Usted está aquí: jueves 14 de junio de 2007 Mundo Nuevo ataque a santuario chiíta en Samarra; milicias toman las calles

Escalada de violencia sectaria en Irak; los sunitas temen matanzas en represalia

Nuevo ataque a santuario chiíta en Samarra; milicias toman las calles

Declara el gobierno toque de queda

Moqtada Sadr llama a unirse para combatir la ocupación

PATRICK COCKBURN THE INDEPENDENT

Ampliar la imagen Protesta en Kerbala, al sur de Bagdad, por el ataque de ayer contra la mezquita chiíta Al Asari Protesta en Kerbala, al sur de Bagdad, por el ataque de ayer contra la mezquita chiíta Al Asari Foto: Ap

Ampliar la imagen Tres aspectos de la mezquita chiíta Al Asari en Samarra: el primero, en febrero de 2004, como lucía originalmente; el segundo, en imagen de 2006 tras un ataque que destruyó el domo, y el tercero, ayer, luego de sufrir otro atentado con bomba que derribó los alminares Tres aspectos de la mezquita chiíta Al Asari en Samarra: el primero, en febrero de 2004, como lucía originalmente; el segundo, en imagen de 2006 tras un ataque que destruyó el domo, y el tercero, ayer, luego de sufrir otro atentado con bomba que derribó los alminares Foto: Ap

Bagdad, 13 de junio. Bombas destruyeron el miércoles por la mañana los alminares del santuario chiíta Al Asari en Samarra, repitiendo el ataque que el año pasado provocó un baño de sangre y pánico en Bagdad, donde la gente empezó a huir para ocultarse en sus hogares temiendo que hubiera asesinatos de sunitas como represalia.

"Cuando las nubes de polvo se disiparon, ya no pude ver los alminares", dijo Imad Nagi, un comerciante. "Cerré mi tienda y me fui a casa inmediatamente". Otro residente, Abdul Khali Mohammed, predijo que esto provocaría violencia en la capital: "Los milicianos chiítas ahora aprovecharán la oportunidad de matar a familias sunitas en Bagdad".

La guerra sectaria en la capital, que algunos políticos iraquíes llaman "la batalla por Bagdad", escaló durante el mes pasado pese al arribo de 17 mil nuevos soldados estadunidenses, lo que elevó a 30 mil el número de militares de Estados Unidos en la ciudad. El "incremento" en las fuerzas estadunidenses, en un principio, hizo disminuir el número de asesinatos, pero éste se elevó nuevamente en mayo, cuando un total de 736 cadáveres aparecieron tirados en las calles.

El segundo ataque en Samarra muy probablemente llevará a una escalada en la guerra entre sunitas y chiítas, pese a los llamados a la moderación hechos por el gran ayatollah Ali Sistani, el más influyente clérigo chiíta. Moqtada Sadr, el líder del ejército del Mehdi también llamó a los iraquíes a concentrarse en poner fin a la ocupación estadunidense. Dijo que dicha ocupación es "el único enemigo de Irak" y que "por eso todos debemos exigir su partida".

Fue la destrucción del domo dorado del mismo templo en Samarra, el 22 de febrero de 2006, lo que llevó a un baño de sangre durante el cual mil 300 personas fueron asesinadas en unos cuantos días.

El ataque del miércoles fue casi con toda seguridad obra de los insurgentes sunitas antichiítas, muchos de ellos miembros de Al Qaeda en Irak, quienes están ansiosos de hacer estallar una guerra civil sectaria en el centro del país. Esto les permitiría presentarse ante la población como defensores de la comunidad sunita.

El gobierno declaró un toque de queda que originalmente iba a comenzar a las tres de la tarde, pero se movió a las seis. El chiíta ejército del Mehdi tomó las calles en varias áreas como Al Khadamiyah, donde se ubica otra mezquita chiíta. En varias ocasiones los milicianos chiítas confrontaron a las fuerzas estadunidenses, pero hubo sólo unos pocos enfrentamientos. Mucho del oeste de Bagdad, donde vive la mayoría de los chiítas en la capital, quedó totalmente desierto.

"Tengo miedo porque mi casa está justo junto al distrito de Al Amel, en el oeste de Bagdad, que es mayoritariamente sunita", dijo Huda, un periodista. "Soy chiíta, pero si hay bombardeos de represalia del ejército del Mehdi, podemos quedar atrapados en medio".

En otra zona cercana llamada Baiyaa ha habido enfrentamientos sectarios recientemente; hombres armados que venían a bordo de dos camiones empaparon la mezquita sunita de Khudair al Janabi con petróleo y le prendieron fuego. El humo salía por las ventanas y tres cuartas partes del edificio quedaron destruidas. La destrucción de mezquitas con frecuencia es un signo para que toda la comunidad se sienta obligada a irse.

La última destrucción en la mezquita de Samarra provocará seguramente represalias. Los chiítas veneran templos en cuatro ciudades de Irak: Najaf, Kerbala, Khadmaiyah y Samarra, donde los imanes, descendientes del profeta, son sepultados en templos de domos dorados.

El que los insurgentes hayan tenido éxito en destruir el templo en Samarra demuestra la incapacidad del gobierno de defender objetivos que tienen la posibilidad de ser atacados. Los policías que supuestamente defendían la mezquita fueron detenidos más tarde y se les exigió explicar porqué no resistieron. La ciudad de Samarra, predominantemente sunita, ha sido durante largo tiempo un bastión insurgente.

En Bagdad los 30 miembros del bloque parlamentario que son leales a Sadr abandonaron el Parlamento en protesta por lo que ocurrió en Samarra. Dijeron que no volverán a participar en las sesiones hasta que el gobierno adopte "medidas realistas" para reconstruir el templo.

A juzgar por experiencias pasadas, la venganza contra los sunitas seguramente no se manifestará con ataques frontales, sino en asesinatos perpetrados por escuadrones de la muerte llevados a cabo por las fuerzas de seguridad dominadas por los chiítas.

© The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca

 
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