Usted está aquí: jueves 30 de agosto de 2007 Mundo Reprime el gobierno de Michelle Bachelet protesta de trabajadores

Miles de chilenos se manifestaron contra el modelo neoliberal heredado del pinochetismo

Reprime el gobierno de Michelle Bachelet protesta de trabajadores

Los enfrentamientos dejaron más de 400 detenidos y decenas de heridos, entre ellos un senador

Líder sindical acusa a la presidenta de incumplir su promesa de disminuir la desigualdad social

enrique gutierrez (corresponsal y agencias)

Ampliar la imagen Manifestantes reunidos en la Plaza Italia son "dispersados" por la policía militarizada con chorros de agua Manifestantes reunidos en la Plaza Italia son “dispersados” por la policía militarizada con chorros de agua Foto: Reuters

Santiago, 29 de agosto. Más de 400 detenidos y decenas de heridos, entre ellos un senador y varios reporteros, dejó este miércoles un paro nacional en Chile convocado por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), en protesta por el modelo económico neoliberal heredado de la dictadura de Augusto Pinochet, que impulsa el gobierno de la presidenta socialista Michelle Bachelet, y en demanda de mayor equidad social y mejores condiciones laborales.

Las marchas de protesta fueron lideradas por dirigentes sindicales y en ellas participaron trabajadores y estudiantes, e inclusive diputados oficialistas que exigieron la renuncia del ministro de Hacienda, el independiente Andrés Velasco.

Pero las movilizaciones populares tuvieron importantes efectos colaterales, entre éstos el regreso de viejas prácticas represivas de la policía militarizada de carabineros, uno de cuyos oficiales golpeó con una macana en la cabeza al senador socialista Alejandro Navarro, quien denunció el hecho y la institución policial le ofreció disculpas.

Durante la jornada, piedras y bombas incendiarias fueron utilizadas por los manifestantes que chocaron en distintos puntos de la capital con los policías, quienes intentaron repeler con caballos, carros lanzagua y gases lacrimógenos a los participantes en las marchas que intentaban avanzar hacia la sede del gobierno, el Palacio de La Moneda, fuertemente custodiado.

Dos camarógrafos y el poeta y premio Nacional de Literatura Raúl Zurita resultaron lesionados por la policía capitalina, mientras que un reportero gráfico y un agente fueron alcanzados por una bomba incendiaria.

En total, 11 carabineros resultaron heridos durante las manifestaciones, indicó la institución, mientras que entre los detenidos se encuentra un periodista de la televisión estatal.

De acuerdo con el defensor de derechos humanos Hugo Gutiérrez, el cuerpo de carabineros puso en práctica un nuevo sistema de contención de multitudes al detener tempranamente a los dirigentes de las columnas de manifestantes en formación, para así desarticularlas.

Agregó el dirigente que el único culpable de los desmanes de la jornada tiene un nombre: la intendencia de Santiago.

El intendente, como órgano desconcentrado territorialmente, es el representante natural e inmediato del presidente de la república en el territorio de su jurisdicción, una región de Chile, y en quien reside el gobierno interior de la misma.

Este funcionario, que tiene bajo su mando la fuerza pública, es nombrado por el presidente y se mantiene en el puesto mientras cuente con su confianza

Las marchas, a las que se adhirieron 18 gremios, entre ellos el de los profesores, además de estudiantes, empleados estatales, provocaron problemas en el trasporte público santiaguino, que no se plegó al llamado a paro de la CUT, pero que se vio afectado por los bloqueos que realizaron los manifestantes.

Las refriegas cortaron parcialmente el tránsito que circulaba por la céntrica avenida Alameda Bernardo O’Higgins y afectaron el funcionamiento del comercio y el transporte público. Varias universidades, además, cancelaron sus clases.

A la hora en que en la Plaza Italia se empezaban a vivir los primeros enfrentamientos, la presidente socialista Bachelet instó a la calma, petición que no tuvo eco entre los manifestantes.

“En democracia y en mi gobierno los trabajadores podrán siempre expresar pacíficamente sus demandas y defender sus derechos. Eso sí hay un límite y quiero que todos lo entiendan muy bien”, dijo enfatizó.

La mandataria hizo incluso un llamado al diálogo. “Quiero que todo entiendan bien: se requiere de diálogo y no de presiones, de acuerdos y no de violencia, porque la democracia no necesita ni desorden ni violencia”, apuntó.

En paralelo a las protestas, la Cámara de Diputados aprobó en primer trámite una reforma a la fracasada seguridad social.

Además, sesionó por primera vez el llamado “consejo de la equidad”, constituido la semana pasada por Bachelet y que debe elaborar propuestas en materia de trabajo, competitividad y definir un salario “ético”, superior al mínimo actual equivalente a 274 dólares mensuales.

Además, el gobierno reveló que el desempleo en el país fue de 7 por ciento en el trimestre móvil mayo-julio, su menor nivel para ese periodo en casi 10 años de gobiernos de la Concertación por la Democracia, coalición de socialistas, democristianos y otras fuerzas menores.

El diputado socialista Sergio Aguiló y otros parlamentarios de su colectividad política, entre ellos el senador Navarro, demandaron la renuncia del ministro de Hacienda, a quien culparon de “insensibilidad social”.

Amplia acogida

El líder de la CUT, Arturo Martínez, quien acusó al gobierno de Bachelet de hacer mal las cosas e incumplir su promesa de disminuir la desigualdad social en Chile, afirmó que “no solamente en Santiago hubo una amplia acogida a la movilización popular”, sino en todo el país, en ciudades principales como Rancagua, Valparaíso y Concepción, y en la provincia de Arauco, cuya única carretera de acceso fue cortada por los paristas.

“Los trabajadores hoy han tenido mayor dignidad. El pueblo de Chile está orgulloso de tener trabajadores conscientes, que salieron a la calle a reclamar sus derecho”, dijo Martínez en un balance a la prensa.

Esto, consideró, “significa que hemos iniciado un proceso interesante para cambiar las cosas”, en alusión a las nutridas marchas que se registraron en Santiago, donde según la policía participaron 4 mil manifestantes.

El ministro del Interior, Belisario Velasco, por su parte, manifestó que pese a todo la situación, en líneas generales, fue de relativa normalidad.

La protesta de los trabajadores tuvo como símbolo a una vaca, que “está cansada de ser ordeñada en beneficio de unos pocos”, según la CUT.

La central sindical recurrió a esta analogía para describir el hastío de los trabajadores chilenos, pues afirma que ellos están cansados de no acceder a los beneficios del sistema económico chileno, que este año llevará a la economía a crecer en el orden de 6 por ciento.

El director de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Juan Somavía, consideró que la movilización de trabajadores es una “llamada de atención” para la sociedad chilena, tras reunirse con la presidenta Bachelet, a quien dijo que los problemas de desigualdad social en Chile “son reales”, por lo que sería necesario encontrar rápidamente fórmulas para resolverlos.

Al final de la jornada, el subsecretario del Interior, el democratacristiano Felipe Harboe, afirmó que el gobierno presentó cinco querellas contra varios manifestantes detenidos por desórdenes en la vía pública y por portar armas de manera ilegal.

 
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