Usted está aquí: viernes 22 de junio de 2007 Opinión La derrota moral del PRI en Baja California

Jaime Martínez Veloz

La derrota moral del PRI en Baja California

El rechazo de la candidatura de Jorge Hank al gobierno de Baja California, por parte del Tribunal Estatal Electoral de esa entidad, es el resultado de una combinación de factores. Después de la derrota del PRI en 1989, dicho partido tuvo un largo trecho de reorganización y recuperación de sus organizaciones de base, que lo mantuvieron en la disputa electoral, mediante una estrategia de trabajo comunitario y fortalecimiento de directrices que se anudaban en el espíritu de las ideas nacionalistas y de orientación popular que le dieron origen a ese partido.

Durante ese tiempo la base movilizada del PRI brindó una lucha sólida en contra del proyecto derechizante del PAN. Fueron múltiples y variadas las acciones que caracterizaron a esta etapa, que llegó a su fin en el año 2002, cuando en una jugada de doble banda, las huestes de Jorge Hank y la profesora Elba Esther Gordillo, distantes hoy, fueron aliados para consumar el fraude en Baja California en contra de la candidatura de Beatriz Paredes a la presidencia de ese partido, a favor de Roberto Madrazo.

A partir de ese momento la conducción quedó en manos de políticos con muchas ambiciones y poco sentido del quehacer que reclama un proyecto de recuperación democrática del estado. Se relegó el ejercicio democrático de los consensos por el de la imposición, se sustituyó la magia de las convicciones por la promesa fácil y la ilusión de las baratijas como estímulo partidario. Se sustituyó la definición de estrategias por medidas cortoplacistas convenencieras que hoy tienen al PRI al borde del abismo.

De esta manera y sin discusión alguna con su base social, la fracción priísta ante el Congreso del estado promovió y aprobó la reforma del artículo 42 de la Constitución Política de Baja California, que impide a quien tenga un cargo de representación popular aspirar a otro dentro de la entidad. En su momento el PRI estatal y sus diputados presumieron e hicieron gala de dicha reforma constitucional, que hoy los tiene casi fuera de la competencia.

Para los panistas, no es la ley lo que persiguen que se cumpla, aunque así lo declaren; lo que hacen es aprovechar los errores cometidos por el propio PRI, que fue quien condujo la reforma que llaman ley antichapulín, y se la aplican a quien hoy, al igual que los panistas, realiza una campaña onerosa, ostentosa e insultante.

Acostumbrados a vivir en un estado donde la impunidad es la madre de todas las calamidades, pero que se ha convertido en el lugar común del quehacer político, los consejeros de Jorge Hank, acompañado de su ego, decidieron llevar al extremo su aventura política y sin limitación alguna en el terreno financiero olvidaron los viejos consejos de la sabiduría política, la cual dice que "en política la circunstancia lo es todo".

La estrategia de Felipe Calderón de buscar su legitimación presidencial mediante un supuesto combate a la delincuencia no puede permitirse el lujo de darle el paso a una candidatura como la de Jorge Hank, mucho menos que le arrebaten la gubernatura del estado, lo cual pondría en una situación de debilidad o de sospecha su cruzada por la seguridad nacional, mucho menos cuando nuestro estado se ubica geográficamente en una franja de seguridad del territorio estadunidense, según la estrategia geopolítica de ese país.

Esta es, creo, la razón de fondo que existe en la anulación de la candidatura de Jorge Hank, cuyo partido le ha dado al PAN todos los elementos para que lo impugne.

El PRI está ante un callejón sin salida; es víctima de los errores de quienes lo han dirigido, que están llevando a sus bases a una batalla perdida. Ni los miles de millones de dólares que han gastado en su campaña pueden ocultar sus errores en la conducción política. Le han dado al PAN el pretexto que le faltaba. El PAN combate al PRI con las propias decisiones del PRI.

Quienes defendemos la construcción de un estado soberano y que le permita a los ciudadanos un porvenir diferente seguiremos luchando en esta frontera que, dicho sea de paso, la izquierda nacional hace mucho tiempo olvidó. Sé que no tenemos más que nuestras propias manos y la organización que vayamos consolidando, pero lo hacemos con la firme convicción de que creemos en el proyecto que defendemos, sin importar la ausencia de una izquierda mexicana que ha relegado los asuntos de la frontera norte. Sin embargo, eso nos ha permitido consolidar una interpretación regional sólida y una propuesta convincente acerca del devenir bajacaliforniano.

Estamos ante la posibilidad de emerger como una izquierda de la frontera norte, con una presencia coherente y articulada. Sé que lo vamos a lograr, porque cada vez con mayor énfasis la gente de la frontera recupera su capacidad de creer en un nuevo proyecto, que conjugue en plural sus aspiraciones.

El despertar amargo que ha tenido la clase política priísta es un reflejo en el cual los panistas deben recapacitar. Han gobernado con el mismo estilo y moldes de los priístas tradicionales; abandonaron las convicciones de sus ideólogos y han puesto en riesgo su permanencia en el poder.

En Baja California es la hora de la construcción de un nuevo acuerdo social, que garantice condiciones armónicas para una convivencia democrática. Esa es la única vía que tiene posibilidades de enfrentar con relativo éxito el caos, la inseguridad y la ruptura del tejido social que caracteriza a nuestra entidad.

www.votaveloz.com.mx

 
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