Usted está aquí: domingo 8 de julio de 2007 Cultura Los Tesoros de la Casa Azul atraen a centenares de admiradores de Frida

"La pintora es como el tequila: noble, generosa, y ¡qué cojones tenía!": una visitante

Los Tesoros de la Casa Azul atraen a centenares de admiradores de Frida

Las hojas sueltas, libretas y libros con dibujos hechos por la artista, lo que más atención atrae

ANGEL VARGAS

Ampliar la imagen FOTO José Carlo González FOTO José Carlo González

Ampliar la imagen Centenares de personas llegaron a la Casa Azul, convocadas por Frida Kahlo Centenares de personas llegaron a la Casa Azul, convocadas por Frida Kahlo Foto: José Carlo González

Promisorias son las expectativas para la exposición Tesoros de La Casa Azul en cuanto a la amplia afluencia que, sin duda, logrará convocar en el transcurso de su exhibición.

De ello rindió testimonio la multitud que desbordó este sábado la casona donde naciera y habitara hasta su muerte Frida Kahlo, ubicada en la esquina de las calles de Londres y Allende, en el centro de Coyoacán, conocida popularmente como Casa Azul y la cual funciona como museo personal de la pintora mexicana desde 1955.

Incluso varios minutos antes de que el recinto abriera sus puertas, en punto de las 10 de la mañana, se encontraba ya una docena de personas esperando con impaciencia poder ingresar.

Poco a poco la parsimoniosa calma de la zona fue trastocándose ante la llegada de más visitantes y, a partir del filo del mediodía, la fila de acceso a las habitaciones se extendió varias decenas de metros en torno de la construcción.

Ochenta, 100, 200 y hasta 300 personas pudieron contarse en espera. Conforme pasaron los minutos, esa enorme serpiente humana crecía y crecía, teniendo que enroscarse, para caber en torno de los pasillos exteriores y jardín de la vivienda, que fue ocupada por el matrimonio de Frida y Diego Rivera de 1929 a 1954, como lo informa un letrero.

Heterogéneo, el perfil de la concurrencia en cuanto a edad, sexo, posición social y lugar de procedencia. Aunque cabe subrayar que en las primeras horas de la mañana predominaron los visitantes de origen extranjero.

Gente de latitudes tan recónditas como Hong Kong llegaron hasta esa pintoresca y hermosa casa, fascinada por la obra y la leyenda de Frida. El fervor de una fridomanía globalizada. ¡Qué ironía para una artista de cepa tan nacionalista!

De Italia, España, Holanda, Francia, Brasil, Estados Unidos y Canadá, bien parecía el lugar una recreación de la Torre de Babel ante la diversidad de lenguas que podían escucharse azoradas, atónitas, emocionadas, conmovidas ante el influjo de las obras, documentos y objetos personales de la pintora.

"Frida es como el tequila", comentó una escritora española que visitó el museo por vez primera. "No sólo porque identifica a México en el mundo, representa uno de sus más grandes iconos; sino porque es noble y generosa, libre, ligera, pero profunda; de gran señorío y sobre todo de cojones: ¡qué cojones!"

De Puerto Rico y Argentina, una cineasta y una actriz, respectivamente, ubican a la artista mexicana como precursora del feminismo en Latinoamérica. "Mujer de entrañas y mujer de vida", dijeron. "Por eso es que estamos aquí, para rendirle reconocimiento. ¡Qué decir de su trabajo artístico! Supo como nadie hacer del dolor elemento de sublime belleza y de la pintura una confidente, un remanso de desfogue".

Curioso pero cierto. Tan cuestionada y polémica en México, la película Frida, protagonizada por Salma Hayek, ha representado una carta de presentación para la pintora mexicana en diversos confines del planeta, incluso muy alejados.

Así lo confirmaron un par de estudiantes de Hong Kong, que se encuentran en nuestro país luego de que dicho filme les despertó el interés de "admirar y disfrutar de primera mano" la obra de la pintora y "conocer más profundamente el dolor de su vida". Lo mismo pasa con un grupo de jóvenes de Estados Unidos y un videoasta holandés.

Más avanzado el día el público nacional también se volcó a la Casa Azul. Poco a poco comenzó a equilibrar en número al de origen extranjero hasta que, por obvias razones, lo superó por mucho.

Ya dentro de la exposición, el recorrido requiere de por lo menos media hora para darle un vistazo general. La entrada se hace en grupos de 15 personas, en promedio.

Es innegable que lo que más atrae la atención de los visitantes son las hojas sueltas, libros, postales y libretas en las que Frida realizó dibujos y apuntes. Le sigue en raiting la sala donde se exhibe la correspondencia de la artista y en tercer lugar el espacio dedicado a la colección fotográfica.

Una frase de una estudiante universitaria mexicana resume muy bien el sentir que pervive al término del recorrido: "Frida es una mujer admirable. Una mujer que sufrió mucho, que se impuso a su suerte adversa, que fue muy talentosa, que enfrentó el dolor, que supo ser libre, que tuvo la magia de revelar lo íntimo en su pintura. Frida fue mujer grande, alguien de la que tenemos mucho que aprender".

 
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