Usted está aquí: martes 21 de agosto de 2007 Espectáculos “El arte no se valora por sus consecuencias políticas o religiosas”

El músico Caetano Veloso vuelve a México; el jueves se presentará en el Auditorio Nacional

“El arte no se valora por sus consecuencias políticas o religiosas”

El movimiento Tropicalismo en Brasil, en los años 60, era rechazado por la izquierda, pues nos consideraban sometidos al imperialismo estadunidense porque nos interesaba el rock, dice

Juan jose olivares y juan carlos g. partida (corresponsal)

Ampliar la imagen El músico brasileño se presentará hoy en Zacatecas y el jueves en el Auditorio Nacional El músico brasileño se presentará hoy en Zacatecas y el jueves en el Auditorio Nacional

Ampliar la imagen Caetano Veloso durante el concierto en el Teatro Diana Caetano Veloso durante el concierto en el Teatro Diana Foto: Arturo Campos Cedillo

Guadalajara, Jalisco, 20 de agosto. Unos minutos antes de entrar a escena, Caetano Veloso (1942, Santo Amaro de Purificação, Bahía) tiene tiempo para cruzarse de piernas al estilo hindú en un sofá y hablar con La Jornada de Jimmy Hendrix, el Tropicalismo y su exilio forzado en Londres por una dictadura militar que lo echó del país por considerarlo comunista.

–¿Cuáles fueron las razones de su destierro?

–En el 68, en diciembre, nos pusieron en prisión a Gilberto Gil y a mi por dos meses. Nunca explicaron por qué. El golpe de Estado inicial fue en el 64, pero en el 68 llegaron los militares más reaccionarios; el Tropicalismo inició en 1967 y un año después llegó este nuevo golpe dentro de la dictadura. Lo que nosotros hacíamos era rechazado por las izquierdas, porque nos consideraban sometidos al imperialismo yanqui ya que a nosotros nos interesaba el rock y la nueva izquierda estadunidense y la configuración de la contracultura internacional, y eso a los de izquierda les parecía anatema, aunque nosotros apoyábamos a los movimientos de izquierda, salíamos a la calle con la gente que nos silbaba porque pensaba que éramos proestadunidenses, así que los militares nos encontraron, éramos como pioneros de pelo largo en Brasil en los años 60 y con actitudes de apoyo a la izquierda, aunque ésta nos ignorara, los militares no entendieron nada y nos pusieron primero en prisión y después nos exiliaron.

–¿Qué tanto marcó el exilio su música, sobre todo al llegar a Londres en una época en donde las grandes bandas inglesas dominaban el mundo del rock?

–Cuando llegamos a Londres los Beatles habían terminado, pero ellos nos habían influenciado desde antes. Claro que vimos muchos conciertos, pero con la nostalgia de Brasil que teníamos ya no nos marcaban tanto, las más grandes influencias habían sido previas a nuestro exilio: Los Beatles, Jimmy Hendrix y el sonido Motown.

“No somos líderes de opinión”

Los artistas no deben ser líderes de opinión, pero “puede que sean, en modesta medida, contribuyentes para la creación de un clima de juicio”.

No se puede decir que el artista deba liderar el sentir político, asegura el internacionalmente reconocido músico, cineasta y escritor Caetano Veloso.

–¿Qué opina de los nuevos gobiernos de izquierda en Latinoamérica? –Se le cuestiona al artista.

–Son muy distintos. Es obvio que el de (Hugo) Chávez contrasta con el de (Michelle) Bachelet: él repite la retórica antiestadunidense; ella mantiene la política económica iniciada por Pinochet, de sintonía con el neo-liberalismo. Lula está en medio: mantiene la política económica de (Henrique) Cardoso, pero dice cosas simpáticas a Chávez y agradables a Bush. (Evo) Morales y (Tabaré) Vázquez son menos determinantes. En general es comprensible que la política de Estados Unidos durante la guerra fría encuentre respuestas hostiles ahora en el continente. Y aclaro: no es malo que Lula esté en el medio.

–¿Considera que ya no hay dictaduras en América Latina ni siquiera disfrazadas de gobiernos democráticos?

–No estoy tan cierto de ello. Pero el hecho de tener que disfrazarse es ya algo mejor.

–Una queja constante en los países de América Latina es la falta de apoyo de las autoridades culturales hacia sus expresiones artísticas. En el caso de Brasil, que el ministro de Cultura sea un artista y amigo suyo (Gilberto Gil), ¿ha cambiado las cosas?

–Oigo muchos que dicen: sí. Escucho también los que se quejan de tentaciones dirigistas del gobierno y su ministerio. Pero Gil ha sido, hasta aquí, capaz de evitar el dirigismo y de, sin dinero, conseguir algunas cosas como la creación de los llamados puntos de cultura.

Músico y cineasta

Caetano Veloso es uno de los mejores artistas brasileños. Reconocido internacionalmente, canta y compone cual susurro estruendoso o grito al oído. Ha ganado dos veces el Grammy y editado más de 40 discos; tiene publicados cinco libros, y ha elaborado música para películas y filmado una como director. Es la personificación del rejuvenecimiento creativo en cada proyecto que emprende.

“Trabajo y vivo. Escucho y observo. Mi memoria y mi entusiasmo no están todavía demasiado disminuidos por la edad”, comenta quien no iba a ser músico, “quería ser profesor o director de cine. Desde niño adoro el cine. A los 18 años era crítico de un periódico en mi ciudad. Después soñé ser director”.

De hecho “dirigí una película en los años 80 (O cinema falado). Es buena. Pero fue sólo un experimento. Deseo hacer otras. Creo que tengo más talento para el cine que para la música (lo que no es decir mucho, pues no creo que mi talento para la música sea grande), pero no tengo vocación para la vida de cineasta. La vida de músico es muchísimo mejor. Dirigir películas es complicado (no por lo artístico sino por la logística)”.

Veloso se presentó ayer en Guadalajara (teatro Diana); este día lo hará en Zacatecas, y culminará su segunda visita a nuestro país el próximo jueves en el Auditorio Nacional.

Maria Bethânia me ha enseñado mucho sobre la vida

Sin talento dice él para la música, Veloso aprendió en su casa a tocar el piano y a los nueve años compuso su primera pieza. Viene de una familia amante del arte sonoro. La primera oportunidad en el mundo de la música la tuvo a lado de su hermana, la cantautora María Bethânia, quien por cierto se dio a conocer en Río de Janeiro como sustituta de la cantante Nara Leao en un musical. A ese viaje a Río, Caetano acompañó a su hermana y posteriormente ganó un premio como mejor letrista con Um dia, en el festival de TV-Record, lo que le permitió firmar su primer contrato con el sello Philips. Junto con Gal Costa grabó su primer álbum, Domingo.

“Soy cuatro años mayor que Bethânia. En una entrevista para un documental que hicieron sobre ella, dice que yo le enseñé todo. Pero la verdad es que no sólo ella empezó profesionalmente antes que yo (fue gracias a ella que me lancé como músico profesional), sino que desde niña su fuerte personalidad me ha enseñado mucho sobre la vida”, asegura el músico.

Caetano Veloso es creador junto con Gilberto Gil, Gal Costa, Os Mutantes, entre otros, del Tropicalismo (movimiento musical renovador de Brasil que se desarrolló a finales de los años 60 y que muestra la fusión de elementos de la bossa nova, el rock y la música tradicional de Bahía). El álbum colectivo Tropicália ou Panis et Circensis puede considerarse el manifiesto de este movimiento. Veloso grabó en 1968 su primer álbum solista llamado Caetano Veloso y su música cruzó las fronteras con su controvertida É proibido proibir.

“Siempre surgen ocasiones para encontrarme con mis compañeros. No hace mucho, Gal, Bethânia, Gil y yo hicimos otra vuelta de Doces Bárbaros (tal y como sucedió en el año 77). El año pasado hice una gira con Milton Nascimento y compusimos juntos toda la música de una película; salimos cantando –con banda, arreglos y escenografía– los temas del filme y también composiciones nuestras y de otros, como Chico (Buarque), (Antonio Carlos) Jobim…, música de otros periodos”

La música de Caetano Veloso y compañeros de esa generación, ha influido en intérpretes actuales, como Chico Science and Nacao Zumbi. No obstante, el cantautor considera que “el Tropicalismo generó más consecuencias que influencias. Por ejemplo, Nação Zumbi, el grupo de Science (que sigue muy activo sin él), es tan consecuencia del Tropicalismo como lo es Axé Music de Bahia o el rock de los 80. Lo que quizá acerque a bandas como Nação Zumbi al Tropicalismo es el hecho de que ellas son parte de un movimiento consciente que se articuló en Pernambuco”. No sólo música y cine, en el 77 Veloso publicó el sobresaliente Alegría, libro que es una colección de artículos y poemas que abarca desde 1965 hasta 1976. En 1981 alcanzó su primer éxito con Outras palavras, y a partir de entonces su fama se extendió por todos los rincones del mundo.

Sobresalen: Estrangeiro, lanzado en 1989, y en 1991, Circuladô. Para la versión en vivo, el diseño de la tapa fue idea de Caetano y fue lanzada en 1992 como una pieza maestra. En 1993 salió Tropicalia 2, con Gilberto Gil. Fina Estampa apareció en 2000 y Noites do norte, en 2001. En 2006 editó , con canciones inéditas de su autoría. Y sus colaboraciones se aprecian en discos de diversos músicos. Por ejemplo, en 2003 colaboró con Nelly Furtado en su disco Loose.

Herencia del Tropicalismo

–¿Cómo han asumido los jóvenes músicos el legado del tropicalismo?

–Tuvo más consecuencias que influencias, creó ambientes, abrió posibilidades y hay mucha gente que por décadas surge, trabaja y crea, pero como influencia directa no sé, se puede encontrar en Marisa Mounch, en los bahianos cuando empezaron en los años 70 y quizá haya algo en los grupos del Mangetit –un movimiento de Pernambuco de los años 90.

–¿Cómo se ha manifestado la adaptación de la música tradicional brasileña a los complejos recursos electrónicos de la época moderna?

–Esto ha sido siempre casi orgánico en Brasil, porque la música brasileña popular ha sido siempre muy fuerte y capaz de utilizar lo que sea que venga y seguir. El tropicalismo mismo, hace 40 años, fue una utilización muy audaz de procedimientos entonces muy modernos, sea de la canción pop o del rock internacional, sea de la cultura que después vino a ser llamada posmoderna, sea desde las películas de Godard al arte pop americano, como también las películas de Glauber Rocha en Brasil, y también las experiencias ultramodernas del tardomodernismo de los años 50 como la poesía concreta, así como procedimientos de la música seria de vanguardia. Todo ello lo utilizó el tropicalismo y siguió siendo música popular brasileña muy fuerte.

–¿Cómo viven y asumen los músicos consumados y los que aún no lo son este relevo generacional?

-Cuando yo comencé a trabajar tenía como generación precedente a Joao Gilberto y Antonio Carlos Jobim, los más grandes creadores de la bossa nova, los inventores, y ellos tenían como generación precedente a otros músicos gigantes. Entonces no creo que sea problema este relevo generacional. Al contrario, toda esta gente adora a las personas mayores, las reconoce, así pasó con nosotros también.

“Las manifestaciones artísticas no se valoran por sus consecuencias políticas, por sus responsabilidades ideológicas o religiosas, no puede ser así, porque nunca fue ni podría serlo, arte es arte y entretenimiento es entretenimiento, y forma, elegancia y sensibilidad son eso, no son opiniones religiosas o políticas, uno puede adorar la música de Bach y no creer en Dios, y no le hace falta.”

Cada disco, una historia

–Para muchos la edición de un disco es como dar a luz a un hijo. Se le comenta.

–Nada es igual a un hijo. Hago discos como si fueran filmes. Cada producción tiene su historia y sus motivaciones. Pero me gusta más cantar en vivo.

–El disco supone un giro, un regreso a esa estética de la “voz nueva” que muchos de sus seguidores extrañaron.

–Mi trabajo ha sido siempre diverso, desde el Tropicalismo en los años 60. Hay más semejanzas entre A Foreign Sound o Noites do Norte y de lo que muchos creen. Pero está claro que es sobre todo la creación de una nueva banda de rock: con los tres chicos, he creado una banda que toca temas casi-roqueros y otros extraños al género. El resultado es satisfactorio para mí. Me dio alegría hacerlo.

Veloso considera que la bossa nova tiene símiles, ritmos con los cuales se le pueda empatar. “Y además hay también muchas mezclas de bossa nova, por ejemplo con el drum and bass, el funk o tango. João Gilberto grabó algunos boleros y su Oba-la-lá, cancion de su primer disco, es una especie de bolero. El bolero –sobre todo el filín (que se desarrolló en Cuba)– ha influenciado a la bossa nova.”

 
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