Usted está aquí: jueves 14 de junio de 2007 Política Simulación de reforma en Oaxaca

Adelfo Regino Montes

Simulación de reforma en Oaxaca

Hoy día los oaxaqueños estamos viviendo un nuevo acto de simulación con la presentación de la supuesta Agenda legislativa para la reforma del Estado por parte del Congreso del estado de Oaxaca, y que a decir de uno de sus voceros pretende concebirse "como un ejercicio democrático, con la participación de todos los sectores de la sociedad", para construir "una nueva cultura política bajo el impulso de una política sustentada en el diálogo y la discusión franca y abierta de las ideas, propuestas e iniciativas".

Más allá de la retórica y de la demagogia, con esta supuesta reforma del Estado el gobierno de Ulises Ruiz Ortiz pretende realizar algunos cambios formales en la legislación estatal para que todo siga igual, y sobre todo para seguir permaneciendo en el puesto que hasta ahora dice ostentar, más aún cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación está por empezar una investigación sobre los delitos cometidos por su gobierno en contra de la ciudadanía oaxaqueña que participó en las movilizaciones convocadas por la APPO y la Sección 22 del SNTE.

Nada nuevo ni bueno hay detrás de esta simulación, sino más de lo mismo. Una agenda legislativa construida a espaldas de la sociedad por una clase política que nos tiene fracturados, confrontados y en ruinas. Una reforma concebida en el escritorio de quien dice gobernarnos, a fin de seguir preservando sus intereses personales y grupales. Una iniciativa carente de legitimidad social que no hará más que seguir profundizando las heridas que ellos mismos abrieron el año pasado.

A la mesa de la supuesta reforma han sido invitados los mismos de siempre. Un partido gobernante, el PRI, en franco descrédito y decadencia. Unos partidos que dicen ser de oposición, entre ellos el PRD, que no hacen más que seguir puntualmente las indicaciones del gobernador. Un Poder Judicial que navega en el limbo y que es el autor formal de todas las órdenes de aprehensión en contra de los miembros del movimiento social oaxaqueño. Un instituto electoral que no es más que una oficina alterna del PRI. Unos empresarios que no son más que los beneficiaros directos de las obras que supuestamente ha hecho el gobierno. Dos investigadores del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM que no tienen idea de la complejidad y pluralidad social y cultural de Oaxaca. ¿Tendrán estos sujetos la autoridad moral para realizar las transformaciones que estamos demandando los oaxaqueños?

Con un cálculo político bastante limitado -como el que hicieron el año pasado cuando decidieron reprimir a los maestros, o cuando los legisladores decidieron prorrogar un año más su mandato, en abierta violación a la Constitución-, el gobierno de Oaxaca y sus legisladores creen que ahora sí podrán engañarnos, sobre todo cuando perciben que el movimiento social y magisterial está desmovilizado. Caen en el cinismo cuando suponen que ahora, con su supuesta reforma, los oaxaqueños habremos de darles el perdón y la confianza. Se equivocan. Los oaxaqueños no queremos más de lo mismo. Los oaxaqueños no queremos una reforma a modo para que todo siga igual.

Tenemos claro que después de la insurgencia cívica que hemos vivido el año pasado, lo que queremos es una amplia y profunda transformación de las estructuras jurídicas, políticas, económicas, sociales, culturales y educativas del estado de Oaxaca. Una transformación que debe empezar por la construcción de un nuevo pacto social, mismo que debe reflejarse y traducirse en una nueva Constitución y en un nuevo ordenamiento jurídico e institucional. Y que para lograrlo se requiere de una verdadera y auténtica participación ciudadana, de una amplia convocatoria social en que se involucren todos los sectores sociales por medio de mecanismos efectivamente democráticos.

La exigencia de un nuevo ordenamiento constitucional en Oaxaca, y no una simple reforma como lo anuncia el gobierno, ha sido consensuado en diversas instancias e iniciativas de la sociedad oaxaqueña. Además de la APPO y la Sección 22 -que por cierto están ausentes en la aludida reforma gubernamental-, así ha sido planteada en el Foro por la Gobernabilidad y la Democracia (agosto 2006); en la Iniciativa Ciudadana de Diálogo por la Paz, la Democracia y la Justicia (octubre-diciembre 2006) y en el Foro de los Pueblos Indígenas de Oaxaca (noviembre 2006). De modo que esta es la ruta que nos estamos trazando los oaxaqueños.

Pero nada será posible, ni siquiera las iniciativas y augurios gubernamentales, mientras se perpetúan las injusticias en contra de los integrantes del movimiento social oaxaqueño, de los cuales varios siguen encarcelados; mientras los autores materiales e intelectuales de los 26 asesinatos del año pasado anden libres y tengan la protección de las instancias de procuración y administración de justicia; mientras tengamos unos legisladores que lo único que les interesa es tener su cuota de poder y dinero; mientras tengamos un gobierno que se ha dedicado a dividir, fracturar y violentar a la sociedad. En síntesis, mientras en Oaxaca no haya las condiciones mínimas que nos encaminen hacia la reconciliación y la paz verdaderas. Nada de ello ha ocurrido. Por eso la iniciativa de reforma gubernamental caerá en el vacío.

A don Joel Regino, quien descansa y vive por siempre.

 
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