Usted está aquí: domingo 19 de agosto de 2007 Opinión ¿La Fiesta en Paz?

¿La Fiesta en Paz?

Leonardo Páez
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Presencia de Joselito Huerta

Ampliar la imagen Con su sentida faena, Federico Garmendia El Mexicano honró también la memoria de Joselito Huerta Con su sentida faena, Federico Garmendia El Mexicano honró también la memoria de Joselito Huerta Foto: El Saltillense

Hay espiritus cuya fuerza y entrega vocacional les impide partir del todo tras abandonar el cuerpo heroico que los contuvo. Tal es el caso de Joselito Huerta, uno de los maestros más importantes del toreo en la segunda mitad del pasado siglo, quien a diferencia de otros que nomás figuran supo triunfar en los principales cosos del mundo, sin toros ni alternantes aborrecidos.

El 11 de julio su viuda, la ganadera Martha Chávez, y uno de sus hijos, Omar, organizaron en memoria de José un singular festival taurino en el hermoso cortijo familiar de Atizapán de Zaragoza, estado de México. Ante encastadas reses del inolvidable maestro de Tetela de Ocampo los alternantes se disputaron el trofeo Joselito Huerta a la mejor faena, consistente en una emotiva fotografía en la que el maestro poblano aparece flanqueado por Rafael Gómez El Gallo y Juan Belmonte.

Mas de alguno se preguntará dónde está lo emotivo si El Divino Calvo y El Pasmo de Triana se fotografiaban todos los días con gente del medio. Pues en el hecho de que quisieron tomarse varias fotos con un joven torero mexicano apodado precisamente Joselito, como el hermano de Rafael y rival de Gaona y Belmonte, José Gómez Ortega, Gallito o Joselito, sobrenombre éste que nadie había osado utilizar.

Pero despues de haber visto a Joselito Huerta cortarle las orejas a su lote en la Maestranza de Sevilla, el 15 de agosto de 1956, precisamente con ganado de Belmonte, ambas leyendas posaron satisfechas con él al comprobar que quien así se apodaba no era ningún chalado, sino una figura de los ruedos en cierne, dispuesto a honrar la memoria del otro Joselito y, sobre todo, a honrar su vocación de torero mexicano consciente de su valía. Eso emociona y más cuando en el tiempo se justiprecia la modélica trayectoria taurina de El León de Tetela.

Hicieron el paseillo en pos de ese significativo trofeo Omar Huerta, Juan Carlos Alvírez, Curro de los Reyes, Pedro Pinsón, Joaquín Aguilar y Federico Garmendia El Mexicano, auxiliados por el matador Antonio Urrutia, que con un preciso capotazo colocaba a los novillos. Fungió como Juez don Heriberto Lanfranchi.

Omar Huerta realizó una completa y sentida faena ante un bravo y noble novillo que a la postre fue indultado. Cedió entonces la muleta al matador Manolo Lizardo, quien se recreó en varias tandas por templados naturales. Juan Carlos Alvírez exhibió su fino toreo de capa; Curro de los Reyes, contrariado, no tuvo tela de donde cortar; Pedro Pinsón anduvo empeñoso y Joaquín Aguilar, de Celaya, se llevó merecida oreja por su torera labor ante otro bravo.

Federico Garmendia tuvo un novillo emotivo y con recorrido que aprovechó cabalmente en un trasteo lleno de evocaciones y de sentimiento, como si su compadre José lo estuviera viendo desde el burladero. Fue tal la calidad de la res que también fue indultada y tan intensa la expresión de Garmendia en su faena que Omar Huerta le cedió el trofeo que acababa de recibir. ¡Enhorabuena, entrañable Joselito!

 
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