Usted está aquí: martes 24 de julio de 2007 Opinión Seudoefedrina y metanfetaminas

JAVIER FLORES

Seudoefedrina y metanfetaminas

Frecuentemente escuchamos o leemos acerca de sustancias consideradas prohibidas. Hace unos días hubo un escándalo intencionalmente poco claro (de esos en los que al final nadie entiende nada), en el que se encuentran involucrados varios políticos panistas de muy alta jerarquía y el empresario de origen chino Zhenli Ye Gon, a quien le decomisaron más de 205 millones de dólares y 60 toneladas de seudoefedrina. A la oscuridad con la que se desarrolla este episodio, se agrega otra incógnita: ¿qué es la seudoefedrina? También es frecuente que nos sorprendan con encabezados como éste: “¡Capturan al zar de las metanfetaminas!”, pero muy pocas personas saben qué son estas sustancias. Lejos de involucrarnos en los temas de la política o la nota roja (que ahora son más o menos lo mismo), vale la pena detenerse y averiguar algo acerca de estas sustancias.

La efedrina es una molécula natural presente en una planta llamada Ephedra vulgaris. Sus propiedades son conocidas desde la antigüedad y ha formado parte de la medicina tradicional china, patria original de Ye Gon. Otra sustancia, la seudoefedrina, es una de las formas químicas presentes en ese vegetal, pero difiere de la primera en sus propiedades ópticas: a pesar de que su estructura es casi idéntica, pues una es la imagen en espejo de la otra, desvían la luz en direcciones distintas; una hacia la izquierda (levo-efedrina), y la otra hacia la derecha (dextro-efedrina o seudoefedrina). Esta propiedad, denominada quiralidad, les confiere efectos diferentes en los seres vivos y una potencia distinta.

En los humanos, la seudoefedrina actúa principalmente en las vías respiratorias altas, produciendo la contracción de los vasos sanguíneos en esa región. Provoca la contracción de las mucosas nasales inflamadas por lo que reduce la congestión nasal. Facilita el drenaje de los senos paranasales (cuya inflamación conocemos como sinusitis) y puede abrir los conductos de las trompas de Eustaquio (que comunican el oído con la faringe). Por lo anterior se emplea en el tratamiento de los cuadros gripales. La seudoefedrina es por sí misma una droga bastante leve.

La efedrina, por su parte, tiene los mismos efectos, pero es mucho más potente. Además de las acciones descritas, produce la relajación del músculo liso de los bronquios, por lo que alivia el broncoespasmo que se presenta en el asma y otras enfermedades alérgicas como la fiebre del heno. Pero su actividad se extiende a otras regiones, pues actúa sobre corazón y vasos sanguíneos, aumentando la fuerza de la contracción cardiaca e incrementando la presión arterial. Se trata de un recurso farmacológico de primera importancia, pero su principal pecado es que tiene efectos sobre el sistema nervioso central y, por alguna razón, todo lo que toca al cerebro… se convierte en negocio.

La efedrina ha sido empleada con fines médicos en el tratamiento de trastornos del sistema nervioso, como la narcolepsia, enfermedad conocida como epilepsia del sueño o síndrome de Gelineau, que se caracteriza por accesos de somnolencia irresistible durante el día. También se emplea en el tratamiento de algunos tipos de depresión. Por sus efectos activadores del sistema nervioso se le ha relacionado con el abuso con fines recreativos, pues suprime la sensación de cansancio y aumenta la claridad mental, por lo que en alguna época fue usada por los estudiantes para preparar sus exámenes. Yo me pregunto: ¿y qué? Sin embargo, por lo pronto ya está en la lista de sustancias prohibidas… y también la seudoefedrina.

La razón es que ambas, que son importantes herramientas farmacológicas para el tratamiento de distintas enfermedades, pueden ser empleadas, además, como precursores en la fabricación de sustancias sintéticas más potentes, como las anfetaminas y las metanfetaminas. Las primeras mejoran el estado de vigilia, aumentan los estados de alerta e incrementan la concentración, favorecen la atención y la memoria, se asocian con emociones placenteras y actúan sobre los centros cerebrales que regulan el apetito, por lo que han sido utilizadas en el tratamiento del trastorno por déficit de atención con hiperactividad y de la obesidad.

Las metanfetaminas, por su parte, tienen alto potencial terapéutico, dados sus efectos estimulantes del sistema nervioso y contra la obesidad, pero han sido malignizadas. Reducen considerablemente el sueño, la fatiga, el hambre y producen sensación de bienestar general. Se trata de sustancias que producen adicción física y sicológica. En la actualidad son drogas proscritas que se producen a partir de la seudoefedrina y la efedrina en laboratorios clandestinos. En su elaboración se utilizan materiales accesibles y baratos.

La metanfetamina callejera se conoce como speed, meta o crack, y a su forma inhalable se le denomina cristal, hielo, ice o vidrio. Como la mayoría de las sustancias descritas, produce el aumento de la liberación de neurotransmisores como la noradrenalina y la dopamina, reduciendo su eliminación (recaptura) por las terminales nerviosas en el cerebro.

En el episodio entre el gobierno panista y Zhenli Ye Gon aparecieron 60 toneladas de seudoefedrina que podrían ser empleadas en la producción de antigripales o de metanfetaminas, no lo sabemos ni pretendo juzgarlo. Pero se trata de una cantidad exageradamente alta, pues la DEA considera un kilogramo como límite máximo para la comercialización de esta sustancia.

 
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