las calles de Londres, el principal centro financiero del planeta, con filas de clientes retirando sus ahorros del insolvente banco hipotecario Northern Rock rescatado por el banco central británico.

Como ya habíamos anticipado, cuando se calcula la economía de Estados Unidos en las todavía cinco principales divisas del planeta, incluyendo al dólar –euro, libra esterlina, y en nipón yen y yuan chino–, bajo el método de la “localización de multidivisas”, destaca que la “economía de Estados Unidos se instaló en la recesión desde el primer trimestre del año”, según el estudio luminoso de GEAB (No.15; 16/05/07).

La disminución del PIB de Estados Unidos es más dramática en tres divisas (euro, libra esterlina y yuan chino), lo cual se ha acentuado en el segundo y tercer trimestres y puede desembocar en “una gran depresión” (GEAB No.11; enero 07): “golpe de gracia al orden económico y financiero post 1945 basado en el poder de la economía estadunidense y su dólar”.

Los lúcidos estrategas de GEAB consideran que la medición unidimensional con el único instrumento del dólar es engañosa debido a las “ponderaciones relativas que cambian constantemente”. La crisis financiera global no es un asunto de vulgares encuestadores (con resultados cocinados por encargo), sino de pensadores profundos quienes aducen que la “crisis sistémica global se desarrolla en un proceso de tipo ‘espiral’, cuyo epicentro permanece todavía en Estados Unidos; no en colapso lineal”.

La descripción es genial: “la complejidad del mundo globalizado (…) significa que la degradación del viejo orden se despliega simultáneamente, pero a ritmos diferentes y con consecuencias variables a través de múltiples sectores (económico, financiero, militar, diplomático, cultural, político)”. Ni más ni menos que el abordaje multidimensional propuesto desde el 11 de septiembre de 2001 por Bajo la Lupa como método descriptivo de la complejidad global.

Se pudiera matizar una tanto cuanto a nuestros amigos europeos de GEAB que si bien el epicentro se ubica en Estados Unidos, debido a su peso específico-financiero-militar, se trata de la implosión de la banca israelí-anglosajona que domina(ba) Wall Street, la City, la anglósfera y que incluye a sus apéndices en Tokio y Madrid.

El modelo de la “espiral” contempla que “cuando un parámetro parece estabilizarse, eso significa que la crisis se desarrolla en otro frente”. GEAB aduce que entre 2009 y 2010 el descenso de la “espiral” pasará a la fase ascendente (“la superficie de revolución”) cuando iniciará el apaciguamiento de la crisis. Como que luce muy optimista en el corto-plazo.

El octogenario Alan Greenspan, bautizado como mago malhadado y malvado por Bajo la Lupa cuando 99.99 por ciento de los mendaces multimedia anglosajones lo exaltaban como su “Maestro” (Bob Woodward dixit), se exhibe ahora como un pollo recientemente decapitado que no cesa de correr antes de desplomarse.

Greenspan ya es merecidamente el idóneo chivo expiatorio de la crisis de la inflación monetarista global que creó, al unísono de los “locos del mercado”. Hasta el estallido de la “megaburbuja Greenspan” el mundo se encontraba al revés: en el neoliberal manicomio desregulado sus sanos detractores éramos linchados por “locos”, mientras los dementes hebefrénicos librecambistas operaban como sanos, gracias a los engañosos multimedia controlados por la banca israelí-anglosajona.

Ahora el lastimoso mago malhadado y malvado, un vulgar brujo aprendiz con ínfulas de alquimista, se defiende lastimosamente y pretende evadir su legendaria irresponsabilidad arguyendo que nunca vislumbró los alcances del estallido de las hipotecas inmobiliarias de baja cotización. Sin comentarios.

El racismo anglosajón aflora hasta en sus crisis financieras. El venerable lord Rees-Mogg se equivocó en su columna del The Times sobre la gravedad de la crisis donde alegaba que se encontraba yugulada a “negros y mexicanos”.

Uno de los principales bancos europeos, el alemán Deustche Bank, se encuentra en severos problemas de liquidez y ha contratado los servicios del espurio “Maestro” para intentar salvarse del pandemonio de los letales “hedge funds”.

Pero también Greenspan busca salvarse de sus propias hogueras y ha recurrido a la publicación de un libro La edad de las turbulencias: Las aventuras (¡súper-sic!) de un nuevo(sic) mundo, a resonancia de nuestro reciente libro publicado en Buenos Aires (¿no nos habrá plagiado?): Fin de una era: turbulencias de la globalización (Editorial Del Zorzal).

El libro de Greenspan, un mejor comunicador (está casado en segundas nupcias con Andrea Mitchell, la periodista de NBC News) que banquero (en realidad es mejor saxofonista), causará exagerados trémulos, como han detectado nuestros amigos chinos quienes destacan las críticas del “Maestro” a Baby Bush (China Daily;15/09/07). Está bien que Baby Bush sea el personaje más execrable del planeta, pero el “Maestro” no tiene salvación. La desprestigiada prensa escrita estadunidense le ha dado vuelo a sus injustas críticas: The Wall Street Journal, The New York Times, The Washington Post y USA Today, como si pudieran resucitar a un cadáver quien ahora nos previene desde su ultratumba que el “proceso de creciente globalización disminuirá” con el “retorno de las presiones inflacionarias” (los Bonos del Tesoro 0 a 10 años se ubicarían en más de 8 por ciento ) y el oleaje de las veleidades “populistas (sic) del Congreso”...

Los chinos señalan que el “Maestro” de pacotilla y taquilla fue el segundo gobernador que más duró (¡19 años de martirio global!) durante los 93 años de la Reserva Federal (el 20 por ciento del total). Los dislates del saxofonista Greenspan van en proporción a su glositis (inflamación de la lengua): compara su burbuja a los desplomes de 1987 y 1998. Se quedó corto.

Más equilibrado y sereno Henry Merritt Hank Paulson, secretario del Tesoro estadunidense y anterior mandamás de Goldman Sachs (en caída libre como Citigroup, Bank of America, Barclays, etcétera), confesó que “la crisis de confianza en los mercados de crédito probablemente durará más que los previos choques financieros de las pasadas dos décadas” (The Financial Times; 11/09/07), es decir, la “megaburbuja Greenspan” subsistirá un mínimo de dos años y es superior en su conjunto a la suma de los “(d)efectos” Tequila, Dragón, Vodka, Samba y Tango, incluidas la recesión de Estados Unidos en 1987 y la deuda de Latinoamérica de los ochenta. ¡Nada más!

¿Y que tal si nos encontramos ante la peor crisis del mundo capitalista desde la revolución industrial, como aduce James Cumes, anterior embajador australiano y autor del libro El suicidio del gobierno estadounidense? O, peor aún: ¿ante la edad oscura medieval posterior al colapso de los bancos italianos agiotistas Peruzzi y Bardi?

 
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