Usted está aquí: martes 26 de junio de 2007 Cultura Itacate

Itacate

Cristina Barros y Marco Buenrostro

Del campo a la ciudad

ES CASI IMPOSIBLE creer que hasta hace poco llegaban al Zócalo las canoas que transportaban un sinnúmero de hortalizas a la ciudad. Las chinampas se regaban con agua de manantial.

POR LAS CALLES de la urbe se escuchaban los pregones de los vendedores, ellos sí, ambulantes, que día con día traían de los alrededores toda clase de alimentos.

TODAVIA EN LOS años 50, en áreas ahora urbanizadas, se veían los maizales, trigales y algunas huertas; el campo no era ajeno sino parte del paisaje.

LA CONCENTRACION de la población urbana con un crecimiento horizontal y vertical vertiginoso, en un buen número de ciudades del país, ha modificado el paisaje notablemente. Hoy, si queremos ver campo, muchos tenemos que hacer un viaje especial.

SIN EMBARGO AHI están todavía vitales, aunque con problemas que les dificultan sus costumbres tradicionales, las delegaciones que tienen zonas rurales: Cuajimalpa, Alvaro Obregón, Magdalena Contreras, Tlalpan, Xochimilco, Milpa Alta, Iztapalapa. En otras ciudades del país hay poblados en las inmediaciones.

PRESTAN INNUMERABLES servicios a las ciudades. Todavía se producen alimentos, se cuidan los bosques que nos permiten renovar el aire contaminado, se acumula e infiltra agua en las barrancas y laderas, pero sobre todo ahí encontramos vivas las expresiones culturales de siglos preservadas con gusto y conciencia.

SI, TENEMOS UNA gran deuda con los campesinos en general. La industrialización del país, sobre todo a partir de mediados del siglo XX, fue posible gracias a que se impusieron precios muy bajos a los productos del campo, en relación con el costo de la producción; los que realmente encarecían estos insumos eran y son los intermediarios.

LA SITUACION SE ha hecho más grave en los pasados 20 años. Basta asomarse al campo para ver el abandono en que lo han dejado quienes gobiernan, además de la sobrexplotación de los recursos naturales.

URGE QUE SE encuentren el campo y la ciudad. Es necesario que nuestros niños sepan de dónde viene lo que comen y valoren la importancia de los alimentos frescos. Que conozcan de cerca las tradiciones que dan identidad a barrios y pueblos, así como el placer de ver crecer lo que uno siembra.

NUMEROSAS organizaciones y personas hemos convocado en días pasados a una campaña nacional por la soberanía alimentaria y la reactivación del campo mexicano. El lunes 25 se iniciaron algunas de las acciones que tendrán lugar en los próximos meses.

LOS INVITAMOS A sembrar en casa su propia mata de maíz, tomando en cuenta esos versos que dicen ''granito que has de comer, granito que has de sembrar, si cosechas quieres, pero antes tienes que sembrar". Pronto les diremos cómo.

DE LO QUE hagamos de inmediato para conocer mejor el trabajo campesino y valorarlo, dependerá la salud y la calidad de vida de los niños y jóvenes, el futuro de millones. Padres, madres, abuelos, abuelas, maestras, maestros, jóvenes, autoridades concientes pueden echar a andar la creatividad para lograrlo. A través de este Itacate daremos cuenta de ello.

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