Usted está aquí: domingo 10 de junio de 2007 Opinión ¿La Fiesta en Paz?

¿La Fiesta en Paz?

Leonardo Páez

Las Ventas, respeto

Siete décadas de trabajo profesional e imaginativo

MIENTRAS EN MEXICO los metidos a promotores de la fiesta de toros hacen como que hacen y dicen como que dicen para a la postre no obtener resultado positivo alguno ni sacar a la fiesta del hoyo en donde ellos mismos
la metieron, en ciudades más congruentes con su tradición taurina, como Madrid, aficionados, empresa, autoridades, ganaderos, matadores y crítica suman esfuerzos para mantener a la Feria de San Isidro en el primerísimo rango adquirido en siete décadas de trabajo profesional imaginativo.

NADA DE AUTORREGULACIONES ni de nuevos ricos antojadizos metidos a empresarios ni de figurines ventajistas ni de jueces amedrentados ni de públicos desidiosos. Cayendo a veces en un rigorismo que rebasa el buen sentido, la afición madrileña, de entrada, ha exigido siempre el toro con edad y trapío, no por excepción sino como regla.

CUANDO ALGUN FAMOSO y un juez -allá le llaman presidente- ha escogido y aprobado un encierro anovillado, al primero le cuesta el cargo y el segundo ha pagado con creces su engañifa, debiendo arrimarse en serio en subsecuentes actuaciones para volver a congraciarse con ese público.

ACA, CON CUATRO fulastres corridas denominadas toristas, pues ya se comprobó que en la temporada grande dan corridas novillistas, sobre todo a los toreros que figuran, el promotor en turno de la Plaza México, Curro Leal, todavía tiene cara para defender sus modestos alcances empresariales, justificar su veto a un torero como Rafael Ortega, que no pertenece a la mafia taurina, y achacar su falta de éxito, como su antecesor Herrerías, a autoridades taurinas de la delegación Benito Juárez.

TANTA AUTOCOMPLACENCIA NO ha sido jamás garantía de profesionalismo ni de filosofía de servicio ni de respeto a sí mismo y a la comunidad que se pretende servir, trátese de los toros, la política o
la religión. Si los responsables de que la gente pierda interés por algo son siempre "los otros", entonces pasarán siglos y taurinos, políticos y reverendos seguirán montados en su grotesco macho de que ellos están bien y los demás, mal.

SAN ISIDRO 2007, en la monumental de Las Ventas, fue despliegue y confirmación de un respeto irrestricto por el toro de lidia, por sus criadores, promotores, lidiadores y espectadores -agrupados en una sólida asociación de tenedores de derecho de apartado-, con resultados que se antojan inverosímiles, y más comparados con los de la Plaza México en los últimos 14 años: una derrama de entre 60 y 80 millones de euros. Alrededor de mil millones de pesos.

SEBASTIAN CASTELLA, INCONTENIBLE, fue declarado el triunfador de la Feria, no obstante ser francés; El Juli consiguió la mejor faena, El Fundi la mejor estocada, el mejor rejoneador fue Diego Ventura, de sobria monta y espectaculares quiebros a porta gayola; el encierro más bravo fue el de Victoriano del Río y el mejor toro, Rebosillo, de la legendaria ganadería portuguesa de Palha. Pero quien vuelve a obtener el premio más importante es la comunidad de Madrid, por su respeto a sí misma y a una tradición taurina con grandeza.

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