Björk exulta

A pesar de los millones de discos que ha vendido, muy pocos escuchas parecen entender el arte alto y profundo de la señora Björk Gudmundsdóttir, nacida en Reykiavik, Islandia, el 21 de noviembre de 1965 y mejor conocida como Björk, arropada en arrumacos de admiradores veleidosos que se convierten en detractores a las primeras de cambio. Y no es que se trate de una artista controvertida o polémica, lo que sucede es que la oferta estética de esta maestra menudita y gigantesca al mismo tiempo, parece despertar expectativas descomunales en un público que se convierte en insaciable en cuanto un nuevo disco no contiene lo que ellos creen que debería hacer ahora Björk.

Algo así ha sucedido con su nuevo disco, Volta, del cual reproducimos aquí abajo la portada, que es como una travesura de la niña Björk, pues habrá quien haya roto el empaque, que es en realidad un pegote/foto/matriushka que inicia el recorrido lúdico que habrá de transitar el público antes de disfrutar del contenido de este disco, que viene envuelto en una funda que contiene una funda que a su vez contiene una funda y cada funda no halla el fondo y tiene una carátula y al final del arcoiris, porque cada funda es de un color distinto y finalmente hay en el fondo de la olla, en el nacimiento de ese arcoiris, dos discos dos, uno con el audio espléndido y otro mejor, en sonido dts, para ser ejecutado en el aparato reproductor de dvd.

El disco es el nuevo reto/juego/acertijo/baúl de sorpresas que propone Björk al mundo. Entre sus muchos aciertos, la participación de una orquesta de mujeres que ejecutan instrumentos pesados de aliento y que de pronto asemejan un coro de buques en el amanecer. Y por cierto, entre quienes sí han entendido todo el tiempo a Björk está el escritor holandés Cees Nooteboom, quien inserta a la música de Björk como uno de sus personajes en el arranque brutal de su novela maestra Perdido en el paraíso (editorial Siruela). Exulta la música de Björk.