Usted está aquí: viernes 15 de junio de 2007 Ciencias Gobiernos buscan motivar la donación altruista de órganos

Crece el porcentaje de operaciones clandestinas; combaten el "turismo de trasplantes"

Gobiernos buscan motivar la donación altruista de órganos

Concepciones culturales bloquean las iniciativas para lograr más intervenciones de este tipo

En la Unión Europea mueren cada año 10 personas que están en lista de espera de un riñón

AFP

Ampliar la imagen Pacientes que necesitan el trasplante de un riñón miran el programa holandés El Gran Donador donde una mujer, supuestamente enferma terminal, donaría uno de sus órganos al ganador del programa. Al final se informó que el reality fue un engaño, que lo hicieron para concientizar a la gente y lograr más donadores Pacientes que necesitan el trasplante de un riñón miran el programa holandés El Gran Donador donde una mujer, supuestamente enferma terminal, donaría uno de sus órganos al ganador del programa. Al final se informó que el reality fue un engaño, que lo hicieron para concientizar a la gente y lograr más donadores Foto: Ap

París, 14 de junio. Desde Brasil hasta Japón las listas de pacientes que necesitan un trasplante se alargan a causa de la cruel penuria de falta de órganos, pese a situaciones y reglamentaciones diferentes de un país a otro, con plazos de espera que pueden llegar a varios años en ciertos casos.

El mundo entero es cada vez más consciente de estas carencias, llevando incluso a controvertidas iniciativas, como una reciente emisión de televisión en Holanda en la que supuestamente se ponía en juego la donación de un riñón.

Por ejemplo, el número de personas que donan órganos difiere de forma significativa de un país a otro en la Unión Europea. Desde 34.6 donantes por millón de habitantes en España a apenas 0.5 en Rumania, pasando por seis en Grecia y 13.8 en Gran Bretaña.

El riñón aparece como el órgano que más se necesita en el mundo, según las indicaciones recogidas por las oficinas de la Afp.

Pese a la diálisis, el trasplante de riñón sigue siendo la mejor manera de tratar la insuficiencia renal. Y la "epidemia mundial" de diabetes, una de las principales causas de la insuficiencia renal, temida por los especialistas, podría agravar la situación.

Durante 2005 fueron trasplantados 66 mil riñones, según los datos de 98 países, lo que representa modestamente 10 por ciento de las necesidades estimadas, escribe la revista británica médica The Lancet en su edición reciente.

Ante el desarrollo de la comercialización de órganos y del "turismo de trasplantes", que representaría cerca de 10 por ciento de las operaciones efectuadas en el mundo (The Lancet), la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció en marzo pasado la creación de un foro mundial para desarrollar nuevas líneas de conducta.

El Instituto de Urología y Trasplantes de Karachi reveló que entre 80 y 85 por ciento de las intervenciones de este tipo practicadas en Pakistán lo eran por razones comerciales.

Varios días más tarde el gobierno de China, que con frecuencia ha sido acusado de traficar con órganos extraídos a los condenados a muerte, promulgaba su primera ley sobre la prohibición del comercio de órganos humanos.

Según estadísticas oficiales, cerca de un millón y medio de pacientes necesitan cada año un trasplante en China, pero sólo 10 mil demandas son satisfechas. Esta cifra que colocaría a este país en el segundo puesto por el número de trasplantes realizados, detrás de Estados Unidos (14 mil 756 trasplantes en 2006).

Donación continental

En el seno de la Unión Europea, donde 10 personas en espera de un trasplante mueren a diario, la Comisión de Bruselas presentó en mayo un plan para promover la donación de órganos, proponiendo en particular la creación de una tarjeta europea de donante.

Hace pocos días una emisión holandesa de telerrealidad puso en juego la donación de un riñón, pero se trataba en realidad de una broma destinada a alertar a la opinión sobre la falta de órganos.

La mayoría de los europeos (56 por ciento) estaría dispuesta a donar uno de sus órganos después de la muerte, pero sólo 12 por ciento de ellos poseen una tarjeta de donante y sólo 41 por ciento lo han discutido con su familia.

En numerosos países es la familia del difunto la que tiene la última palabra. En Australia, que tiene uno de los porcentajes de donantes más bajos del mundo, la familia se opone a la donación una de cada tres veces.

La donación de órganos no tropieza generalmente con objeciones de tipo religioso, sino con barreras culturales. De esta forma en Japón la noción de deceso reposa tradicionalmente sobre el paro cardiaco en lugar de la interrupción de la actividad cerebral. En China se considera que un cuerpo debe permanecer íntegro para garantizar el reposo del alma.

Los órganos destinados a los trasplantes pueden ser extraídos en personas en estado de muerte cerebral, o de donantes vivos para órganos como el riñón o una parte del hígado.

 
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