Usted está aquí: martes 11 de septiembre de 2007 Espectáculos La historieta vive, la industria ha muerto

La historieta vive, la industria ha muerto

Martín Arceo S.

La industria de la historieta mexicana está muerta, pero las narraciones en viñetas siguen vigentes, en busca de nuevas maneras de llegar al lector, coincidieron autores de cómic reunidos la noche del sábado en la inauguración de la exposición La historieta en México. La muestra, instalada en la estación Hidalgo del Metro, presenta cartones originales de cómics realizados entre 1937 y 2007.

La exposición incluye el trabajo de pioneros como Sixto Valencia (Memín Pinguín) y Antonio Gutiérrez (Lágrimas y Risas), al igual que de Humberto Ramos (El Hombre Araña) y otros creadores que a falta de espacios nacionales para presentar su trabajo, publican en Europa y Estados Unidos.

El principal promotor de la muestra es Ramón Valdiosera (1918) quien explicó las razones para reunir el trabajo de sus colegas: “había que revalorar la historieta mexicana, que estaba pervertida en el porno por necesidad de los dibujantes, y la única manera era que la gente viera lo que hicimos en los pasados 70 años”.

Formar lectores

A sus 89 años, Valdiosera sigue activo, y actualmente realiza el cómic Medio Litro, sobre un pequeño caballero medieval. Adelantó que “el próximo día 15 sale el número 5 de Medio Litro, y pensamos que con esta serie un niño primero lea historietas, luego periódicos, revistas y libros, tenemos que ir formando lectores”.

Sobre la exposición, José Miguel Alva Marquina, director editorial de la revista en línea www.supercomics.com.mx, dijo: “Es una maravillosa oportunidad de dar un recorrido por 70 años de la historieta en México, desde las revistas Pepín y Chamaco. Qué bueno que el maestro Valdiosera retome en esta retrospectiva, lo mismo las series pioneras que lo que se hace ahora, y él mismo con su Medio Litro, que regresa después de casi 45 años al mercado, lo que publica editorial Caligrama, los proyectos de Ka-Boom Estudio, y todas las grandes historietas, como Memín, Chanoc, La Familia Burrón y Tawa, incluso la historieta de los años 80”.

Alva Marquina resumió el sentir de los moneros mexicanos en cuanto a su medio: “La historieta mexicana no está muerta, está yendo a otros medios, si bien muchas personas no quisiéramos que el papel falleciera, también es cierto que tenemos que pensar en medios virtuales y migrar, porque vivimos en una cultura ya globalizada; es más fácil que nos pueda leer gente de otras partes del mundo, pero también tenemos qué pensar en que la dinámica de la sociedad se inclina más al mundo virtual. Lo que está sepultada es la industria de la historieta, muerta desde hace años cuando se sobreexplotó el tema del sexo.

 
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