Usted está aquí: miércoles 29 de agosto de 2007 Sociedad y Justicia Celebran en el Palacio de los Deportes a los adultos mayores

Miles se dieron cita para bailar durante ocho horas

Celebran en el Palacio de los Deportes a los adultos mayores

gabriel leon zaragoza

Ampliar la imagen Festejo en el Palacio de los Deportes con motivo del Día del Adulto Mayor Festejo en el Palacio de los Deportes con motivo del Día del Adulto Mayor Foto: Jesús Villaseca

Vestidas a la usanza de los años 50, miles de personas de la tercera edad acudieron desde temprana hora a celebrar su día en el Palacio de los Deportes, donde además del área del domo los organizadores habilitaron dos carpas como pistas de baile para dar cabida a poco más de 50 mil personas que en el atardecer de la víspera dnzaron de manera continua al ritmo que siete bandas les impusieron.

Anoche los marcapasos y el suave andar fueron olvidados durante ocho horas por los sesentañeros, septuagenarios y hasta octogenarios, que sin cesar se disputaban cordialmente cada palmo de la pista.

Gradas y pasillos y todo aquel hueco plano del recinto ubicado en el oriente de la ciudad fueron ocupados para lustrar suelas de miles de calzados que seguían la síncopa del rock and roll, rumba, cumbias y hasta quebraditas, pero los espacios se tornaban oquedades en cuanto su majestad el danzón hacía acto de presencia.

A sus recién cumplidos 60 años de edad, Sergio Osorno, Checo el bailador, se dio gusto en el baile con cuatro damas –dos en cada mano– de forma simultánea, que ante la ausencia de iniciados en el danzón las acompañantes hicieron caso omiso y dejaron que sus cuerpos se menearan al compás del dos por cuatro de la música popular.

En el coso de los Deportes, Chucho Vargas y su pareja, Paquita la Rumbera, hacían gala del vestir al más puro estilo pachuquesco, según sus palabras: él se arregló con su traje de gala, que acompañó con los imprescindibles zapatos de charol de dos caras y tacón cubano, así como sombrero de ala corta.

Al igual que él decenas de varones integrantes de los clubes de la tercera edad ajustaron sus cuerpos a la usanza cincuentera y pidieron a sus parejas usar vestidos de canutillo, con vuelo corto para que en cada revés lucieran las piernas.

“Quienes no enseñan pierna no bailan, porque a más pierna más peticiones de baile”, es alguna de las máximas en el caló que comparten cuando tienen oportunidad de recordar sus mocedades.

Los servicios médicos manifestaron sorpresa por el bajo número de casos de arritmia cardiaca que tuvieron que atender, sobre todo si se considera que en el encuentro dedicado a las personas de la tercera edad nadie paró de bailar y pocos fueron los que se sentaron a descansar.

 
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