Usted está aquí: lunes 2 de julio de 2007 Opinión Maíz Solidario, dañino a la salud y al ambiente

Iván Restrepo

Maíz Solidario, dañino a la salud y al ambiente

Una de las prioridades del Plan de Desarrollo de Chiapas 2006-2012 es "disminuir la presión sobre los recursos naturales y la degradación ambiental, aprovechando sustancialmente los recursos, a partir del desarrollo microrregional, la diversificación de la producción forestal y el manejo integrado de los ecosistemas". Nada más conveniente que un programa de tal alcance en una entidad que desde hace décadas sufre notable depredación. Pese a todo, reúne todavía una incalculable biodiversidad, de las mayores del país, mientras su población rural conserva un conocimiento ancestral sobre la forma de armonizar los logros productivos con el respeto al ambiente y la conservación de los recursos naturales. Sin embargo, no se está cumpliendo lo que se prometió en el citado plan.

Hace dos semanas, investigadores y diversas organizaciones sociales y ambientales pidieron al gobernador de Chiapas, Juan Sabines Guerrero, detener el programa Maíz Solidario mediante el cual se entregará a millón y medio de productores semillas, herbicidas y fertilizantes para cultivar maíz de autoconsumo. Por primera vez, dice la propaganda oficial, tendrán a tiempo los insumos para sembrar el alimento básico de la población. Mas ocurre que Maíz Solidario causará daños diversos a la salud pública, al ambiente y a los productores que desde hace 20 años realizan procesos agrícolas muy elogiados que buscan una agricultura sustentable, orgánica, con semillas nativas, libre de agroquímicos y enmarcada en lo que se conoce como "comercio justo".

La riqueza natural de Chiapas contrasta con la pobreza de sus comunidades y la destrucción sistemática de sus bosques y selvas. En ciertas regiones, como el Soconusco, existe una importante agricultura comercial en la que se usan indiscriminadamente agroquímicos. Diversos estudios muestran los daños que tales compuestos ocasionan a la salud de quienes los aplican sin las medidas de protección requeridas y de los que viven cerca de los campos de cultivo. Esa población carece además de atención médica.

En su carta al gobernador Sabines los quejosos incluyen la advertencia del presidente de la Asociación Mexicana para el Estudio de la Hematología, doctor Raúl Cano Castellanos, de que Chiapas es una de las entidades con mayor número de pacientes diagnosticados con leucemia, y que la mayoría de los casos se ubican en áreas rurales donde la población tiene graves carencias (comenzando por los servicios de agua potable, alcantarillado y salud) y se aplican agroquímicos. A la vez señala la urgencia de establecer programas para que la población no viva al lado de los campos de cultivo donde se usan tan peligrosas sustancias.

Sin medidas preventivas para evitar que la población enferme a causa de los agroquímicos (a veces silenciosamente y a largo plazo) y sin la infraestructura para atender a los enfermos, bien podemos adivinar lo que sucede a la flora y fauna de la entidad, a las aguas de arroyos y ríos, a las lagunas interiores y litorales, al imponente y vital sistema hidrológico que forman los ríos Grijalva-Usumacinta.

Pero en vez de instrumentar acciones para lograr un desarrollo sustentable, que eleven la calidad de vida de una población explotada y marginada durante siglos, y garanticen una riqueza natural de primer orden, programas como el cuestionado traerán más pobreza mientras las trasnacionales que elaboran agroquímicos y semillas mejoradas incrementan sus ganancias. Además, ese programa contradice otros esfuerzos gubernamentales en beneficio de miles de productores que buscan una agricultura libre de agroquímicos, comunitaria y sustentable, que rescata las prácticas culturales de los pueblos indígenas y reafirma sus conocimientos sobre la mejor forma de utilizar los recursos naturales. En fin, que desea la soberanía alimenticia local y regional. Con los millones destinados a Maíz Solidario se podría impulsar la siembra de maíz autóctono, mejorar la calidad ambiental y alentar una economía basada en la diversidad cultural, biológica y productiva. Todos saldríamos ganando, comenzando por los más necesitados de apoyo.

 
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