Usted está aquí: sábado 2 de junio de 2007 Espectáculos No apoyar al cine empobrece una parte intangible de los mexicanos

Puede ser el gran embajador de México ante el mundo, dice la directora Elisa Miller

No apoyar al cine empobrece una parte intangible de los mexicanos

La estudiante de cine logró en Cannes la Palma de Oro con su cortometraje Ver llover

TANIA MOLINA RAMIREZ

Ampliar la imagen La directora mexicana Elisa Miller festeja el galardón obtenido en Cannes el domingo pasado La directora mexicana Elisa Miller festeja el galardón obtenido en Cannes el domingo pasado Foto: Reuters

A sus 24 años, la mexicana Elisa Miller Encinas, aún estudiante de cine, tiene en el bolsillo una Palma de Oro, uno de los más prestigiosos reconocimientos en el mundo del séptimo arte. Se trata, además, de la segunda Palma de Oro para nuestro país, en toda la historia.

¿Cómo lo logró?

Una buena dosis de talento y un montón de esfuerzo.

Pero, ante todo, honestidad, sencillez y un corazón abierto.

Ella misma lo define en una conferencia de prensa vía Internet en la que los medios estaban en una sala de los estudios Churubusco y ella en una tienda de abarrotes, frente a la casa de su abuela en París.

"Creo que lo que más conecta a la gente con este corto tiene que ver con el corazón que está ahí puesto (no sólo el mío, sino de toda la gente con la que trabajé). Tiene que ver con que hay honestidad, con que creemos en un proyecto muy sencillo", dijo la directora y guionista de Ver llover, con el que obtuvo la Palma de Oro en la sección de cortometraje, en el 60 Festival de Cannes.

Así se premió, en primer lugar, la honestidad y sencillez, y se puso a la técnica en segundo plano.

En este aspecto, Miller es la primera crítica de sí misma: "Filmé el corto muy académicamente, se nota mi voz; en el futuro quiero explorar otras maneras de escribir diálogos, y hay graves errores técnicos (de sonido, en la velocidad del camión)".

Exagera. Pero esta excedida franqueza (sobre todo ante los medios) probablemente sea un intento por ser lo más honesta posible. Así lo hace suponer lo que dijo después: "Lo que rescato (del corto) es el corazón y la honestidad. Voy a continuar con eso".

Respecto al hecho de filmar en México, destacó que es un país "increíble, con una riqueza en historias y en paisajes, no se necesita de grandes producciones. Con lo que tenemos, que ya es mucho, se pueden hacer grandes cosas". Su corto, por ejemplo, "fue hecho con muy poco dinero" y con un equipo de 18 personas.

Su obra es una sencilla historia en la cual a Jonás le gusta ver llover y Sofía prefiere mojarse. Y, como toda buena historia sencilla, habla mucho más de lo que a primera vista aparenta.

Miller realizó este trabajo para su escuela, el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC). Y se produjo como tal. Es decir, explicó a este diario la directora general del CCC, Angeles Castro, se presupuestó "lo mínimo necesario".

En 2006, Ver llover obtuvo el premio de mejor corto de ficción en el Festival Internacional de Cine de Morelia. Pero el CCC no tenía recursos para pasarla a 35mm (estaba en video), para que pudiera competir en Cannes. La creadora buscó financiamiento, y Castro cree que la actitud general del CCC, de "no quedarse sentados" esperando que el Estado o la escuela "le dé todo", influyó en la joven cineasta.

"El CCC es una plataforma para que empiecen una formación que jamás termina, es una plataforma para que puedan volar", siguió la directora, quien se expresó orgullosa y agradecida con todos los que trabajan en el centro y también con las instituciones que apoyan para que éste siga, como Imcine, Conaculta, Estudios Churubusco y la anterior y actual legislaturas.

Este es la segunda Palma de Oro que gana México. Y ambas las obtuvieron estudiantes del CCC (en 1994, Carlos Carrera, con su corto El héroe).

En la larga lista de reconocimientos que este centro ha recibido están el premio a la Excelencia Académica en el Festival de Escuelas de Cine de Tel Aviv (Israel, 2005), dos Oscares estudiantiles (Javier Bourges y Rodrigo Plá). Además, entre sus egresados cuenta con los directores Carlos Carrera, Marisse Sistach y Francisco Vargas, el cinefotógrafo Rodrigo Prieto y el diseñador de arte Felipe Fernández.

La directora del CCC planteó que el cine es fundamental, "en términos de identidad, de crecimiento como país, y no necesariamente económico", y que abre la posibilidad de dialogar entre todos. Si no se apoya al cine "empobrecemos una parte intangible de nosotros".

El séptimo arte, así como el resto de la cultura, debe ser "el gran embajador" de México en el mundo. Si queremos aceptar la diversidad, tenemos que darnos la oportunidad" de expresarla.

Elisa Miller, una mujer sin grandes pretensiones, contó que sentía "como una indigestión: todavía no me pasa de la garganta el premio. Es muy fuerte todo lo que me está sucediendo. Tengo la suerte de estar en París acompañada de mi abuela, que me ha hecho poner los pies en la tierra".

 
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