Usted está aquí: miércoles 15 de agosto de 2007 Política Celulosa de desechos agrícolas, fuente para producir etanol, dice Greenpeace

Opina que los biocombustibles de segunda generación "son más prometedores"

Celulosa de desechos agrícolas, fuente para producir etanol, dice Greenpeace

MARIANA NORANDI

En un documento que expone sus políticas sobre biocombustibles, la organización ambientalista Greenpeace considera que la celulosa de los desechos agrícolas podría convertirse en fuente para producir etanol.

Ante la necesidad de buscar energías sustentables, alternas a las de origen fósil y que reduzcan la emisión de gases de efecto invernadero para combatir el cambio climático, la organización opina que los llamados biocombustibles de segunda generación, es decir, los que pueden producirse a partir de productos no alimentarios, como residuos agrícolas (paja) y desechos forestales (madera), son más "prometedores" que las bioenergías de gramíneas cultivadas, porque no tienen tantas implicaciones en el uso de suelo. Además, evitan la destrucción de valiosos ecosistemas y "podrían convertirse en parte de la solución al cambio climático".

En el informe, Greenpeace señala que la bioenergía no es "la bala de plata" contra el uso de la energía no sustentable. Para su uso, apunta, deben tomarse en cuenta otras medidas, como sociales y políticas. Hay que reducir el consumo de energía e incrementar la eficiencia en su utilización, añade.

En ese sentido, sostiene que algunos biocombustibles pueden contribuir a reducir las emisiones de efecto invernadero del transporte, pero sólo los que tienen un balance considerablemente positivo de energía y carbono, como el etanol de caña.

Para ello, dice, la siembra debe efectuarse en el contexto de la agricultura sustentable; minimizar el uso de agroquímicos (fertilizantes, pesticidas y herbicidas); no liberar organismos transgénicos al ambiente; no causar la destrucción de ecosistemas y no obstruir la capacidad de ningún país para conseguir seguridad y soberanía alimentaria.

"La producción y uso de bioenergía no debe ampliar las desigualdades sociales, especialmente entre los países desarrollados y en vías de crecimiento. Las necesidades locales deben tener prioridad sobre el comercio local", resalta.

En México, cuando se habla de biocombustibles, se alude al etanol de maíz y caña; sin embargo, Greenpeace desaconseja la utilización del primero, por no ser un cultivo sustentable, ser poco efectivo y tener consecuencias sociales y económicas arriesgadas. El segundo lo considera viable, siempre y cuando se respeten ciertos parámetros sociales.

Explica que en Estados Unidos, donde se produce la mayor cantidad de etanol de maíz, el cultivo no está dentro del marco de la agricultura sustentable. Depende de fertilizantes, pesticidas y de maíz genéticamente modificado.

En cuanto al etanol producido con caña de azúcar, asegura que tiene un balance energético positivo. La experiencia brasileña, continúa, demuestra un buen resultado en la disminución de emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, hay preocupación por ese cultivo, debido a que por el aumento de la producción el cultivo podría sobrepasar áreas agrícolas y apoderarse de la zona amazónica. Por otro lado, como ya se ha visto, las condiciones laborales de los campesinos se han ido deteriorando.

Así, agrega, la caña de azúcar tendría que ser producida en un contexto de agricultura sustentable, evitando conflictos sociales y sin implicar la conversión de ecosistemas.

 
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