Usted está aquí: sábado 11 de agosto de 2007 Cultura Fusionan magia y fantasía para acercar a los pequeños a las artes

Comienza la segunda temporada del montaje Un cuento de ballet para niños

Fusionan magia y fantasía para acercar a los pequeños a las artes

Queremos ver sus caritas de sorpresa, saber que su capacidad de imaginación crecerá en su mente y en su corazón y así abrirán sus horizontes, dice Dairusz Blajer, director de la CND

ARTURO JIMENEZ

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Ampliar la imagen Dos escenas con los bailarines y bailarinas de la Compañía Nacional de Danza durante el ensayo, el pasado jueves, en la sala principal del Palacio de Bellas Artes donde pequeños y adultos se asomaron a las entrañas del espectáculo que dirige Dariusz Blajer Dos escenas con los bailarines y bailarinas de la Compañía Nacional de Danza durante el ensayo, el pasado jueves, en la sala principal del Palacio de Bellas Artes donde pequeños y adultos se asomaron a las entrañas del espectáculo que dirige Dariusz Blajer Foto: Jesús Villaseca

En la sala principal del Palacio de Bellas Artes resuenan las indicaciones por micrófono del coreógrafo José Luis González: levanten más el brazo, muévanse al centro, muestren ternura, sorpresa, felicidad, mejoren los cabriole, passé, piqué, pirouette, arabesque, ron de jambe.

Y los pocos espectadores (niños, periodistas y otros invitados) observan cómo los bailarines y bailarinas traducen las instrucciones en gestos, mímica y movimientos. Asisten a dos espectáculos: la obra y su ensayo.

Pequeños y adultos se asoman a las entrañas del montaje, y ven cómo, con mil detalles, se tejen la magia y la fantasía y se da un empujoncito a la imaginación. El arte de hacer arte.

Más tarde llega Dariusz Blajer, director de la Compañía Nacional de Danza, y, metido entre las gruesas cortinas o en pleno escenario, lanza otra andanada de directrices: que las poleas bajan muy lento al hada desde el cielo, que a uno le falta la expresividad y otro sobreactúa.

El ex bailarín, polaco y mexicano, sabe que todo está casi listo para que este sábado la compañía comience la segunda temporada de Un cuento de ballet para niños, estrenada con éxito el año pasado.

Es una coreografía hecha en México, que combina danza clásica y contemporánea, cuyo fin principal es motivar y acercar a los pequeños a la danza, la música y hasta las artes plásticas, pues sucede que la escenografía y el vestuario fueron creados de manera especial por el artista plástico Javier Marín, quien imaginó una flora fantástica, como esculturas blancas, y ropajes entre lo medieval y lo contemporáneo, lo carnavalesco y lo futurista.

En la puesta es muy importante la música, también creada ex profeso por el pianista y compositor Omar Barrera, quien, de igual modo, oscila entre lo clásico y lo contemporáneo.

Barrera incluyó efectos sonoros con grabaciones de un amanecer en la sierra de Zongolica, del deshielo de un glaciar del Pico de Orizaba y de una campana de la Catedral Metropolitana.

El bien y el mal

En la sala principal del Palacio de Bellas Artes, Blajer y González siguen en lo suyo: detienen una escena para examinarla, regresan a un punto concreto y lo corrigen. De pronto todo fluye casi sin interrupciones y entonces afloran las virtudes de este sencillo pero interesante ballet para niños, cuya síntesis dramática es:

Había una vez un rey muy bueno. Un día anunció que heredaría todo su reino a la primera de sus siete hijas que contrajera matrimonio. Pero a la reina, que era la malvada madrastra de las buenas princesitas, y además bruja, no le gustó la idea y lanzó un maleficio.

Surgen entonces las aventuras, y con ellas más personajes: varios guamos (extraños seres hechizados, llenos de bolas), un príncipe vestido de azul, dos arañas subalternas de la bruja, tres seres mitológicos y un hada madrina, que al final tomará una decisión salomónica, sorpresiva y mágica en favor de las siete princesitas.

Destacan los diseños de máscaras, faciales y de vestuario de los tres seres mitológicos -quizá inspirados en un león, un águila y un reptil-, y los atuendos y el maquillaje de la reina-bruja, en tonos morados.

Dicho personaje tenía que ser mala y a la vez simpática, y que los niños pudieran captar su naturaleza con facilidad, dice Miriam González, la intérprete en el ensayo del jueves, pues existen dos elencos para poder aguantar las dos funciones de cada sábado y domingo de agosto.

El hada madrina, en cambio, tiene que contrarrestar con sus poderes los maleficios de la bruja y mostrar un perfil de bondad, ternura y amor maternal por las siete princesitas, además de lo que surja de la intérprete, comenta la propia bailarina María del Mar Mazzaferro.

Inmersión en la sicología infantil

Para el coreógrafo José Luis González, también autor de la dramaturgia, es importante atraer a los nuevos públicos desde la infancia, y por eso tomó el reto con Blajer de crear Un cuento de ballet para niños. Fue así que González se adentró en la sicología infantil y revisó la literatura clásica para niños a fin de crear sus personajes.

Dariusz Blajer sintetiza el ánimo general al comentar sobre el reto enorme que representa para todos montar una obra no clásica, inédita, sobre la que no hay experiencias previas, pero surgida mediante un gran ánimo creativo.

''Con ella queremos que los niños vayan a ver otras obras de ballet, teatro y ópera, conciertos y exposiciones. Queremos ver sus caritas de sorpresa, saber que su capacidad de imaginación crecerá en su mente y en su corazón, y que así abrirán sus horizontes".

Las funciones de Un cuento de ballet para niños se efectuarán los sábados 11, 18 y 25 de agosto, a las 12 y 17 horas; y los domingos 12, 19 y 26 a las 12:30 y 17 horas, en el Palacio de Bellas Artes (Eje Central y avenida Juárez, Centro Histórico).

 
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