Usted está aquí: jueves 13 de septiembre de 2007 Mundo Putin nombra premier de Rusia al casi desconocido Viktor Zubkov

Aún no se despeja el camino para la sucesión presidencial

Putin nombra premier de Rusia al casi desconocido Viktor Zubkov

Juan Pablo Duch (Corresponsal)

Moscú, 12 de septiembre. La esperada renuncia del primer ministro Mijail Fradkov, un tecnócrata sin ambiciones políticas propias, lejos de despejar el camino al eventual sucesor del presidente Vladimir Putin deja aún sin respuesta quién ocupará el Kremlin a partir de marzo de 2008, cuando concluye el actual mandatario su segundo periodo consecutivo.

La Constitución rusa no permite un tercer periodo seguido y, por eso, de acuerdo con las reglas no escritas del quehacer político local, seis meses antes de las elecciones presidenciales era previsible que el presidente Putin designara como primer ministro al sucesor, para situarlo, como el mismo se benefició en su tiempo de la formidable plataforma que es la jefatura del gobierno, en una situación de franca ventaja frente a los posibles rivales de oposición.

Pero ni Serguei Ivanov, considerado el candidato de los halcones, ni Dmitri Medvediev, impulsado por el sector liberal del entorno presidencial, quienes desde hace meses, ascendidos a igual rango de primeros vicepremieres, son mencionados por los medios bajo control del Kremlin como finalistas en la carrera sucesoria, tomarán el relevo de Fradkov.

Tampoco Vladimir Yakunin, el director general del monopolio estatal de ferrocarriles, ni Serguei Chemezov, titular de la poderosa corporación de exportación de armamento, ni Serguei Naryshkyn, otro vicepremier, identificados como posibles candidatos de compromiso en caso de que los distintos clanes del primer círculo presidencial no pudieran alcanzar consenso en torno a Ivanov o Medvediev.

Putin, para sorpresa generalizada, salvo unos pocos iniciados, nombró en lugar de Fradkov a un prácticamente desconocido Viktor Zubkov, quien será ratificado por la mayoría oficialista en la Duma el viernes venidero, un día antes de que cumpla 66 años de edad.

Zubkov, hasta este miércoles, se desempeñaba como director del servicio federal de supervisión financiera, una suerte de “agencia de espionaje financiero” contra el lavado de dinero, posición jerárquica de segundo nivel desde la cual sólo una persona de la completa confianza de Putin podría saltar al sillón de primer ministro.

Ciertamente, el nuevo primer ministro trabajó estrechamente con Putin en el Comité de Relaciones Exteriores de la alcaldía de San Petersburgo, pero en los casi ocho años de presidencia de su amigo más joven casi siempre se mantuvo en la sombra, con cargos como el que dejó este miércoles o como el de viceministro de Finanzas de clara subordinación a otras figuras con aparente mayor peso en el Kremlin.

En lo que va de año, el nombre de Zubkov apareció en la prensa rusa con un solo motivo más bien anecdótico. Anatoli Serdiukov, cuestionado por sus detractores como un próspero vendedor de muebles en San Petersburgo reciclado a director del servicio federal de impuestos y sin idea de la problemática castrense, nombrado por Putin ministro de Defensa, el 15 de febrero pasado, resultó ser su yerno.

Los analistas rusos coinciden en que la principal virtud de Zubkov es la misma que se atribuía a Fradkov. Por ello, hay muchas dudas respecto del sentido de cambiar a “un tecnócrata sin aspiraciones políticas propias” por otro igual, pero nueve años mayor.

La designación de Zubkov parece obedecer sólo a dos posibilidades: la primera, que Putin no ha decidido quién será su sucesor, al tiempo que Fradkov empezaba a favorecer a uno de los aspirantes; la segunda, que es parte de una combinación complicada en que el sucesor de Putin es… Putin con una fórmula que le permita conservar el poder sin tener que modificar la Constitución.

En el primer supuesto, Zubkov tratará de controlar desde el gobierno los flujos financieros hasta que Putin opte por un sucesor. Tanto Ivanov como Medvediev, y hasta los otros tres, en la prensa afín al Kremlin seguirán recibiendo tratamiento de tapado y cualquiera de ellos podría encabezar la lista de Rusia Unida, el partido oficialista que tendrá todo en su favor para arrasar en las legislativas de diciembre siguiente.

En el otro escenario, si el Kremlin consigue repetir en la nueva Duma una mayoría constitucional de dos tercios, Zubkov podría ser postulado candidato a la presidencia, consciente de que sería una simple figura decorativa, mientras el propio Putin podría ejercer de primer ministro con poderes de hecho ilimitados.

Además, en 2012, dos años antes de los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi, ciudad del Mar Negro que absorberá multimillonarias inversiones hasta convertirse en un balneario de lujo, Putin podría volver al Kremlin para otros dos periodos presidenciales consecutivos y tal vez hasta ampliados de cuatro a siete años cada uno.

Y si la gestión simbólica de Zubkov fuese un desastre, siempre queda la salida decorosa de declararse enfermo y dimitir unos meses después de tomar posesión, lo cual implicaría convocar elecciones presidenciales anticipadas. Putin podría volver al Kremlin, al no considerarse legalmente un tercer periodo seguido.

Pronto se sabrán las razones verdaderas del nombramiento de Zubkov y, para bien de Rusia, solamente cabe desear que este reajuste en la cúpula del gobierno no sea parte de una carambola que, en aras de perpetuar el poder del titular del Kremlin, pudiera retornar el país a una versión postsoviética de feudalismo.

 
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