Usted está aquí: jueves 17 de mayo de 2007 Cultura ''El proyecto de mestizaje impulsado durante la Revolución resultó racista''

Beatriz Urías Horcasitas explora en un libro ese proceso poco estudiado

''El proyecto de mestizaje impulsado durante la Revolución resultó racista''

Lo cuestionable es el intento de homogeneizar, de negar las diferencias, dice la académica

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

Al finalizar la Revolución Mexicana y con el propósito de establecer el nuevo orden social que el país requería, desde el Estado se diseñó e impulsó un proyecto de mestizaje, en apariencia bien intencionado, pero que en la práctica resultó profundamente racista.

Dicho proyecto implicaba, de hecho, la desaparición de los pueblos y culturas indígenas, en una especie de depuración racial e higiene mental, cuyas bases teóricas surgieron en la Europa fascista.

Hasta ahora, había sido un aspecto poco estudiado del proceso posrevolucionario mexicano. La investigadora Beatriz Urías Horcasitas lo aborda en un libro reciente, Historias secretas del racismo en México (1920-1950), publicado por Tusquets, donde analiza el origen y desarrollo de esa corriente de pensamiento.

La especialista del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, asegura en entrevista que ''estas ideas sobre la transformación social mediante un proyecto de mestizaje, venían perfilándose y desarrollándose de manera muy clara desde la última parte del siglo XIX".

Esa parte la abordó en un libro anterior, Indígena y criminal: interpretaciones del derecho y la antropología en México, 1871-1920.

En su nueva obra, la catedrática da seguimiento a aquella investigación: ''La Revolución fue un parteaguas que obligó al nuevo Estado a replantear los términos del orden social. Para hacerlo conjugaron los antecedentes que sobre razas existían desde finales del siglo XIX con las nuevas corrientes de pensamiento existentes en Europa sobre eugenesia y razas".

Dedicados a reflexionar sobre cómo debía ser la sociedad surgida de la Revolución, médicos, juristas, siquiatras y antropólogos se mostraron entusiasmados con dichas corrientes de pensamiento.

Entonces no se les consideraba racistas: ''Estaban siendo discutidas en toda Latinoamérica; hubo proyectos en Brasil, Cuba, Colombia, dirigidos justamente a transformar la naturaleza misma de sus poblaciones para crear nuevas sociedades, suponiendo que la herencia racial era transmisora de actitudes y comportamientos como el desgano hacia el trabajo o las inclinaciones hacia el alcoholismo y la criminalidad".

Fortalecimiento ideológico del Estado

Desde esa perspectiva, sostiene Beatriz Urías Horcasitas, ''la mejor manera de frenar las manifestaciones de insociabilidad y asociabilidad era, justamente, crear una nueva raza, depurar, con nuevas potencialidades, como quería José Vasconcelos. Pensaban que así no habría alcohólicos, no habría toxicómanos ni criminales. Como lo digo al principio del libro, era un proyecto utópico, irrealizable, pero ideológicamente fortaleció al Estado posrevolucionario. Ese es el centro del problema, que fue un proyecto constitutivo del Estado posrevolucionario".

-En apariencia era un proyecto bien intencionado, ¿qué es lo cuestionable?

-Lo cuestionable es el intento de homogeneizar, de negar que existen diferencias y la posibilidad de que éstas puedan coexistir; es cuestionable porque entraña un modelo de Estado autoritario que se complementaba muy bien con todo el ascenso del corporativismo, de la creación del partido único, que tenía como ejemplo el modelo del fascismo musoliniano, donde el factor racial también tenía un peso y un lugar importantes.

-¿Impregnaron esas ideas a la base social?

-Se mantuvieron a un nivel elitista. Todavía faltan investigaciones que examinen cómo fueron recibidas por los distintos sectores sociales. Pienso que se mantuvieron en las cúpulas y que tuvieron repercusiones aisladas. Por ejemplo, las campañas que se hicieron fueron esporádicas y efímeras, no eran muy sistemáticas.

-¿Persisten esas ideas hasta la fecha?

-Cayeron en desuso a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial, precisamente por el desprestigio de los regímenes que las pusieron en práctica en Europa. En México tenemos todavía algunos resabios hacia finales de los años 40, pero hacia la segunda mitad del siglo XX hay muchos cambios en el país, un aumento considerable de la población, urbanización acelerada, modernización de la vida económica, que afectan la continuidad en la aplicación del proyecto.

-¿Fue José Vasconcelos uno de los artífices del proyecto?

-No incluiría a Vasconcelos en el grupo impulsor, aunque tiene una propuesta muy importante al respecto, que es el de ''la raza cósmica". Pero es justamente cuando Vasconcelos sale de la Secretaría de Educación Pública (1924) que el proyecto cobra más fuerza. A la cabeza estaba Manuel Gamio, quien tenía una propuesta indigenista de mestizaje y muchos vínculos internacionales con teóricos de la eugenesia. Representó a México en el primer Congreso Internacional de Eugenesia. En el ámbito demográfico está Gilberto Loyo, con todas sus políticas de migración de razas blancas para que enriquecieran el bagaje genético de la población. Y el doctor Alfredo Saavedra, dirigente de la Sociedad Mexicana de Eugenesia. Podría mencionar a infinidad de intelectuales, científicos, políticos y siquiatras, que compartieron esas ideas.

Con su investigación, Beatriz Urías Horcasitas trata de ''poner a discusión e inscribir en la memoria una parte poco conocida de la historia de la intelectualidad y de la mentalidad posrevolucionarias".

 
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