Usted está aquí: martes 26 de junio de 2007 Mundo Sin Africa, el G-8 busca solución en Darfur

Sin Africa, el G-8 busca solución en Darfur

Acuerdan en París apoyar una mayor fuerza militar para detener la violencia en Sudán

AFP, REUTERS

París, 25 de junio. Las potencias económicas con intereses en Sudán se reunieron hoy en la capital francesa para hablar sobre las posibles soluciones a la violencia en la región africana de Darfur. Todos los países con algo que perder o ganar estuvieron ahí. Todos, menos las naciones africanas.

A París acudieron los representantes del Grupo de los Ocho (G-8), que reúne a las siete naciones más ricas del mundo (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Canadá y Japón) más Rusia. Llegaron diplomáticos de la Liga Arabe, preocupados por lo que pueda ocurrir en Sudán, cuya lengua oficial es el árabe y que tiene al Islam como religión oficial. China, principal comprador del petróleo sudanés, tuvo un enviado.

Sin embargo, la Unión Africana (UA), la organización que reúne a los países del continente, la que ha tenido que mantener una fuerza pobremente armada de 7 mil hombres para resguardar la seguridad en Darfur, declinó participar en el encuentro. Explicó que esta cumbre desvía la atención de sus propios esfuerzos por mediar entre el gobierno del presidente sudanés Omar Bechir, las milicias árabes y pro gubernamentales de los janjawids y las dos guerrillas que operan en la zona de conflicto, el Ejército para la Liberación de Sudán (ELS) y el Movimiento Justicia e Igualdad (MJI).

La reunión de París no produjo decisiones nuevas, aunque abundaron las declaraciones optimistas. "El futuro de Darfur se aclaró", afirmó el ministro de Relaciones Exteriores francés, Bernard Kouchner. "Debemos duplicar nuestros esfuerzos", dijo la secretaria de Estado de Estados Unidos, Condoleezza Rice. "Sudán tiene que entender que la paciencia se ha agotado", terció el secretario de Estado de Asuntos Exteriores español, Bernardino León.

También hubo algunas advertencias, como la del presidente francés Nicolás Sarkozy, quien, tras afirmar que "el silencio mata", sostuvo que "la firmeza de la comunidad internacional es la única manera para que avancen las conversaciones" entre las partes y el conflicto llegue a su fin.

La única promesa que surgió fue que las potencias apoyarán a los 20 mil efectivos de la fuerza conjunta de la UA y la Organización de Naciones Unidas (ONU) que sustituirá a los 7 mil soldados y policías desplegados en Darfur, en una fecha próxima aún por determinar. Los integrantes de este cuerpo militar y policiaco serán africanos en su totalidad, pero su mando y sus mecanismos de control serán los de la ONU. Su misión será garantizar la seguridad en la zona, destruida por los enfrentamientos que estallaron en 2003.

Ese año, grupos guerrilleros de Darfur atacaron varios blancos gubernamentales, argumentando que la población de esa región del occidente de Sudán, que pertenece en su gran mayoría a la etnia de los fur y es negra y cristiana o practicante de religiones tradicionales africanas, era discriminada en favor de los habitantes del norte y centro del país, árabes y musulmanes casi todos.

Ambas poblaciones han vivido desde hace siglos en tensión por el uso y aprovechamiento de la tierra. Por un lado, los fur son ganaderos y campesinos sedentarios. Por el otro, los árabes de las regiones vecinas son nómadas que necesitan pasar por Darfur para alimentarse.

La situación fue sostenible por algún tiempo, pero desde antes de que los ingleses conquistaran Sudán, a finales del siglo XIX, hubo que establecer reglas para la convivencia pacífica, como la prohibición de que los árabes cruzaran esas tierras en ciertas épocas del año, a cambio de que no se vallaran las tierras por las que pasarían.

Conforme la población creció y la tierra dejó de dar comida para todos, la tensión aumentó. En 2003 estalló la guerra, que ha provocado al menos 200 mil muertes y dos millones de desplazados, en un país que apenas resolvió, en 2005, otro conflicto armado, el que enfrentó al gobierno con las guerrillas separatistas del sur de esa nación durante 21 años.

Esa guerra anterior fue a su vez la continuación de la primera guerra civil sudanesa, también provocada por la división económica, social y cultural que recorre el país. Esa vez, sin embargo, el enfrentamiento se agravó por el hecho de que la mayoría de los yacimientos petroleros de Sudán están en el sur del país, donde la población musulmana es minoría.

La segunda guerra civil se solucionó otorgando gran autonomía a las regiones rebeldes. Está todavía por verse qué salidas podrá tener este tercer conflicto, aunque decir solamente que "el silencio mata" no parece ser una solución efectiva.

 
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