Usted está aquí: lunes 2 de julio de 2007 Opinión Melón

Melón

Luis Angel Silva

El luto sigue

Esto parece procesion fatídica. Lo mismo en Borinquen que en Nueva York y aquí en México, la parca cobró víctimas. Enrique Partida Ayala, mejor conocido como Cayito, se encargó de darme “la terrible”: Armando Rango Hidalgo, notable percusionista mexicano, emprendió el viaje sin retorno el 23 de junio, y con él se va gran parte de la historia del son cubano en nuestro país.

Alla, en el principio de la década de los 40 se reunió un grupo de jóvenes que durante muchos años tocó en diferentes sitios para después tomar cada uno su propio derrotero. Luego, volvieron a encontrarse varios de ellos en el conjunto primero que, al convertirse en Orquesta Latina de Chucho Rodríguez, dejó páginas llenas de calidad, que por fortuna quedaron en grabaciones.

Luis Gonzalez Perez, Antonio Gutiérrez Mezcalilla, Javier Morado Collins, Felipe Chía y, por supuesto, Rango, encontraron en Tony Camargo el complemento ideal para formar un jícamo de 24 kilates y darle pelea al más pintado. Cuentan los viejos de la comarca que sacaban chispas los mano a mano entre Chucho Rodríguez y Arturo Núñez. Y, había bofetadas para entrar al Círculo Social Oaxaqueño y al Swing Club, donde acontecían dichos encuentros.

Estos acontecimientos estaban adornados con la presencia de unas niñas de la noche que paraban el tráfico. Muchas de ellas “laboraban” en un lugar situado en avenida Nuevo León, casi esquina con lo que hoy es el Viaducto, que se llamaba Josephine y servía de algo parecido a sala de espera, donde políticos, ricachones e influyentes llegaban “por lo suyo”, siempre y cuando le llegaran al precio.

este, su enkobio, en esos años trabajaba en La Nacional, fábrica de clavos, y cada jueves asistía a esos salones de baile a gozar. La entrada costaba cuatro pesos, pero gracias a Julio, cuñado de Arturo Núñez, podía entrar sin pagar a endulzarme la trompa de eustaquio. Pero, volviendo a Rango, tuve la oportunidad de conocerlo en uno de los programas que Chucho tenía en la XEW, gracias a Armando Thomae, trompetista, hoy convertido en líder sindical.

En aquel tiempo la sección rítmica consistía en bongocero y tumbador. Rango y Morado simple y sencillamente eran considerados de lo mejor. Habían estudiado solfeo y trataron de ser trompetistas, lo cual por desgracia no logaron, pero sí causaba admiración el acoplamiento que alcanzaron. Además, inventaron efectos y cierres que hasta la fecha a muchos les pasan de noche.

Tuve la oportunidad de trabajar con los dos en el Conjunto Tropical Río Rosa, de Eduardo Periquet, para más tarde ser compañero de Rango en la Orquesta de Chucho Rodríguez y en muchas grabaciones, bajo la dirección del inolvidable viejo Luis González Pérez. Recientemente, Rango formaba parte del grupo que acompaña a Marco Antonio Muñiz en sus actuaciones.

Asimismo, formo parte de un grupo sensacional de muy corta existencia, Luis González y sus Fantasías, a iniciativa de don Ramón de Flores, que en su feudo Fontana Rosa dejó muestra de su calidad. Desde aquí mi más sentido pésame a los familiares de un bongocero fino y profesional. Rango, descansa en paz.

Aunque tarde, lo mismo para los familiares de Tito Gómez, sonero boricua fallecido en Colombia, al cual conocí en la Gran Manzana formando parte de la Sonora Ponceña. Espero que la catrina le dé unos compases de silencio al ambiente sonero de aquí, allá y acullá, porque ha estado muy activa de un tiempo a la fecha.

Hago votos para que la próxima entrega sea para platicarle, amable yeneka, de noticias más agradables y si el “general” me permite, relatarle algo de lo que pude ser testigo en la llamada “época de oro del son cubano en México”, según dicen los más viejos de la comarca, ya que éste, su asere, es de los rucos el más chavo. ¡Vale!

son_de [email protected]
 
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