Usted está aquí: domingo 3 de junio de 2007 Opinión La reforma fiscal de Calderón: un asunto de caciques y esclavos

Mario Di Costanzo*

La reforma fiscal de Calderón: un asunto de caciques y esclavos

Durante la semana pasada, diversos funcionarios de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público señalaron que, en la propuesta hacendaria que en breve se presentará al Congreso de la Unión, se ha descartado la posibilidad de la aplicación del IVA a los alimentos y medicinas.

En vez de ello, el equipo de Agustín Carstens, de manera muy discreta, ha dejado entrever que su propuesta abarcará temas relativos al gasto público, donde se propondrá una mayor eficiencia, eficacia y transparencia en las erogaciones gubernamentales.

A decir de los hacendarios, la propuesta también incluirá disposiciones tendientes a mejorar la administración tributaria, lo que necesariamente implicaría profundas modificaciones al marco jurídico y administrativo del Sistema de Administración Tributaria (SAT).

En estos temas, tal pareciera que Agustín Carstens ha reconocido la absoluta viabilidad de los planteamientos que desde su campaña presidencial viene haciendo Andrés Manuel López Obrador.

Sin embargo, en materia de impuestos el jefe del proyecto económico de Calderón, además de no tocar el IVA en alimentos y medicinas, "por no existir condiciones para hacerlo", ha decidido recurrir a una serie de propuestas muy cómodas para el "gran capital".

Así, el plan fiscal de Carstens necesariamente contemplará mayores controles para que los profesionistas independientes, como los médicos, paguen impuestos; se incluirán modificaciones al impuesto especial a la producción y servicios (IEPS), sobre bebidas alcohólicas, refrescos, cerveza y tabacos, y también la aplicación de impuestos ecológicos, e inclusive no descarta la posibilidad de modificar el régimen del IVA de tasa cero a exento, así como la aplicación del mismo a las colegiaturas.

Desafortunadamente estas propuestas tributarias de ninguna manera solucionarán la baja recaudación de impuestos en México y sí generarán distorsiones no deseadas en la economía.

Para corroborar lo anterior, sólo basta mencionar que en la Ley de Ingresos vigente la recaudación total por el IEPS se estima en aproximadamente 60 mil millones de pesos, por lo que si las tasas de estos impuestos se duplicaran (lo cual sería una locura), los ingresos fiscales provenientes de estos impuestos, en el mejor de los casos, darían al fisco 60 mil millones de pesos adicionales.

Lo anterior resulta verdaderamente absurdo si consideramos que de acuerdo con información en poder del Gobierno Legítimo obtenida de la BMV, tan sólo tres grandes grupos empresariales (Cemex, Telmex y Carso) presentaron impuestos diferidos por 49 mil millones de pesos.

Por ello, la propuesta hacendaria de Calderón y su equipo económico es el reconocimiento de los señalamientos y propuestas de Andrés Manuel López Obrador.

En materia de impuestos la propuesta calderonista es la materialización del poder que sobre su gobierno tiene el gran capital, es el secuestro del Estado mexicano por parte de una pequeña pero poderosa oligarquía, que en materia hacendaria los ha obligado a reconocer y aplicar las propuestas de quien se consideraba "como un peligro para México", y que en materia tributaria los está obligando a regresar al siglo XIX, la época de los caciques y de los esclavos.

Por ello, la reforma tributaria que se propone, antes de definir quién va a pagar impuestos, debe aclarar quién no los está pagando.

*Secretario de la Hacienda Pública del Gobierno Legítimo

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