Usted está aquí: viernes 20 de julio de 2007 Espectáculos Actos clásicos y novedades técnicas en la nueva temporada del Atayde

El circo está obligado a renovarse, con la perspectiva de la continuidad: Federico Serrano

Actos clásicos y novedades técnicas en la nueva temporada del Atayde

JAIME WHALEY

Con su carga de casi 120 años de tradición, el circo Atayde presenta su temporada de verano al amparo de su carpa, con un programa fundamentado en las artes clásicas circenses.

Tigres de bengala reales, malabaristas, aerealistas, las elefantas, que son las venerables veteranas del elenco Safari, Tami, Rosi y Clara; espléndidos caballos, los forzudos, un adolescente trepado en el péndulo y un grupo formado en la calle que refrenda su calidad en la pista, integran la parte medular del espectáculo que tiene el respaldo de innovaciones tales como el sonido y los juegos de iluminación, que le dan el añadido moderno al tradicional espectáculo.

“Esta vez la estrella de la función es la función en sí”, explica Federico Serrano, publicista del circo, y añade que hay algunos debuts, como el del payaso Ari Campa, quien procede de una dinastía artística de Guadalajara, quien es versátil, y algunos retornos como el de la tropilla de Los primos, artistas mexicanos netamente callejeros que presentan ahora una nueva producción con mayor grado de dificultad.

Este grupo ya actuó hace un par de temporadas y causó una buena impresión y ahora con sus rutinas más elaboradas en esto de las elásticas contorsiones la positiva respuesta del público no se hace esperar.

El más pequeño

Igual retribución brinda la asistencia al más pequeño de edad, Leandro Segura Valeiras, quien cumplió seis años y ya ocupa, literalmente, un sitial alto pues es el remate de la pirámide humana de Los patetas, hábiles artistas argentinos que doblan número y que actúan también en el acto ecuestre sobre dos espléndidos corceles, en donde el niño enseña que es de estirpe circense y que apunta desde ahora a planos de preeminencia.

El Rialcris, trío de pulsadores colombianos, parece desafiar la física con sus estéticos movimientos.

El año próximo el circo Atayde cumplirá un siglo y dos décadas de existencia desde su nacimiento en Mazatlán en 1888 y se está ya en los prolegómenos del acontecimiento. Por lo pronto se han introducido mejoras en la musicalización–aunque es grabada– y en los sistemas de luces.

“La luz es parte del acto”, aclara Alfredo Atayde Chávez, integrante de la cuarta generación de la familia del circo que ha sido considerado para presentarse en el Forum Internacional de las Culturas, el próximo noviembre en Monterrey.

Luz y sonido son parte de la identidad de pista, añade el directivo, estudiante de comunicación, quien se inclina por darle al circo un poco más de elementos teatrales, algo que no es ajeno a la esencia misma del espectáculo, ya que se le apuesta al público joven.

Talento nuevo

Pero no nada más se espera que la juventud se siente en el graderío, también se busca talento fresco y para ello el 23 de agosto próximo, antes de concluir la temporada, se realizará el encuentro de circo joven en el que los nuevos valores podrán demostrar sus destrezas y alternar en una función con los establecidos.

“El circo está obligado a renovarse, haciéndolo desde la perspectiva de la continuidad; modernizándose sin traicionarse, reinventarse sin negar su historia”, agrega Serrano, al pie de la pista. Las funciones son de lunes a sábado a las 17 y 20 horas y domingos a las 12, 16 y 19 horas en la carpa Astros, Calzada de Tlalpan 855, Metro Villa de Cortés.

 
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