Usted está aquí: viernes 24 de agosto de 2007 Opinión Ciudad Perdida

Ciudad Perdida

Miguel Angel Velázquez

NI, los enredos de una tribu

Las cartas sobre la mesa de Ebrard: trato deferente a cambio de no interferir en la elección interna del PRD

Pase lo que suceda, después de los resolutivos del congreso del PRD Nueva Izquierda, la tribu que encabeza René Arce Islas en el Distrito Federal, ha tejido una fina telaraña alrededor de Marcelo Ebrard en la que, juran, pronto se verá enredado.

Ese grupo, que a toda costa trató de imponer en los acuerdos finales del PRD un punto (el tres) en el que no sólo se aceptaba que existieron errores imputables al equipo de campaña, que impactaron los resultados de la contienda electoral, sino que reconocía la derrota, es decir, le otorgaba a Felipe Calderón la legitimidad que tanto le urge -aunque después se retractara de todo lo que intentaron-, está a punto de lograr un acuerdo con el jefe de Gobierno que lo sume a su estrategia.

Cuentan algunos de los militantes de esa tribu inconformes con su "caudillo" que ya se han reunido con los asesores de Marcelo Ebrard y que les han puesto las cartas sobre la mesa. Se trata, explican, de formar un grupo político sólido que les permita un buen margen de maniobra a los dos (el jefe de Gobierno y NI) sin que, aparentemente, alguien pierda.

Como en buena trampa, Arce ató un cordero a la mitad del engaño para inquietar el hambre del león. Se le propuso, por ejemplo, que dejara pasar la elección para definir al máximo líder del partido, es decir, que no se metiera. A cambio le prometieron que ellos, los chuchos, estarían de acuerdo -le permitirían, sería la expresión más atingente- en que Ebrard propusiera un candidato a la contienda por el liderazgo perredista en la ciudad.

Para tal encomienda, dicen los mismos chuchos, se atacó o se ataca, no sabemos el grado de avance que lleva el supuesto acuerdo, al eslabón más débil de Ebrard: Alejandro Rojas Díaz Duran, quien ha llevado, hasta donde cuentan, las negociaciones al respecto.

La trampa está por funcionar con la presa adentro, y a partir de la próxima semana, según dicen, se podría empezar a observar un cambio drástico en la actitud hacia el jefe de Gobierno respecto de esa tribu, que da por hecho el acuerdo que, sin la interferencia de Ebrard, les deje el camino libre para llevar a Jesús Ortega al liderazgo nacional del PRD.

La especie, aunque proviene de los mismos miembros de Nueva Izquierda, no parece del todo creíble, si nos atenemos al supuesto de que el mayor capital político del jefe de Gobierno esta en su férreo rechazo a establecer contactos personales con Felipe Calderón, y pactar con Nueva Izquierda sería convertir su fortaleza en la obsecuente docilidad que demanda el grupo de Ortega-Arce.

No obstante, para la tribu perredista opositora a López Obrador, los resultados del congreso que recién terminó abren el camino para ese acuerdo. Si bien es cierto que el punto tres, donde el fraude electoral se transformaría en derrota -como lo esperaba la derecha y lo propuso NI- causó vergüenza entre los delegados y no fue aceptado, las tribus de Ortega lograron imponer que la elección para el más alto cargo perredista se diera en contienda interna, lo que, cuando menos en el papel, asegura el triunfo del mismo Ortega.

De esa manera, con los chuchos al mando, el enfrentamiento con Ebrard si no les asegura el triunfo sí promete una batalla fragorosa donde, según ellos, el débil es el jefe de Gobierno, por lo que la oferta de un acuerdo parecería el mejor camino.

No obstante, un cambio de actitud de Marcelo Ebrard respecto de esa tribu sería detectado de inmediato por los simpatizantes del PRD que saben perfectamente a qué se dedican los chuchos, y entonces el jefe de Gobierno perdería, con toda seguridad, el capital político que tanto trabajo le ha costado acumular.

Será el mismo Ebrard quien haga sus mediciones, y tiene los suficientes elementos para hacerlo. Por lo pronto, está más que claro que el PRD ha perdido las últimas elecciones y que López Obrador no ha llamado a los afiliados a la Convención Nacional Democrática al voto.

Es decir, con Nueva Izquierda Ebrard tiene asegurado que logrará mayores acuerdos con la derecha en su conjunto, pero también correrá la misma suerte que el PRD sin la acción del lopezobradorismo: el fracaso, y eso, sin duda, alcanzará al DF. Allá él.

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