Usted está aquí: martes 22 de mayo de 2007 Sociedad y Justicia Busca Monsanto ayudar a pobres con maíz resistente a las sequías

Se emplearía sin pasar por un periodo de prueba de 10 años, indispensable en países ricos

Busca Monsanto ayudar a pobres con maíz resistente a las sequías

Niega que sea perjudicial la mezcla de los transgénicos con los cultivos tradicionales

ANGELICA ENCISO L.

Ampliar la imagen En México han sido numerosas las protestas en contra de los transgénicos. En muchas se acusa a las autoridades de ser cómplices de las trasnacionales que producen semillas modificadas genéticamente En México han sido numerosas las protestas en contra de los transgénicos. En muchas se acusa a las autoridades de ser cómplices de las trasnacionales que producen semillas modificadas genéticamente Foto: Cristina Rodríguez

San Luis Misuri, 21 de mayo. Monsanto, empresa productora de transgénicos, aseguró que desarrolla un maíz blanco -que es de consumo básico de México- resistente a sequías para "ayudar" a los países en desarrollo, los cuales para utilizarlo no deberán esperar a que sea avalado en las naciones de primer mundo, ya que ese proceso se lleva hasta 10 años.

Mientras busca ofrecer a las poblaciones pobres el maíz blanco transgénico, la empresa decidió cancelar el trigo -cereal básico para los consumidores estadunidenses, canadienses y europeos- que tenía la característica denominada round up, porque la industria harinera no lo aceptó.

En principio, el maíz transgénico sería para la Africa subsaharina y estará listo en tres años, informó Tom McDermott, experto de Monsanto.

Hasta el momento los maíces transgénicos que están en el mercado son resistentes a insectos y malezas; se espera que en la próxima década habrá semillas que soporten la sequía y posteriormente se trabajará sobre maíces que generen cosechas más abundantes.

El transgénico es una planta o semilla a la que se inserta un gen de una especie distinta para lograr un fin particular.

En la práctica, aunque productores estadunidenses reconocieron tener rendimientos más altos con los maíces transgénicos que con los convencionales, admitieron que los costos de producción son mayores y las ganancias no son suficientes para vivir sólo de esta actividad, a menos que posean superficies mayores a 5 mil hectáreas.

Ahora, con el auge que se da en este país a la producción de etanol a partir del maíz, tanto productores como empresas reconocen que se requieren más rendimientos del grano, ya que la superficie para esta producción difícilmente se ampliará, aunque algunos agricultores anunciaron que dejarán de cultivar sorgo y optarán por el maíz, de acuerdo con testimonios de los granjeros John Adams, del condado de Logan, y Tim Seifert, de Auburn, Illinois.

En visitas a las empresas Dupont y Monsanto, en Boston y en esta ciudad, se informó que ya comenzaron a trabajar en el desarrollo de un maíz modificado genéticamente, o transgénico, para obtener mayores rendimientos de etanol a partir del almidón, y esperan tener listo este material antes del fin de la década.

Los biocombustibles han elevado la demanda del grano, indicó John Bedrooth, de la trasnacional Dupont-Pionner. Puntualizó que las reservas del grano han bajado y la cantidad de superficie cultivada no ha crecido, por lo que la demanda actual de los agricultores en este país es elevar la productividad, para lo cual, aseguró, la biotecnología es una alternativa.

Por su parte, Steven Dogherty, director de negocios de biotecnología de la misma empresa, sostuvo que habrá suficiente maíz para satisfacer la demanda del grano "para consumo alimentario, ganadero, uso como fibra y combustible". Aseguró que "producimos más maíz que hace unos años, en la misma superficie, ya que es cuestión de aplicar la tecnología en forma segura y responsable".

Dijo que en Estados Unidos la producción se ha duplicado como resultado de un manejo intensivo del maíz. "Hablamos de que se aplican adecuadamente los fertilizantes y la tecnología de todo tipo. En este momento, en Estados Unidos se duplicó el promedio de rendimientos en relación con hace 30 años, pues antes se producían cinco toneladas por hectárea y ahora son diez toneladas por hectárea".

Monsanto es la empresa más grande a escala mundial en biotecnología agrícola, cuenta con 13 mil 100 investigadores y fue la primera en colocar un gen en las plantas; vendió la primera semilla biotecnológica en 1996. Cultiva 80 por ciento de las semillas de algodón y 58 por ciento de maíz en todo el mundo, explicó Gary Barton, trabajador jubilado de esta empresa, en una visita a una planta localizada en esta ciudad.

Añadió que hasta el momento hay 50 productos transgénicos autorizados para uso comercial, entre ellos la calabaza, la remolacha y la papaya, pero no todos están en el mercado. El tomate fue el primer producto que se lanzó y los de mayor superficie cultivada actualmente son la canola, el algodón, el maíz y la soya.

Precisó que las ventas anuales de la empresa ascienden a 7 mil millones de dólares, aunque Pfizer, que tiene la rama farmacéutica, es 10 veces más grande, con 67 mil millones de dólares en ventas al año. Detalló que durante 2006 se destinaron 725 millones de dólares en investigación, más de 2 millones de dólares al día, sin apoyo gubernamental.

A su vez, Tom McDermott, experto de la misma empresa, detalló que las perspectivas en el desarrollo de estos materiales, para la próxima década "son los granos resistentes a la sequía, después a nitrógeno y más adelante para que generen mayores rendimientos". La idea es que si ahora se producen 10 toneladas por hectárea, en 2030 sea el doble, y que se utilice menos agua.

En relación con el maíz blanco para consumo humano, dijo que se desarrolla un grano resistente a la sequía. Será una "semilla no sólo para los países desarrollados, se busca que la tecnología llegue a los menos desarrollados lo más pronto posible, los cuales no tienen que esperar 10 años para obtener un producto, como sí ocurre con los países de primer mundo; lo pueden tener antes para obtener los beneficios".

Agregó que en esta situación está Africa subsahariana, cuyos habitantes podrán contar con el maíz blanco en 2010.

Sobre el trigo transgénico dijo que se hizo una variedad round up ready, pero se descontinuó, porque "la industria no sintió que el valor de la tecnología fuera suficiente para sacarlo al mercado; la preocupación era sobre todo de la industria de trigo en Canadá, que pensó que iba a tener problemas con sus mercados".

En relación con la "contaminación" o flujo génico de materiales transgénicos hacia los cultivos tradicionales, como ocurrió en 2001 en la sierra norte de Oaxaca, Monsanto, en voz de Mc Dermott, dijo que "si se define que hay flujo de un campo a otro, esto no constituye un daño al cultivo tradicional, una vez que se ha aprobado el producto, ya que es inocuo y no hay daño".

Precisó que la trasnacional firmó un convenio con la Confederación Nacional Campesina para permitir la introducción "responsable" de maíz biotecnológico, para que los ejemplares tradicionales sean conservados y no se afecten. Aseguró que "no es posible que cuando se cultive maíz haya movimiento de polen de un campo a otro, y no puede afectar al maíz tradicional, no hay daño".

Al preguntársele cómo asume la empresa su responsabilidad en estos casos, dijo que "las consecuencias del flujo de genes son evaluadas por las autoridades, las cuales no van a permitir que haya un riesgo asociado al movimiento normal del polen", y rechazó que, como dicen organizaciones ambientalistas, busque contaminar los cultivos tradicionales para llegar a los mercados.

 
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