Usted está aquí: sábado 9 de junio de 2007 Cultura Acercan la danza a más personas, sin bailarines de puntitas ni tutú

La CND presenta las obras ¡Esquina bajan!, Deseo y Sinfonía para nueve hombres

Acercan la danza a más personas, sin bailarines de puntitas ni tutú

Nellie Happee rinde tributo a la ciudad de México de los años 40 y 50

La primera coreografía vislumbra ''un México -hoy tan agitado-, de manera más artística'', dice el director de la compañía

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

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Ampliar la imagen Escenas del ensayo de ¡Esquina bajan!, de la coreógrafa Nellie Happee Escenas del ensayo de ¡Esquina bajan!, de la coreógrafa Nellie Happee Foto: Yazmín Ortega Cortés

Al público no siempre le gusta ver bailarines de puntitas y tutú, dice Dariusz Blajer, director de la Compañía Nacional de Danza (CND), que este fin de semana lleva al Palacio de Bellas Artes las piezas ¡Esquina bajan!, Deseo y Sinfonía para nueve hombres, creadas en los pasados 13 años.

En el ensayo general de ¡Esquina bajan!, se escuchó la voz tersa de Nellie Happee, creadora de la coreografía, quien desde el centro de la sala del Palacio de Bellas Artes pidió/confió: ''De corrido y sin tropiezos".

La música anuncia al espectador algo diferente: no hay orquesta, ni son piezas del repertorio clásico. Son los versos de Agustín Lara en voz de Toña la Negra: ''Latieron dos corazones/ juntando su desvarío,/ uno habría de ser tuyo/ el otro debía ser mío./ Quiso la vida juntarnos/ como el amargo a la miel/ y nadie podrá separarnos/ si tú eres mujer... mujer./ Yo quiero que nunca me dejes/ que nunca te alejes de mí,/ que sean tus palabras/ las dulces promesas que yo te pedí,/ que rasgue tu pecho/ la queja de mi alma como una oración/ que no me traiciones/ que me lleves dentro como una obsesión".

No hay zapatillas de ballet sino zapatos que, de lejos, son los que se llevan cualquier día, aunque en realidad deben ser especiales para el baile; el vestuario remite a una época que ya se fue, un México que sólo queda en el recuerdo: el de los años 40 y 50.

La escenografía es con esas enormes telas que van de techo a suelo con imágenes pintadas de Chapultepec, el Monumento a la Revolución, la avenida Juárez con el Palacio de Bellas Artes a la derecha o el kiosco de Santa María la Ribera.

Desfilan policías, niños, vendedores de algodones de azúcar, barrenderos, choferes de taxi y de camiones de pasajeros con todo y sus vehículos; una señora que va o viene del mercado, una pareja de enamorados que se sube al camión y termina dándose un beso en los labios (la instrucción de Nellie Happee: ''No hay beso en la boca, en ese tiempo no se acostumbraba", y ella lo sabe bien porque a los 12 años ya viajaba sola en camión para ir a sus clases de ballet).

Hay ladrones, peleas callejeras, una mujer enfundada en un vestido de color amarillo muy entalladito, un borrachito, vendedores de merengues, estudiantes, un vocero, turistas, gánsteres, un lechero y hasta un diablo y un ángel que se mueven al compás del mambo, el swing, el danzón o el pasodoble.

De Agustin Lara a Los Panchos

Happee da los últimos toques a la coreografía que estrenó la CND en 1994. Sus observaciones son cumplidas de inmediato por los bailarines: ''A la izquierda, Aranda; No avances tanto Urrutia, mi amor; Retrocedan, retrocedan; más al centro; Deben quedarse en escena hasta que acabe la música; Por favor no me dejen solo el escenario; No te subas tanto la falda; Vean la luz; Pasos grandes a los lados, chicas, no se tapen; Abre Cervantes, porque si no me tapas al de la bicicleta..."

De ¡Esquina bajan! dice su creadora: ''soy chilanga, soy de esta ciudad y es un homenaje a esa época de los años 40 y 50". Por eso la música que utilizó para la pieza dancística va de Agustín Lara a Los Panchos, la orquesta de Glenn Miller, Libertad Lamarque o Dámaso Pérez Prado.

Esa es la música de mi época, añade la coreógrafa y ''decidí llevarla a la danza como una forma de bailar sin tener que pedir estilos prestados y sirvió también para que los jóvenes de la compañía conocieran nuestra música. Fue difícil porque había que enseñarles a bailar en pareja. Con los nuevos lucho tanto con el swing, porque lo bailan como huaracha que no es lo mismo".

A su vez, Blajer señala que con esta pieza ''se ve a México, hoy tan agitado, en un modo más bello y artístico y es otra forma de acercar al público a la danza, porque no a todos les gusta el ballet de puntitas y tutú. Esta es una forma de expresión más natural que gusta mucho al espectador".

¡Esquina bajan!, Deseo (co-reografía de James Kudelka con música de Sergei Prokofiev) y Sinfonía para nueve hombres (con coreografía de James Kelly y música de Metallica) se presentan, las tres, los domingos 10 y 17 de junio a las 17 horas y el jueves 14 a las 20 horas en el Palacio de Bellas Artes (avenida Juárez y Eje Central). El precio de los boletos va de 100 a 300 pesos.

 
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