Usted está aquí: jueves 24 de mayo de 2007 Sociedad y Justicia Por pedir que se adelante su cita, paciente recibe maltrato en el IMSS

Doctora le cancela estudio, lo deja sin comer ni medicinas

Por pedir que se adelante su cita, paciente recibe maltrato en el IMSS

El hombre de 64 años corre el riesgo de perder una pierna si no recibe tratamiento

ANGELES CRUZ MARTINEZ

Por solicitar el cambio de fecha de su cita en el servicio de Angiología, inicialmente programada para el mes de julio, 75 días después de haberla pedido, Ignacio Castellanos Cruz padeció el maltrato y agresión en contra de su salud y su vida por parte de Rosalía Cancino González, angióloga en el Hospital General de Zona (HGZ) número 25 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), quien durante dos días lo mantuvo hospitalizado sin alimentos ni las medicinas que el paciente debe tomar todos los días para el control de la diabetes y la hipertensión que padece.

Estaba programado que Castellanos Cruz fuera sometido a un estudio de arteriografía venosa para determinar el grado de avance de la insuficiencia que padece y por la cual, hace dos años, le amputaron la pierna derecha. El estudio serviría para guiar un tratamiento de alta especialidad para detener la progresión del mismo mal en su pierna izquierda, en cuyo talón tiene una úlcera desde hace siete años.

Para ello, el paciente fue sometido a diversos análisis de laboratorio con la finalidad de certificar que estaba en condiciones de someterse a la arteriografía. El pasado domingo 6 de mayo ingresó al HGZ 25, tal como lo había indicado Cancino González, quien desde el principio agredió al paciente por haber solicitado que le adelantaran la cita.

Por indicaciones de la doctora, Castellanos debía desayunar algo ligero y mantenerse en ayuno hasta que se le practicara la arteriografía, el lunes por la mañana.

La madrugada del día 7, una enfermera lo preparó para llevarlo al laboratorio, tal como estaba planeado. Alrededor de las 7 de la mañana llegaron por él otra enfermera y un camillero, pero como el expediente no estaba se fueron y ya no regresaron. Un par de horas después, una residente le informó que no se le practicaría el estudio debido a que los análisis habían "salido mal". Al solicitar una explicación por parte de Cancino González, la misma residente le informó que la doctora "no pasa visita los lunes". Tenían que esperar hasta el martes.

La doctora en formación también le dijo que sólo Cancino podía dar indicaciones sobre lo que procedía hacer con el paciente, desde su alimento, las medicinas o su eventual alta del hospital. En el expediente clínico quedó asentado que los niveles de tensión arterial de Castellanos llegaron a 140/90 milímetros de mercurio (mm Hg), mientras la glucosa capilar se elevó a 180 milímetros por decilitro de sangre (mm/dl).

La angióloga apareció el martes 8 después de las 10 de la mañana. Le dijo al paciente que no era candidato para el estudio de arteriografía porque su riñón estaba dañado. No dio más explicaciones y se limitó a ordenar a los residentes que elaboraran el alta hospitalaria y se fue sin firmar el documento ni prescribirle ningún medicamento o alimento.

Pasaron más de tres horas sin que Castellanos Cruz pudiera irse a su casa porque el documento que autorizaba su salida seguía sin firma, hasta que un médico residente fue a buscar a Cancino al área de consulta externa para su rúbrica. Una nueva petición para que le prescribiera sus medicinas tuvo como respuesta que no tenía recetario, así que no le daría sus medicamentos, pero le dijo que los pidiera con su médico familiar.

Este fue el trato que le dio Cancino González a Ignacio Castellanos, de 64 años de edad, quien desde hace dos se encuentra en una silla de ruedas por la amputación de su pierna derecha. Por este antecedente y debido a que desde el año 2000 tiene una úlcera en su talón izquierdo que no ha podido sanar a pesar del tratamiento que le han proporcionado en su clínica familiar, solicitó una valoración en el Hospital de Infectología del Centro Médico Nacional La Raza, donde existe una Cámara de Medicina Hiperbárica, la cual con oxigenoterapia controla infecciones graves como la que presenta Castellanos Cruz.

En dicho servicio, el doctor J.J. De la Fuente le explicó al paciente los beneficios del tratamiento, así como las contraindicaciones. También le comentó que necesitaba diversos estudios clínicos y la valoración del servicio de angiología en el hospital de segundo nivel, donde se encuentra Cancino González.

La angióloga tenía que determinar las condiciones físicas en que se encuentra el paciente, a fin de establecer la intensidad del tratamiento de oxigenoterapia que se le aplicaría.

Luego de su experiencia con Cancino González en el HGZ 25, Castellanos Cruz envió una carta al director del IMSS, Juan Molinar Horcasitas, en la que solicita su intervención para que autorice el cambio de médico angiólogo, pues dada la enfermedad que presenta, seguramente requerirá nuevamente de ese servicio.

 
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