Usted está aquí: viernes 18 de mayo de 2007 Opinión Ciudad Perdida

Ciudad Perdida

Miguel Angel Velázquez

Remedio neoliberal al mal de la deuda

Las tripas (financieras) al descubierto

Aspe, contratación peligrosa del GDF

Profesionalmente, bueno, en eso a lo que los expertos llaman técnica financiera, Pedro Aspe podría no tener tache, lo grave es que los mismos mecanismos técnicos que el ex secretario de Hacienda vende ahora para salvar de los problemas de la deuda a algunas entidades del país, son los mismos que empleó para empobrecer a más de la mitad de los habitantes de México.

Y eso es lo inaceptable. Desde luego, nadie mejor que el ladrón que entró a tu casa y te robó, para venderte los sistemas de seguridad que impidan otro asalto, pero ¿en verdad podríamos tenerle confianza?

Seguramente en el gobierno de Marcelo Ebrard nadie se hizo el cuestionamiento, y se contrataron los servicios del experto, porque en un exceso de pragmatismo, sólo se ponderó la posibilidad de diferir las obligaciones de la deuda, para disponer de 6 u 8 mil millones de pesos que se pueden utilizar, por ejemplo, en la construcción de una nueva línea del Metro, sin tener en cuenta que Aspe y su banda, al detectar las debilidades del gobierno de la ciudad, ya habrán de saber cuál es la forma de aprovecharlas, y ya habrán diseñado los mecanismos para dañar sus finanzas, y además ya los estarán ofreciendo a quienes se interesen en ellos.

Los agentes del neoliberalismo, como Pedro Aspe Armella, saben provocar la enfermedad y venden el remedio. Baste recordar a Ernesto Zedillo, que acabó por provocar la quiebra del sistema ferroviario del país, lo vendió como chatarra y ahora lo administra para los nuevos dueños.

Quienes aconsejaron la contratación de Pedro Aspe y su banda no pueden ignorar la peligrosidad de la misma, pero ya es tarde para arrepentimientos, desde marzo pasado los expertos suministran, gota a gota, al Gobierno del Distrito Federal, el remedio para el mal de la deuda.

Y así el fantasma del consejo de Manuel Camacho, compañero de gabinete del mismo Aspe Armella, podría estar metido hasta el fondo de esta contratación que, si se piensa bien, daño hará.

Pero además, y eso hay que tenerlo muy en cuenta, Marcelo Ebrard en su campaña abjuró del neoliberalismo, y por bien que el refinanciamiento de la deuda suponga, no es más que seguir las reglas del juego de esa manera de pensar que, como dijimos, dejó postrados en la mayor de las pobrezas a millones de mexicanos.

Las finanzas del gobierno de la ciudad no van muy bien. Las participaciones del gobierno federal hacia los estados y el Distrito Federal han disminuido en la medida en la que las exportaciones de petróleo han caído. Cantarell, que fue la mina de donde Vicente Fox extrajo la riqueza que regaló no nada más al grupo de inversionistas que lo llevó a Los Pinos, sino al gobierno de los Estados Unidos, se ha ido secando.

Las migajas de esa riqueza que se repartían entre los estados de la República cada vez son menos y eso afecta, necesariamente, a sus finanzas. Las participaciones federales en la economía de la ciudad descendieron en casi 900 millones de pesos, y ese es un hoyo muy difícil de tapar.

No obstante, se debe tener en cuenta que por ingresos propios el Gobierno del Distrito Federal logró un aumento en la recaudación de 2.6 por ciento, pero parece que esto no es suficiente para cumplir con los compromisos que se ha echado a cuestas Marcelo Ebrard.

Entonces es muy probable que el refinanciamiento de la deuda sea otro mal necesario, que la disponibilidad de recursos para las obras proyectadas así los ameriten, pero de ninguna manera parece necesario entregar al enemigo esas tareas, a menos que Aspe ya no sea tan enemigo.

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