Usted está aquí: sábado 4 de agosto de 2007 Cultura Reclaman artesanos derrama por el turismo en Chichén Itzá

Reclaman artesanos derrama por el turismo en Chichén Itzá

Luis A. Boffil

Piste, Yuc., 3 de agosto. Los artesanos de la zona arqueológica de Chichén Itzá demandan recibir participación, aunque sea mínima, de la derrama económica generada por la entrada del turismo como medida emergente de apoyo para ''sobrevivir". Con 10 pesos que recibieran por cada turista, los artistas de la madera y el barro se darían por ''bien servidos".

Silvia Cimé, una de las representantes de los grupos artesanales, manifestó que las condiciones económicas de los comerciantes ''no son tan buenas como muchos piensan o como los funcionarios del gobierno o del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) consideran. Ellos creen que ganamos mucho dinero, pero no es cierto".

Ajenos a la polémica entre los gobiernos federal y estatal con la familia Barbachano por la propiedad de los terrenos donde se asienta una parte del sitio prehispánico, los artesanos señalaron que requieren apoyo económico emergente, porque desde hace varios años mantienen una problemática con el INAH que pretende reubicarlos fuera de la zona arqueológica, asentada en esta comunidad del oriente de Yucatán.

-A nosotros no nos interesa si el INAH o el gobierno federal expropia o no los terrenos a la familia Barbachano, o si compran la propiedad, lo que nosotros pedimos es trabajar dignamente como parte de la cultura maya que ahora es tan elogiada mundialmente a raíz de que Chichén Itzá fue elegida una de las Siete Nuevas Maravillas del Mundo Moderno.

El INAH -explicó la lideresa de los vendedores de artesanías- pretende reubicarnos con el pretexto de que somos una molestia para los turistas y que les vendemos a precios elevados la mercancía, que inclusive los hostigamos para que compren, pero esa versión es falsa.

Comentó que el instituto cobra un derecho de piso a los artesanos, equivalente a 500 pesos mensuales y tomando en cuenta que en el sitio arqueológico están asentados más de 350 comerciantes, ''entonces la dependencia se lleva más de 170 mil pesos cada 30 días de nuestros ingresos, y en ocasiones apenas sacamos dinero para mantener a las familias".

Una parte del pastel

Efraín Cetz, otro de los comerciantes, se sumó al reclamo de su compañera y demandó que las autoridades federales den al gremio artesanal, al menos, 10 pesos por la entrada de cada turista. ''No pedimos gran cosa, si tomamos en cuenta que la entrada a la zona arqueológica cuesta, individualmente, un promedio de 80 pesos", dijo el artesano.

-Hablamos que con el subsidio de 10 pesos por visitante, anualmente cada comerciante -del aproximado de 350 que están asentados a la entrada de Chichén Itzá- podría recibir un promedio de 28 mil pesos -destacaron ambos artesanos.

Al respecto, sustentan sus conclusiones en una simple operación matemática. Al año, el INAH y el Patronato Cultur del gobierno estatal obtienen 80 millones de pesos con la entrada de un millón de turistas (cada visitante paga 80 pesos).

De esta forma, sólo 10 millones de la derrama económica total serían distribuidos entre los comerciantes establecidos, o sea, menos de 30 mil pesos al año recibiría cada uno de los artesanos.

-Sólo queremos trabajar y que las autoridades no nos pongan trabas y complicaciones; si van a explotar debidamente la zona de Chichén Itzá, nosotros, los artesanos que somos herederos de la gran cultura maya, queremos una parte del ''pastel" que se llevan a los bolsillos las autoridades federales y estatales, externaron Cimé y Cetz.

Silvia Cimé manifestó que el INAH, desde administraciones federales anteriores, quiere reubicar a los comerciantes, pero al mismo tiempo, seguir cobrando el derecho de piso, ''entonces, si ya no vamos a estar a la entrada del sitio, por qué debemos de cubrir la cuota; esto ya es una desvergüenza".

Cimé comentó que recientemente visitó Chichén Itzá el director nacional del INAH, Alfonso de Maria y Campos, con motivo del recorrido que hicieron los presidentes de México y de España, Felipe Calderón y José Luis Rodríguez Zapatero, pero el funcionario se negó a dialogar con los comerciantes. ''Por ello hicimos una protesta pacífica", finalizó.

 
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