Usted está aquí: lunes 10 de septiembre de 2007 Espectáculos Quiero que la gente piense sobre la vida al ver mis películas: Mungiu

La cinta 4 meses, 3 semanas y 2 días del director rumano se presentará en el FICM

Quiero que la gente piense sobre la vida al ver mis películas: Mungiu

“No se necesitan grandes cantidades de dinero ni superestrellas para atraer al público”

Arturo Cruz Bárcenas

Ampliar la imagen El director rumano Cristian Mungiu y la directora del Festival Internacional de Cine de Morelia, Daniela Michel El director rumano Cristian Mungiu y la directora del Festival Internacional de Cine de Morelia, Daniela Michel Foto: Notimex

“Estoy tratando de ser lo más honesto que puedo, así como de estar lo más cercano a la historia, sin tratar de establecer ningún compromiso. No quiero que a la gente le gusten mis películas, sino que piensen con ellas. Me preocupa hacer algo falso y desviarme de la vida misma, pues quiero que en las pantallas se refleje la vida real tanto como sea posible”, expresó en entrevista con La Jornada el escritor y director rumano Cristian Mungiu, ganador de la Palma de Oro del Festival de Cannes 2007 por su película 4 meses, 3 semanas y 2 días, que aborda el tema del aborto.

De visita en México, Mungiu anunció que la película se exhibirá en el próximo Festival Internacional de Cine de Morelia (el estreno comercial en México será hasta el próximo año). Haber ganado en Cannes lo considera un triunfo personal y para su país, pues demostró que no se necesitan grandes cantidades de dinero ni superestrellas para atraer la atención del público.

4 meses, 3 semanas y 2 días es apenas su segundo largometraje de ficción; el filme impone un estilo distintivo. Mungiu egresó de la Escuela de Cine de Bucarest y comenzó su carrera como asistente de director trabajando con cineastas de renombre como Bertrand Tavernier y Radu Mihaileanu.

En tiempos de Ceausescu

Dirigió y produjo cortometrajes y documentales, siempre con el propósito expreso de captar algún fragmento de la realidad, de su realidad: evocar un sentimiento, documentar un suceso histórico o registrar el ambiente social de su entorno. En su opera prima, titulada Occidente, abordó el tema de la migración y la identidad nacional. En 4 meses, 3 semanas y 2 días se adentra de nuevo en este último tópico, aunque de manera más intimista: hace referencia al embarazo de su protagonista; trata el tema del aborto en Rumania y su penalización durante el régimen comunista de Ceausescu.

Retrata el ambiente represivo de la Rumania de los años 80, siguiendo de cerca las terribles experiencias de dos mujeres. Las imágenes destacan por su realismo riguroso.

–¿Qué puede una película cambiar en una persona?

–Yo no quiero decir que las películas cambien el mundo, pero yo espero que sean lo suficientemente populares para tener la fuerza de influir en decisiones personales. Por supuesto, no estoy hablando de todas las películas, porque para mí deben contarse historias relevantes.

–Carlos Reygadas, director de cine, ha dicho que casi todo el cine es falso…

–Quien vea mi última cinta verá la respuesta. Estoy tratando de ser todo lo honesto que puedo.

–¿Qué opina de lo que hacen las industrias del cine en India o China, que son diferentes a las de Hollywood y han tenido éxito?

–Sólo las puedo felicitar y sentirme feliz porque sea así. Desgraciadamente eso no sucede en mi país, pero pienso que es bueno tener alternativa a las películas tradicionales, a las que estamos acostumbrados a ver. Yo creo que todo mundo debería contar nada más su propia historia y hablar de lo que sabe, porque lo bueno es la diversidad. Yo no tengo nada en contra de una buena película estadunidense, pero sí tengo problema cuando tengo que ver sólo películas de ese país.

“Por eso es que cintas de países más pequeños se han hecho populares cuando cuentan historias locales. ¡La gente ya está cansada de las películas tradicionales de Estados Unidos”.

–¿Ha sido difícil cambiar la idea de que las películas de los países de Europa oriental son frías, rígidas, no comerciales?

–Para la mayoría de la gente fue casi imposible, y me refiero solamente a mi país, porque la censura era tan fuerte que se hacían películas intrincadas, muy complicadas y metafóricas, pero en cuanto llegó la libertad descubrieron que podían hacer películas sencillas. No es un accidente que en Rumania ahora haya realizadores cinematográficos muy populares que han ganado premios en Cannes en años recientes.

“Y no son los directores de antes, sino gente de entre 30 y 40 años, porque hemos logrado regresar a las historias sencillas y enfocarnos en las emociones. En Rumania se hace cine por medio de un concurso, de una competencia anual de guiones en la que todo el mundo se inscribe. Al ganador el gobierno le da la mitad del presupuesto, lo cual es de 300 mil a 350 mil euros.

“Nosotros podemos producir entre ocho y 12 películas al año. El resto del presupuesto se busca con inversionistas privados, lo cual es muy difícil. Es más fácil hallar coproductores en el resto de Europa”.

–Decía Alfred Hitchcock: no mates a un niño en una película, pero algunos directores han transgredido este consejo. Usted deja ver un feto, un niño muerto…

–Creo que si él pudiera apreciar el efecto de esta película, estaría muy orgulloso de lo que hice.

 
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