Usted está aquí: sábado 4 de agosto de 2007 Política La izquierda de América Latina aún no es gobierno

Entrevista a IVAN CANNABRAVA, EMBAJADOR DE BRASIL

La izquierda de América Latina aún no es gobierno

Los regímenes actuales representan otros proyectos

Los ciudadanos de la región han optado por administraciones de tendencia progresista, ante las fallas y excesos de las dictaduras y el neoliberalismo, asegura el diplomático

KARINA AVILES

Ampliar la imagen México debe "pagar un precio" por integrarse al Mercosur y sus tratados comerciales con diversos países de la región no son suficientes, asegura el embajador México debe "pagar un precio" por integrarse al Mercosur y sus tratados comerciales con diversos países de la región no son suficientes, asegura el embajador Foto: José Antonio López

En vísperas de la visita que iniciará este lunes el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, el embajador de ese país, Ivan Cannabrava, sostiene que experiencias traumáticas como las dictaduras militares y el neoliberalismo influyeron de forma determinante para que los ciudadanos de naciones del cono sur hayan optado por gobiernos más preocupados por aspectos sociales, aunque -aclara- no necesariamente de izquierda.

"Son gobiernos con una tendencia social, pero no de izquierda. El máximo que yo calificaría sería centro-izquierda, pero más bien se trata del surgimiento de gobiernos que representan a la mayoría de la población, aunque no de izquierda", precisa.

En entrevista con este diario, considera que la percepción de que México se alejó de América Latina durante el gobierno de Vicente Fox "ha cambiado", y dice confíar en que en breve se normalicen las relaciones con Venezuela y Cuba.

Cannabrava habla también de los alcances que tendrá la visita del mandatario sudamericano, y aprovecha la oportunidad para enviar el mensaje: "Brasil quiere a México más cerca de América Latina", porque es un actor fundamental en la política regional.

Refiere que la expectativa del gobierno brasileño es crear una "relación fuerte" con México que "trascienda incluso las figuras de los presidentes", y señala que no tiene dudas de que el vínculo entre ambas naciones subirá de nivel y marcará un "punto de inflexión".

El diplomático asegura que la visita de Lula da Silva culminará un proceso de acercamiento que se inició desde que Felipe Calderón era presidente electo, y adelanta que si bien no se firmará ningún acuerdo comercial, será instalada la Comisión de Monitoreo del Comercio, un mecanismo fundamental para los dos países, cuyo intercambio es superior a 6 mil millones de dólares.

-En la declaratoria conjunta de la primera reunión de la comisión binacional México-Brasil se expresa que hay coincidencias en temas de política internacional, ¿cuáles son las convergencias y cuáles las divergencias, tomando en cuenta que la política exterior de México ha sido cuestionada con los gobiernos del PAN?

-Eso es una cuestión interna. La comisión ha sido un parteaguas, pero lo que observo de la política externa mexicana es el acercamiento con América Latina, y las negociaciones en curso para normalizar las relaciones con Venezuela y Cuba, que nosotros acompañamos con interés, son hechos positivos que así lo confirman.

"Coincidimos con México en 90 o 95 por ciento de los temas de política internacional. Brasil defiende, como México, el fortalecimiento del multilateralismo; somos países interesados en rescatar la dignidad social; tenemos problemas de pobreza y hambre, pero estamos íntimamente comprometidos con el trabajo para aumentar las acciones en el campo social. Un tercer punto (de coincidencia) son los derechos humanos y otro más es el desarme y la no proliferación de armas.

-¿En qué consiste ese 5 por ciento de diferencias?

-Una de ellas es cómo debe impulsarse la reforma del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Otra, la visión de México sobre el Mercado Común del Sur (Mercosur). Nosotros queremos que México ingrese, pero hay una pequeña diferencia: México cree que los acuerdos bilaterales como el que tiene con Brasil o Uruguay le bastan, que serían su ticket para entrar al Mercosur. Esto no es así: todos los países que ingresaron al mecanismo tienen que pagar un precio, que es la negociación de un acuerdo de libre comercio.

-En la misma declaratoria se establece que ambos gobiernos guardan un respeto irrestricto a la democracia y a los derechos humanos, ¿esto es posible con un gobierno que, como el de Felipe Calderón, ha estado en entredicho en materia de democracia y respeto a garantías individuales?

-El tribunal (electoral mexicano) emitió un fallo; nosotros no tenemos esa percepción. Creo que hay dificultades con los derechos humanos, como las hay en todos los países.

El factor EU

-Mencionaba la importancia de un orden que no dé cabida a decisiones unilaterales; sin em-bargo, en los años recientes ha crecido la percepción de que México se ha volcado más hacia Estados Unidos.

-No tanto, no tanto. Yo no estoy de acuerdo. La posición de México con respecto a Irak fue igual a la de Brasil.

-Pero también ha crecido la opinión de que México se ha alejado de América Latina.

-Yo estoy hablando del contexto actual.

-¿Ha cambiado entonces el contexto?

-Ha cambiado. Hay todavía cosas por hacer. Por ejemplo, seré muy feliz el día -espero que sea pronto- en que se normalicen las relaciones con Venezuela y Cuba, que son muy importantes para la región.

-¿Qué faltaría con Cuba?

-Conversaciones; que ambos gobiernos vuelvan a tener relaciones estrechas e importantes. México siempre jugó un papel trascendental en la relación bilateral con Cuba, incluso de vanguardia, y es importante que se mantenga fuerte.

-¿Cómo explicar que la población de muchos países del cono sur haya optado por gobiernos de izquierda?

-No creo que haya optado por gobiernos de izquierda. En el caso de Brasil, se trata de un gobierno con mucha más preocupación social.

-¿Cómo los define entonces?

-Son gobiernos con una tendencia social, pero no de izquierda. El máximo que yo calificaría sería centro-izquierda, pero más bien se trata del surgimiento de gobiernos que representan a la mayoría de la población, aunque no de izquierda.

-¿Los gobiernos dictatoriales y el neoliberalismo fueron factores decisivos para que la ciudadanía haya votado, como dice, por gobiernos de tendencia social?

-Creo que sí. Hay muchos factores; uno de ellos, sin duda, fueron las experiencias dictatoriales, porque las libertades individuales pasaron a tener un papel más importante. Hubo también una mayor concientización sobre la necesidad de hacer algo; no bastaba que los países tuvieran índices de crecimiento y desarrollo alto; hubo una concientización del pueblo y de los liderazgos políticos sobre la necesidad de atender el tema social, y eso estuvo bien, porque de lo contrario hubiera podido explotar la situación algún día.

-Entonces, ¿los gobiernos con mayor representación social son una opción real o se trata de venganzas electorales que permite la democracia?

-No, creo que son una opción real y que hay que respetarlos, porque caracterizan un momento que vivimos.

-El Movimiento de los Sin Tierra ha expresado su desacuerdo con decisiones del presidente Lula da Silva, y hay quienes asumen algunas medidas de su gobierno como traiciones a la izquierda. ¿Tendría que repensarse el quehacer de las izquierdas o las izquierdas modernas tienen que estar necesariamente ligadas a los grandes capitales?

-No creo que las izquierdas modernas tengan que estar ligadas al gran capital. Una cosa que existe en otros países, incluido Brasil, es el pluralismo. En el mismo Partido de los Trabajadores hubo opiniones distintas a las que tomó el gobierno, pero el presidente Lula no es el presidente del PT, sino de Brasil, y él toma decisiones siguiendo una línea centrada en aspectos sociales, aunque no necesariamente puede satisfacer a todos los segmentos sociales, eso es imposible.

"Por otra parte, no veo que haya traición a la izquierda, pero acepto que hubo discordancia. Algunos hechos como la estabilidad macroeconómica y el crecimiento económico demuestran que las decisiones fueron correctas", concluye el diplomático.

 
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