Usted está aquí: martes 22 de mayo de 2007 Opinión Unas reformas esperadas

José Blanco

Unas reformas esperadas

De pronto, un día, se topa uno con alguna noticia que cuesta trabajo digerir, porque los medios, por lo general, encuentran que una buena noticia no es noticia. Consigno algunas porque hablan de esperanzas en medio de la barahúnda de huracán de la política y el acontecer nacional cotidiano.

La primera. Hallarse con que, aunque usted no lo crea, el presidente de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, Tonatituh Padilla, el subsecretario de Educación Superior, Rodolfo Tuirán, y el director de Conacyt, Juan Carlos Romero Hicks, decidieron trabajar de la mano en pro de la educación superior y de la ciencia y la tecnología, con propósitos expresos de desarrollo del país. La especie la había oído, pero no había tenido la ocasión de oírlo directamente de sus actores.

No hay ninguna duda de que en el pasado reciente las diferencias entre el Ejecutivo y el Legislativo en materia educativa han sido una fuente permanente de desacuerdos y de parálisis en la necesidad de llevar a cabo reformas profundas, reformas atrevidas, capaces de construir un sistema nacional de educación superior digno de ese nombre.

En este espacio una y otra vez hemos insistido en que la forma como se ejerce la autonomía es resultado de una coartada de los gobiernos por lo menos desde los años 60: fue la forma de desentenderse de ellas. Como son autónomas, pues que rueden como puedan. Un comportamiento gubernamental de toro de lidia. Este animal, como se sabe, es miope, daltónico, torpe e indefenso frente al trapo que agitan delante de él. De esta manera fueron tratadas unas instituciones claves para el desarrollo sostenible del país en el largo plazo.

Los resultados fueron nefastos y provocaron un retraso inmenso en el país que empezamos ahora a reconocer.

Si cada institución toma sus propias decisiones, de acuerdo a las percepciones que tiene de los mercados de las diferentes carreras profesionales y de la problemática que percibe en su entorno, el resultado conjunto de la operación de todas ellas, nacionalmente, no puede ser sino el que nadie se propuso: la resultante de las decisiones espontáneas tomadas atomizadamente por nuestra ya grande aglomeración de instituciones públicas y privadas.

En el marco de la 29 reunión del Consejo de Universidades Públicas e Instituciones Afines (CUPIA), que representa al conjunto de instituciones nivel superior públicas asociadas en ANUEIS, y presentes los tres actores referidos de este sector clave, se hicieron anuncios que me atrevo a llamar históricos, si en efecto llegan a buen puerto.

El anuncio de asumir a estas instituciones como palancas centrales de desarrollo resulta estratégico. Es de esta definición que puede derivar una efectiva política de Estado para la educación superior. Si es ése el papel que se les reconoce, entonces la educación superior pasará a ser una prioridad fundamental y gobierno y Congreso tendrán que obrar en consecuencia.

En esa reunión se ha anunciado la necesidad de que las universidades operen bajo el mecanismo de presupuestos multianuales, como corresponde a la planeación de largo plazo que le es propio a este nivel educativo.

No será posible aumentar el nivel medio educativo de la sociedad mexicana y al mismo tiempo alcanzar las metas de cobertura de 30 por ciento al término de este sexenio en materia de educación superior, a menos que el bachillerato sea vuelto constitucionalmente obligatorio, y el gobierno y el Congreso dispongan los recursos necesarios, especialmente en becas, para abatir la fuerte deserción de este nivel educativo. Ha sido anunciado que ya se trabaja en este proyecto. España lo hizo en 1990 y una década después habían duplicado la cobertura de bachillerato.

No es posible planear en materia de cobertura, calidad, equidad y pertinencia, sin contar con un mecanismo de coordinación de las autonomías. Será creado un consejo nacional para la educación con esos propósitos, con ése o con cualquiera otra denominación. La SEP se dispone a trabajar con todas las afiliadas de ANUIES en un proyecto que sirva para ampliar la cobertura, y hacerse cargo de que no queden al garete los egresados que se enfrentan a mercado saturados. Es imprescindible una oferta educativa pertinente. La planeación nacional de la oferta educativa es una necesidad insoslayable.

No es posible, de otra parte, que la ciencia y la tecnología operen como un instrumento efectivo de desarrollo, a menos que todos los actores, con los centros de investigación a la cabeza, puedan planear a largo plazo y nacionalmente, las indispensables incidencias concretas que es de esperarse tenga la investigación en la vida socioeconómica del país.

Falta aún que todos los actores pongan su voluntad entera para llevar a buen término estos proyectos que en el pasado reciente han sido claves evidentes en el desarrollo de países como Irlanda, Finlandia, India, y China, o los nuevos y notables avances de Gran Bretaña, o las experiencias algo menos recientes, pero decisivas de Corea, Japón, o Singapur. Sí se puede.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.