Usted está aquí: martes 22 de mayo de 2007 Capital El mercado de la Ciudadela, hogar de 50 familias indígenas

Dejaron sus comunidades por falta de oportunidades

El mercado de la Ciudadela, hogar de 50 familias indígenas

Provienen de Oaxaca, Jalisco, Guerrero y Chiapas

LAURA GOMEZ FLORES

El Mercado de Artesanías de la Ciudadela no sólo es un centro de distribución de productos típicos del país, también es el hogar de poco más de 50 familias de indígenas de Jalisco, Guerrero, Chiapas y Oaxaca, que ante la falta de oportunidades dejaron sus comunidades.

Huicholes, nahuas, tzetzales y triquis, que conservan las costumbres de sus pueblos como el uso de su colorida indumentaria y su idioma, comparten este espacio con los locatarios desde principios de la década de los 80, cuando fueron desalojados del llamado Palacio de la Artesanía que se ubicaba sobre la avenida Hidalgo, frente a la Alameda Central.

Jaime Morett Manjarrez, quien en aquella fecha fungió como dirigente de la Asociación de Artesanos y Similares de la República, relató que se le dio cobijo a representaciones de indígenas de casi todo el país, pero todo se llevó a cabo con el permiso de las autoridades de aquel entonces, porque "aquí no hubo invasión ni paracaidismo".

Con documentos en mano, detalló que en su momento se pidió autorización para remozar el inmueble que ocupan en la calle de Balderas y Emilio Dondé, pero por la falta de recursos no se concluyeron los trabajos, y algunos tuvieron que construir sus propios locales y viviendas. "Ese momento causó mucha emoción, porque hasta los niños cargaban las piedras para construir en lo era el terreno baldío", recordó.

De los inquilinos de este mercado, el grupo más numeroso es el de Oaxaca. Don Juan Martínez Merino, originario de San Juan Copala, en aquella entidad, y miembro de la comunidad triqui, llegó a la Ciudadela en 1982 junto con 30 familias, que se dedican a la elaboración de todo tipo de textiles.

"Andábamos de feria en feria por todas las delegaciones, hasta que nos hicieron un lugar en el Palacio de la Artesanía, después de unos años nos sacaron. Nos iban a mandar por donde está la Cabeza de Juárez, pero yo les dije estas personas no conocen la ciudad ni saben hablar español cómo le van hacer y nos dieron permiso para estar acá", relató.

En esa época también llegó Miguel Carrillo Montoya, indígena huichol, quien sin más recursos que los propios ha viajado a Estados Unidos y países de Europa para exhibir su trabajo artesanal hecho a base de chaquira.

"Mi exposición estuvo a unos metros del mismísimo Penacho de Moctezuma en Austria", dice con orgullo, este hombre que aún conserva su idioma y su indumentaria a la usanza de sus antepasados, al igual que las cuatro familias procedentes de Santa Catarina, Jalisco, que han hecho de este mercado su refugio.

El como las cuatro familias de San Juan Tetelcingo, Guerrero, de la comunidad náhuatl, o las siete de Tenejapa, Chiapas, tierra de los tzetzales, siente "dolor y temor" por un posible desalojo ante la intención de la Cámara de Diputados y del Senado de recuperar el terreno. "Ya vivimos uno, no queremos vivir otro".

José Rueda García, artesano náhualt, quien vio nacer y crecer a sus tres hijos en este lugar, sólo pide "de favor que no nos echen. Llegamos de huaraches, ahora tenemos zapatos, pero seguimos siendo pobres", comentó.

 
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