Usted está aquí: sábado 25 de agosto de 2007 Cultura Coetáneos de Caetano

Coetáneos de Caetano

El relevo generacional en ese sistema prodigioso de vasos comunicantes que forma la cultura musical brasileña se sucede con ternura y con tersura. A los grandes nombres (Tom Jobim, Chico Buarque, Gal Costa, María Bethania, Caetano Veloso, Gilberto Gil, Joao Gilberto, et. al.) se añaden otros nuevos, muchos engarzados a los anteriores. Es decir, que la mayeútica (Sócrates en tanga verdemarelha) no se limita a las lecciones maestro-alumno, sino que la cultura tradicional (como toda aquella que se precie de tal) se transmite de generación en generación. En el álbum central del Disquero, por ejemplo, luce el nuevo disco de la hija de Joao Gilberto y sobrina del gran Chico Buarque. Pero en los anaqueles observamos también discos de María Rita, hija de la inmensa Elis Regina, y figuras fulgurantes que no necesariamente fueron concebidas en camas de celebridades, como la extraordinaria cantante Virginia Rodrigues, sobre cuya noble humanidad no pesan aún los reflectores, aunque pronto el mundo sabrá lo que es bueno (ya en un Disquero añejo nos encargamos de glosar sus voluminosas bondades). Esto viene a colación porque el nuevo disco del maestrísimo Caetano Veloso, quien se presentó anteanoche en el Auditorio Nacional, engarza a la perfección en esa cadena creativa. El álbum, titulado ce, fue producido por una nueva luminaria: el guitarrista Pedro Sa, y en la banda del maestro figura en primera línea su hijo, Moreno Veloso. El disco entero es un prodigio de continuidad cultural, coherencia creativa, aggiornamento, portento. El segundo track, titulado Minhas lágrimas, es un poema tocado por la gracia divina, un lamento arcangélico cuyas alas están labradas por el viento que surcan los ángeles, cuya desolación es el personaje de esta pieza magnífica. Todo el disco posee una instrumentación genial, debida a los jóvenes músicos, a quienes el maestro Veloso está pasando la estafeta, a pesar de que tiene todavía muchos venturosos años por volar. Nao me arrependo inicia con guiños a un clásico de Lou Reed (Take a walk by the wilde side), potencia que se expande en un furor orquestal ecléctico en el resto de las piezas, siempre emocionantes e irresistibles. El track final, O herói, remite a Haití, en el que Caetano dejó grabado para siempre el profundo sentido social de su música, que ahora retoma.

 
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