Usted está aquí: viernes 18 de mayo de 2007 Opinión Virginia Tech: drama posmoderno

José Cueli

Virginia Tech: drama posmoderno

En el coloquio internacional sobre Hegel, efectuado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, hace dos semanas, Salvador Rocha, sicoanalista, presentó el texto Paralajes: cortos circuitos en el camino; Hegel, Freud, Zizek.

Este trabajo se apoya principalmente en la lectura del libro de fuerte influencia hegeliana Visión de paralajes de Slavoj Zizek y aspira en el espíritu de este filósofo esloveno a realizar una lectura crítica que ayude a aprehender el misterio fantasmático de la muerte y sus transformaciones con eso que se ha dado en llamar el campo freudiano, y basado en su pensamiento intentar una interpretación de la actuación del joven coreano Cho.

El paralaje es el aparente desplazamiento de un objeto (su deslizamiento de posición sobre un contexto) causado por un cambio de visión en la posición de observación que brinda una nueva línea de visión. El giro filosófico que debe agregarse, es que la diferencia no es sólo subjetiva, debido al hecho de que el mismo objeto que existe fuera es mirado desde dos lugares diferentes. En términos de Hegel, sujeto y objeto están inherentemente ''mediados", de forma tal que un desplazamiento ''epistemológico", en el punto de vista del sujeto, refleja un desplazamiento ontológico en el objeto mismo.

Al reintroducir la noción de tiempo en el ser, aparece la idea de una subjetividad irreductible a la esencia que conduce más allá del objeto inseparable del sujeto hacia una nueva modalidad del ser. El fenómeno al fin se rinde. Lo concreto es la certeza sensible, lo sensible permanece en lo abstracto, precisamente el aquí y el ahora.

Dice Hegel: ''El saber es ante todo o de modo inmediato nuestro objeto, no puede ser sino aquello que es él mismo saber inmediato, saber de lo inmediato o de lo que es".

Como bien señala Rocha al respecto, la crítica apunta a que las oposiciones activo/pasivo; cultura/naturaleza; logos/pathos, y sexo/género, conciernen a una oposición hombre/mujer, a una dialéctica de sentido antropológico. No a los paralajes de la diferencia ontológica ni la distinción fálico/castrado, Yo/ el otro; familiar/no familiar; apolíneo/dionisiaco. En una palabra, son externos al pensamiento sicoanalítico.

La castración simbólica tiene un representante: el falo.

Así, una mañana de abril, Cho, un estudiante del Tecnológico de Virginia, comunidad del este de Estados Unidos, cerca de los montes Apalaches y de Washington, asesinó a una compañera de la universidad: Emily Hilscher, y dijo ''que la miraría a los ojos y sabría si era una pérdida"; así lo hizo y le disparó. Otro residente del campus salió al escuchar los disparos y también murió.

Cho, de quien afirman sus compañeros era taciturno, callado y poco social, tenía especial cuidado en cepillar sus dientes, cuidar y humectar sus ojos y lentes de contacto. Leía y escribió algunas obras de teatro. Una tía abuela dijo que siempre le preocupó lo callado que era desde pequeño. El día de la matanza, de todos conocida, Cho tenía tatuado en el brazo Ax Ismael. Ax es en inglés hacha, como Axe, además de representar esta arma es cercana con el eje y guarda relación con el axioma: verdad. El hacha Ismael, y como todos, saben Ismael era el hijo de Abraham y su esclava egipcia Agar. No perdamos de vista el fondo transcultural de la familia de Cho. Inmigrantes de la comunidad coreana de Centerville, colectividad que pone especial atención en sus integrantes y proporciona apoyo y facilidades.

Cuando la circuncisión fue instituida para la familia de Abraham, Ismael tenía 13 años. Fue expulsado junto a su madre del hogar de Abraham, porque Ismael tomó una actitud de menosprecio hacia el hijo de Abraham, Isaac, quien era el heredero legal de la familia. Agar e Ismael vagaron por el desierto de Beerseba, donde estuvieron a punto de morir deshidratados. Un ángel de Dios le indicó a Agar el camino hacia una fuente de agua, lo que salvó la vida a ambos. Sus descendientes son los ismaelitas que se establecieron en Egipto. El profeta Mahoma colocó a Ismael a la cabeza de su genealogía. Para el Islam, Ismael colaboró en la construcción de La Meca y es considerado el padre de todos los árabes. Ax Ismael, Cho, después de asesinar a Emily y al vecino, regresó a su casa para hacer unos videos, tomarse algunas fotos y escribir una carta de mil 800 palabras que llevó al correo, pagó los timbres y los envió a una cadena televisiva. Después de todo eso regresó a la universidad, mató a otros 30, entre alumnos y maestros, aparentemente al azar. Una vez hecho esto se suicidó.

¿Que diría Zizek de esto; si es que no ha escrito algo ya?

Ante el horror indescriptible del sinsentido, más allá de las explicaciones siquiátricas, o xenofóbicas, nos preguntamos, ¿por qué?

¿De qué manera se miró Cho en el rostro de Emily?

Verdadero paralaje ontológico de identidad, a medio camino entre el presidente Schreber y Hannibal Lecter. Ax Ismael en el contexto de la ''tolerancia multicultural" o algo que se le parece, disparó tantas veces contra el otro abstracto.

Frente a la masacre del Virginia Tech, la de Columbine y los copy cats por venir, como apunta Rocha, no debemos menospreciar al western como una especie de fundamentalismo ideológico estadunidense. Por el contrario, creo que necesitamos más de esa actitud heroica.

En este contexto, lo que viene después de la deconstrucción y la aceptación de la contingencia radical no debería ser un escepticismo irónico universalizado en el que en cuanto te comprometes con algo debes ser consciente de que nunca te estás comprometiendo completamente-no, creo que debemos rehabilitar el sentido del compromiso pleno y el coraje de arriesgarse. La fenomenología del espíritu, afirma Hegel: ''La muerte, si es así como queremos llamar a esta no-realidad, es, de todas las cosas, la más espantosa, y mantener firme lo que está muerto exige la fortaleza más grande... (La vida del espíritu) es este poder no como algo positivo, que cierra los ojos a lo negativo, como cuando decimos de algo que no es nada o que es falso, y luego habiéndolo entendido, nos apartamos y pasamos a otra cosa; por el contrario, el Espíritu es este poder sólo cuando mira a lo negativo en el rostro, demorándose en él. Este demorarse en lo negativo es el poder mágico que lo convierte en ser".

 
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