Usted está aquí: domingo 10 de junio de 2007 Estados La Casa del Pueblo recupera fama tras la victoria de Ivonne Ortega

Cientos acuden a la sede del tricolor en busca de apoyos

La Casa del Pueblo recupera fama tras la victoria de Ivonne Ortega

LUIS A. BOFFIL GOMEZ

Ampliar la imagen Como en los viejos tiempos, la sede del PRI en Yucatán vuelve a recibir a cientos de personas que acuden con la esperanza de recibir apoyo de todo tipo Como en los viejos tiempos, la sede del PRI en Yucatán vuelve a recibir a cientos de personas que acuden con la esperanza de recibir apoyo de todo tipo Foto: Luis Boffil

Mérida, Yuc., 9 de junio. Largas filas, hasta de mil 500 personas, la mayoría humilde e indígena, se forman diariamente en los patios de la Casa del Pueblo, sede estatal del PRI, donde ven transcurrir las horas en busca de trabajo, medicamentos, asesoría jurídica gratuita, becas escolares o simplemente para que les escuche la gobernadora electa, Ivonne Ortega Pacheco.

Es la Casa del Pueblo, donde el tricolor celebró victorias y lloró derrotas, que ahora con el triunfo del pasado 20 de mayo parece resurgir del olvido, y los militantes que encaminaron sus pasos a distintas ofertas políticas regresan con la esperanza de recibir ayuda de los dirigentes y, por supuesto, de Ortega Pacheco.

Cosas de la vida y la política: "La gente quiere estar con los ganadores siempre, cuando estuvimos caídos nos abandonaron, pero ahora han retornado; es lógico, volvemos a estar en el poder", expresó un alto directivo del partido.

Desde las 7 de la mañana las personas hacen fila para gestionar todo tipo de apoyos. Algunas se fastidian y se van, otras aguantan el sofocante calor de 38 grados centígrados. Mujeres adultas mayores, en su mayoría, desfilan a las puertas del salón donde se reciben toda clase de solicitudes.

"No se arremolinen, aguanten, a todas se les atenderá, pero un poco de paciencia", exclama una de las encargadas de recibir documentos, escuchar lamentos y canalizar a la gente hacia otros departamentos.

-Por favor, queremos hablar con doña Ivonne (Ortega), queremos una audiencia con ella, tenemos un problema muy grave en nuestra colonia -refiere María Cen Matú, ama de casa.

-¿Cuál es el problema? -responde con muestra de fastidio la recepcionista.

-Es que los vecinos del rumbo no tenemos luz desde hace días, y con el calor que hace nos estamos asando -revela María.

"No es fácil tener contenta a la gente, pero es el precio de estar nuevamente en el poder", se ufana Carmita, empleada de la Casa del Pueblo.

"Esperemos que doña Ivonne Ortega no se olvide de nosotros, los más jodidos y pobres, que le ayudamos con nuestro voto. Por eso perdió el PAN, porque se olvidó de los pobres y sirvió sólo a los ricos", asegura, entre enojada e irónica Yamile Pérez, quien acudió a solicitar "chamba, de lo que sea."

Nerio Torres Arcila, dirigente estatal del PRI, admite que la gente regresó al partido y hay que darle ayuda, "volver a los orígenes pues por olvidarlos perdimos el poder". Pide comprensión, pues no se les puede atender a todos al mismo tiempo.

La propia Ortega Pacheco, de 34 años de edad, empezó como secretaria de Gestión Social, justamente en la Casa del Pueblo, hace menos de 15 años.

Y aunque ella casi nunca está en la sede, salvo excepciones, la gente está esperanzada de que aparezca para que, con "varita mágica", les solucione sus problemas. "Es el precio de la fama", suelta Torres Arcila.

La Casa del Pueblo fue construida en 1928 por el entonces gobernador Bartolomé García Correa para apoyar a la gente marginada que no tenía ni techo dónde pasar la noche: en el inmueble lo encontraba, y hasta con un plato de sopa caliente. Eran otras épocas.

 
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