Usted está aquí: miércoles 4 de julio de 2007 Opinión Bajo la lupa

Bajo la lupa

Alfredo Jalife-Rahme

Un cuento de Hades: Daddy Bush, su hijo pródigo y un zar disgustado

Ampliar la imagen ¿Estaría dispuesto Vladimir Putin a ir tan lejos con medidas suicidas que pondrían en tela de juicio su doble credibilidad crediticia (económica y política) en Eurasia? ¿Estaría dispuesto Vladimir Putin a ir tan lejos con medidas suicidas que pondrían en tela de juicio su doble credibilidad crediticia (económica y política) en Eurasia? Foto: Reuters

Todo con el nepotismo dinástico de los Bush suena a cuento de Hades (el inframundo de la mitología griega), más que de hadas, con guión hollywoodense. La historieta bushiana en el Hades podría empezar con el siguiente prólogo: Erase que se era un muy ofendido zar ruso del siglo XXI, Vlady Putin -uncido zar geoenergético global por una controvertida y atípica columna mexicana titulada Bajo la Lupa-, quien acudió en visita informal de dos días a la residencia veraniega de la familia Bush, que alumbró a dos presidentes en el lapso de una década, al principal hijo pródigo de la historia de EU, apodado Baby Bush debido a su infantilismo congénito, quien fue entronizado en forma extraña como presidente número 43 de un país al que dejó en la ruina y la deshonra mundial y cuya fortuna varió en forma dramática después de 231 años de gloria ascendente.

Daddy Bush, mejor recordado como anterior director de la CIA y el presidente número 41, acudió a recoger al anterior funcionario de la KGB y muy disgustado zar ruso al aeropuerto cercano para luego trasladarlo a la casa veraniega familiar de Kennebenkport, allá en Maine. Quizá en ese corto trayecto se haya definido el destino de la humanidad con el diálogo entre los dos viejos espías. Los chinos reseñan que "Putin salió del carro todo sonriente" y luego fue inundado "con besos (sic) y bouquets de rosas" por Laura y Barbara, esposa y madre, respectivamente, de Baby Bush (China Daily,1/7/07).

Educados en los rituales desde hace 5 mil años, los chinos son inigualables en los detalles culinarios sobre una cumbre informal entre las dos principales superpotencias nucleares del planeta, cargada de simbolismo críptico más que de sustancia transparente: "Inmediatamente (sic), el viejo Bush transportó a su hijo y al líder ruso" a su lancha rápida Fidelity III para dar una vuelta de 45 minutos. Luego, "dos generaciones de los Bush y otros (sic) cenaron" la tradicional langosta.

Quienes menos se tragan los "cuentos chinos" de los multimedia anglosajones son precisamente los chinos y saben exhibir su pragmatismo en sus reseñas sobre la cumbre informal de Kennebunkport, donde los Bush nunca habían recibido a un líder mundial: "el presidente de EU sabe qué quiere de las charlas: convencer a Putin de que el sistema de defensa misilístico antibalístico en Europa del este no amenazaría a Rusia y sumar al Kremlin a las duras (sic) nuevas sanciones para que Irán suspenda su programa de armas nucleares y, en términos generales, descongelar las relaciones. Lo que busca el presidente ruso es menos claro" (¡súper-sic!).

Daddy Bush se cansó de burlarse del superingenuo Gorbachov, y Clinton del candidísimo Yeltsin, y sería el colmo trágico que a sus 83 años Daddy Bush y su hijo pródigo de 61 (pese a sus limitaciones congénitas) vuelvan a repetir la dosis al disgustado zar ruso, su menor de edad (55 años) seducido por unos besos insípidos, un ramo de flores por marchitarse, una langosta digerida y un efímero paseo en lancha rápida. Tenemos entendido que se come mejor en San Petersburgo que en Kennebunkport, ya no se diga el rancho Crawford (Texas), donde la comida texmex sabe a rayos. Al menos, el disgustado zar ruso no fue invitado al suplicio de hospedarse en el rancho Crawford en ausencia de Daddy Bush, lo cual ya constituye una concesión monumental.

Los chinos suman los agravios que han molestado al zar ruso y que han hundido las relaciones bilaterales "a su punto más bajo": la "Guerra de Irak, los planes misilísticos de defensa, el destino de la democracia en Rusia, la expansión de la OTAN a las puertas de Rusia y la mutua intromisión en los asuntos internos de las anteriores repúblicas soviéticas". Faltó agregar el delicado contencioso de Kosovo y las bases militares estadunidenses en Tadjikistán, Uzbekistán y Kyrguizia.

La línea roja de Rusia está muy bien trazada: el escudo misilístico antibalístico del irredentista régimen bushiano en su "periferia inmediata". Quizá otra línea roja mas sentimental sea Kosovo. A partir de allí todo será negociable.

Los chinos ocultaron la diatriba del disgustado zar ruso mientras se dirigia a comer la langosta bushiana, mientras The Financial Times (1/7/ 07) la puso en exagerado relieve, lo cual delata el malestar británico por el probable descongelamiento bilateral, por lo menos en la retórica mordaz entre las bravatas de Cheney (quien probablemente tenga sus días contados) y las contraofensivas balísticas del disgustado zar ruso.

Lo que se ocultó no es peccata minuta y Neil Buckley, del The Financial Times, lo devela crudamente al sostener que el zar ruso comparó el régimen bushiano con el del Tercer Reich, lo que luego fue desmentido por el Kremlin.

Antes de la cumbre del G-8, Putin había fustigado la "horrible" situación con máscara democrática en EU en medio de la "tortura, Guantánamo y la gente detenida sin juicio ni investigación", y la semana pasada "pareció sugerir que los actos de EU en el siglo XX fueron peores que durante el estalinismo (...): nunca usamos armas atómicas contra civiles y nunca arrojamos sustancias químicas en kilómetros de tierra o lanzamos el equivalente de todas las bombas de la Segunda Guerra Mundial sobre un pequeño país como Vietnam". ¿A poco no es verdad?

El día anterior a la llegada del disgustado zar ruso, Daddy Bush se llevó a pescar a su hijo pródigo por quien ha vertido pletóricas lágrimas en público. La pesca suele tranquilizar los nervios y Baby Bush anda muy perturbado debido a sus graves tribulaciones domésticas y a su fracaso bélico que ha colocado a EU, a juicio de los europeos consultados, como un peligro mayor para la paz mundial que Irán y Corea del Norte juntos, según una reciente encuesta Harris solicitada por The Financial Times (para no variar).

El viejo lobo de mar, Daddy Bush, entiende mejor que nadie (por lo menos más que su hijo pródigo) que la doble vulnerabilidad interna y externa de EU facilita el reposicionamiento ruso. ¿Qué puede conceder el nepotismo dinástico de los Bush al disgustado zar ruso para calmarlo? ¿La devolución a la órbita rusa de Ucrania y Kosovo por el gas de Irán y el petróleo de Venezuela? Irán puede pagar los platos rotos del descongelamiento y, en un descuido, hasta Venezuela. Coincidencias de la vida: mientras el zar ruso comía la langosta bushiana, el presidente Chávez visitaba Irán.

Sueltan los chinos que "existe mayor cooperación sobre Irán y la proliferación de armas nucleares" y filtran mediante la figura de "fuentes anónimas" que "EU ha empezado a discutir con los miembros del Consejo de Seguridad una propuesta que requiere de todos los países la inspección de embarques de material nuclear ilícito de ida y vuelta de Irán, así como el congelamiento de los activos de los bancos iraníes".

¿Estara dispuesto el zar ruso a ir tan lejos con medidas suicidas que pondrían en tela de juicio su doble credibilidad crediticia (económica y política) en Eurasia?... A lo que puede llegar una langosta bushiana.

El triple problema de este cuento del Hades es que Daddy Bush en cualquier momento desaparece de la escena debido a su respetable senectud, y que el zar ruso disgustado y Baby Bush no estarán ya en el poder el año entrante con una diferencia de solamente nueve meses.

 
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