Usted está aquí: domingo 5 de agosto de 2007 Opinión ¿La Fiesta en Paz?

¿La Fiesta en Paz?

Leonardo Páez

Marcial Herce

Torear para sí mismo

Ampliar la imagen El matador Herce no se explica por qué participa en tan pocas corridas si casi no hay toreros que se acerquen tanto como él a la bestia en el momento de las faenas El matador Herce no se explica por qué participa en tan pocas corridas si casi no hay toreros que se acerquen tanto como él a la bestia en el momento de las faenas Foto: Archivo La Jornada

"EL TOREO NO es una actividad sino una forma de vivir, pero con valores donde no cabe la trampa", dijo hace tiempo en una inteligente conferencia el matador de toros Marcial Herce (ciudad de México, 30 años), poseedor de tres características insólitas en el medio taurino: honradez, sensibilidad y gusto por la cultura.

HONRADEZ QUE SE ha traducido en tardes de triunfo, pero también en fechas aciagas en que la muerte se asoma para constatar el temple de su vocación. Desde aquel infausto festejo en San Luis Potosí (1994), que casi le cuesta la vida al cercenarle la femoral un novillo al entrar a matar, hasta el lunes pasado en Santiago Cuautlalpan, estado de México, donde un toro de San Antonio de Triana, perteneciente a su alternante Fermín Spínola, al salir arrollando del puyazo lo hirió en el muslo izquierdo. Herce fue por una venda y salió a lidiar a su segundo toro.

EN EL INTERIN, otros diez percances de distinta gravedad, pues ya se sabe que el que al fuego se arrima hasta se puede quemar. "Las empresas no me ponen -reflexiona Marcial- porque los toros me cogen, pero no porque no sepa torear sino porque me arrimo. Pareciera que para que te pongan en los carteles hay que cortar orejas sin arrimarte".

"EL AÑO PASADO -añade Herce- obtuve los trofeos Fundador en la plaza La Florecita y la Oreja de Oro en la plaza de Texcoco. En respuesta, este año he toreado sólo tres tardes. Falta un seguimiento del desempeño reciente de los toreros por parte de las empresas y hay poca disposición a coordinar esfuerzos para poner en distintos cosos a toreros que vienen triunfando. Escasean los apoderados por lo que he optado por seguir en la lucha solo.

"NO SÉ COMO romper un círculo vicioso en el que toreo poco, me arrimo y triunfo y sigo toreando poco, me arrimo y me lastiman y sigo toreando poco. Entonces ya toreo para mí, por el gusto enorme de seguir siendo torero con todas sus consecuencias, asumiendo mi vocación independientemente de los resultados más o menos lógicos que obtenga. Sigo tocando puertas como cuando empecé, pero ahora con la convicción de ser el que soy. Ya me pondrán. Las ilusiones se alimentan en el interior.

"TRAS LA CORNADA fui a la ambulancia y vi que el personal no tenía ni idea, por lo que sólo exigí analgésicos y una inyección de jilocaína, pero ni eso me pudieron dar. Me proporcionaron una venda que apreté muy fuerte sobre el orificio de entrada y volví al ruedo. La gente me apoyó. Lo bueno fue cuando aquí en el hospital hubo que quitar el vestido, que se había pegado a la herida...

"A VECES HE hecho empresa, pero si no hay continuidad es muy riesgoso. Organizas una corrida como es debido, la gente asiste y sale contenta. Viene un aventurero metido a empresario, regresa la gente y es defraudada. Luego tú anuncias otra corrida y, claro, el público ya no va. Falta reglamentar con estándares mínimos el profesionalismo empresarial taurino.

"LOS EMPRESARIOS DEBERIAN poner su atención en toreros hechos, con suficiente madurez profesional y existencial. No cartuchos quemados pero sí toreros vigentes, por su capacidad de entrega y de dar espectáculo. Empezar desde cero con los demasiado jóvenes es tener que esperar mucho para que las cosas en la fiesta puedan repuntar", concluye adolorido y sereno Marcial Herce.

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