Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 12 de agosto de 2007 Num: 649

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

El infierno de Fante
VÍCTOR M. CARRILLO

El cine coreano y la violencia
LEANDRO ARELLANO entrevista con PARK CHAN-WOOK

Baldomero Sanín Cano, cincuenta años después
HAROLD ALVARADO TENORIO

Baudelaire, desde Campoamor
RICARDO BADA

Baudelaire y Las flores
del mal

ANDREAS KURZ

Bruno Widmann:
lenguaje y figuración

MIGUEL ANGEL MUÑOZ

Leer

Columnas:
Señales en el camino
MARCO ANTONIO CAMPOS

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Corporal
MANUEL STEPHENS

Cabezalcubo
JORGE MOCH

El Mono de Alambre
NOÉ MORALES MUÑOZ

Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO

Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA


Directorio
Núm. anteriores
[email protected]

 

Jorge Moch
[email protected]

Reclamo a la estulticia

Quejarme otra vez es inútil, pero dicen que si uno echa fuera los berrinches evita futuros tumores: indigna la cantidad de porquería que Televisa y tv Azteca palean a nuestras casas. Me digo que voy a ser objetivo, que algo suculento debe haber en sendas barras diurnas desde media mañana hacia la media tarde; algo nutricio entre el oropel de utilería y frases huecas, el material de relleno, la perversa o –peor– inconsciente propensión a obsequiar burdo "tratamiento serio" a cuestiones tan manoseables y trilladas como lo sobrenatural, de modo que broten en pantalla esperpentos sintagmáticos, atrocidades verbales de boca de seres humanos del siglo xxi, que de acuerdo a su herencia genética nacieron presuntamente capaces de realizar complejas operaciones intelectuales pero mira, por ejemplo, qué joyas del fronterizo, neurasténico o perverso quehacer en los medios para mantener a la cuota de pantalla chorreando baba, inconsecuente, ajena al mundo mismo que la rodea, la acecha, la exprime y sojuzga: "El color del aura o la personalidad es algo con lo que se nace"; "algunos niños índigo pueden mover cosas con la mente, no todos"; "el color del aura puede cambiar por la comida", y no puedo evitar, porque sin humor negro me gana la isquemia, imaginar a varias decenas de millones de mexicanos embobados, tratando de dilucidar de qué color se pone el aura si uno come tacos de buche, pipián verde o un manchamanteles.

¿Cuál es el saldo en el ideario colectivo al final de un día de trabajo, entre semana, en ambas televisoras? ¿El "entretenimiento"? ¿Una definición académica, endémica que emparente estupidez con televisión? ¿Mantener al grueso de la población ajena a la administración fraudulenta, tramposa y falaz, de su propio país?

¿Con qué se queda el alto funcionario de la Secretaría de Educación o de Comunicaciones después de un día de tele, con la abulia de los sectores populares que viven en pobreza extrema o miseria? ¿Y el alto ejecutivo de la televisora, solamente con estados de cuenta, saldos bancarios, transacciones, venta de espacios publicitarios? ¿No hay nada más?

No hace mucho un reputado conductor, a comentario de un servidor contestaba: este güey cree que en la tele todo debe ser de alta cultura. Y la utopía, carajo (esto lo digo yo). No. Nunca dará para tanto una televisión nacida de profundas distorsiones sociales, una televisión profundamente involucrada en un torcido juego de evasiones. Basta, como digo, revisar las barras de programas de la media mañana a la media tarde, y sentarse, de manera lo más objetiva posible, a soportar bonita sarta de mojones televisivos como ésta, de la que, insisto, necio, repetitivo, reiterando el pan con lo mismo de mis añosas intransigencias, quisiera conocer el saldo real en términos de lo que provoca realmente en nosotros: Hoy, Venga la alegría, La hora de la papa, Se vale, Ventaneando, 12 corazones, La oreja, Matutino exprés (que alguna noticia cuenta, mientras intenta embarrar de bosta cualquier cosa que huela a Andrés Manuel López Obrador, al gobierno de Ebrard o, en general, a izquierda), Ellas con las estrellas, De buenas a la una y una demasiado larga lista de programas igualmente estúpidos, igualmente carentes de sustancia o abiertamente enemigos de cualquier iniciativa que enriquezca la toma de conciencia pública, conducidos en general por una caterva de intonsas y petimetritos que, eso sí, entre cuerpos de gimnasio y bisturí, maquillaje e impostura, mantienen una cerrada competencia por el mejor "lavadero" abdominal o las más turgentes nalgas, porque sobreentendido queda que erotizar el medio ayuda a solventar cualquier idiotez que se diga a cuadro. Y menos mal, que feos sobramos en las calles.

Si sumamos deliberadas omisiones o la saña por consigna de algunos noticiosos, más la cantidad de tiempo aire dedicada al futbol –y eso sin decir telenovelas– pues no es de extrañar ver a gente cruzando a la brava avenidas, calles y autopistas por debajo de los puentes peatonales, brutales tasas de embarazo entre pequeñas adolescentes, o que proliferan como hongos el sida y las adicciones infantiles a la cocaína, las anfetas o la heroína. Así cualquiera se explica los peligrosos y exorbitantes índices de alcoholismo entre nuestra juventud. No habiendo conciencia no queda más que la enajenación. Y siguiendo con preguntas hechas con enojo no queda sino tratar de adivinar, otra vez, dónde jijos de la tiznada quedó la autoridad en materia de contenidos verdaderamente perniciosos...