Usted está aquí: viernes 7 de septiembre de 2007 Opinión Penultimátum

Penultimátum

El Bicentón y la cultura

Entre las aportaciones culturales que hará el Teletón al Bicentón hay algunas de enorme valía. Citamos las primeras acordadas con el CNCA.

Se entregará un busto de don Ernesto Alonso, quien reinventó la historia con las telenovelas, al grado de que hoy en los círculos de historiadores que valen la pena se usan las iniciales at y dt (antes de las telenovelas y después de las telenovelas); un retrato a lápiz y al óleo de Paco Malgesto, que fue para la televisión lo que el Congreso Constituyente de Querétaro para el turismo de la entidad; un disco del Coro de Niños de Televicentro que canta Doña Blanca en siete idiomas, todos variantes del español; una foto panorámica donde están todas las grandes personalidades que Televisa ha inventado, con un mapa de identificaciones porque ya a estas alturas nadie las conoce; una foto de Raúl Velasco tomada en jueves; una serie completa de Big Brother estudiada por telépatas.

Gracias a esta promoción, el Bicentón tendrá lo que hasta ahora le falta: caché, meneíto, caderazo en forma, frotadita de narices, guiño de ojos a las tres de la mañana y conciencia de las responsabilidades históricas de la nación.

Por otro lado, supimos de las serias divergencias que existen entre los directivos de Televisa y el responsable del Teletón y el Bicentón por querer imponer a Lucerito como la Corregidora en una miniserie de 280 capítulos. No está mal y su sonrisa es igual a la que aparece en los billetes del Banco de México, dijeron los asesores históricos y artísticos del Teletón. Pero no es verdad que la Corregidora siempre estuviera acompañada de un guarura, como exige la mamá de la cantante. Hay también desavenencias de tipo histórico en cuanto a quién debe representar El Pípila. Aunque se sabe del carisma internacional del señor Adal Ramones, se cuestiona que quiera cargar la histórica losa luciendo una cachucha con el emblema del equipo América, para que lo reconozcan los héroes que nos dieron patria y libertad. En esa época no existía tal prenda y el futbol apenas se practicaba en algunos pueblos aislados de Yucatán, compitiendo con el juego de pelota.

Pero lo que rebasa el vaso de las divergencias históricas es el intento de algunos asesores del Teletón de eliminar del elenco de héroes patrios a Manuel El Loco Valdés, a quien don Ernesto Alonso había prometido el papel con que el actor ha soñado toda su vida: el de don Antonio López de Santa Anna, el patrocinador de Colofox y Cupertino. El Loco iniciará su parlamento santánico con una frase tomada de la Constitución de 1814.

En cambio no hay discusión para que el actor Jaime Camil encarne al padre de la patria revisitada, don Porfirio Díaz, quien era buceador en las lagunas de Zempoala y clavadista de la Quebrada, Acapulco, donde precisamente se aficionó a relegirse. Esperamos con ansiedad esta serie.

Pero con más ansias aguardamos el momento en que los insurgentes, comandados por Ignacio Allende, forman un equipo de futbol para enfrentarse en el estadio Azteca a los realistas encabezados por el virrey Callejuela.

 
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