Usted está aquí: jueves 10 de mayo de 2007 Capital Conviven 90 familias con la cueva de Santiago

Conviven 90 familias con la cueva de Santiago

Ubicada en Iztapalapa, está rodeada de viviendas, pese a que es zona de alto riesgo

RAUL LLANOS SAMANIEGO

Ampliar la imagen La zona, un laberinto La zona, un laberinto Foto: Guillermo Sologuren

De la cueva de Santiago -localizada en la colonia Ricardo Flores Magón, en Iztapalapa- nadie sabe ni su longitud ni su profundidad, pero se ha convertido en parte de la cotidianidad de más de 90 familias, algunas de las cuales construyeron sus viviendas a sólo dos metros de la enorme boca de esa caverna. Se trata de familias a las que la necesidad y la costumbre les han hecho perder el miedo a los crujidos que frecuentemente se escuchan y que según ellos se deben a que "el suelo se está asentando".

Hace poco más de tres décadas eran apenas unas cuantas familias las que levantaron sus magras habitaciones en la parte alta de esa cueva, pero la proliferación de vivienda ha sido tal que hoy las casas de ladrillo -que más parecen estar en obra negra- rodean por completo la cavidad, a grado tal que se deben atravesar intrincados callejones y penetrar por una de las vecindades para dar con ella.

Doña Teresa García, de 70 años, es de las primeras personas que llegaron a vivir a este lugar. Sus hijos, de pequeños, veían la entrada de la cueva como su "patio". Ahí jugaban, e inclusive se adentraban un poco.

Recuerda cómo en una ocasión ella y su esposo hicieron teas y se internaron en la gruta.

"Avanzamos un rato pero luego nos tuvimos que salir, porque los palos se empezaron a apagar... ya no había oxígeno. No sé ni cuánto entramos, pero mejor nos salimos pa' no correr riesgo", narra la mujer.

Cita que incluso el acceso a ese lugar era grande, más allá de los casi dos metros de altura que hoy tiene. "Mi esposo era alto y caminaba parado, pero ahora ya ni lo intentamos, porque a los pocos días de que nos metimos empezó a asentarse el lugar, ¡hasta se oyó como un trueno! Eso fue hace ya varios años, cuando vivía mi esposo, y ya tiene ocho de fallecido".

Los que siguieron retando al peligro fueron sus hijos. Uno de ellos, Felipe, de 30 años, menciona: "desde chavos jugábamos afuera de la cueva; ya más grandes nos metíamos a ver qué encontrábamos... Aquí la entrada está grande, pero más adentro se va estrechando el paso y luego se divide en dos".

María Luisa Rivera González, representante de los colonos de este lugar, repite lo que "por ahí se dice": que esa caverna llega hasta Xochimilco, "porque era por donde los aztecas huían de los españoles".

Marielena, cuya morada colinda con esa abertura, se acuerda que "en una ocasión vino gente de Protección Civil, se metieron varias personas y salieron casi ahogándose, porque hasta donde llegaron ya no había oxígeno". Asegura que en ocasiones se escuchaban "tronidos adentro de la cueva" que luego hacían que descendiera el nivel del piso.

Hasta hace cinco años era posible caminar entre las viviendas y entrar sin obstáculos a la cueva, pero ahora las familias aumentaron y han construido más casas, hasta tapar su entrada por completo.

También esa expansión dio lugar a una especie de ciudad perdida, que se caracteriza por estrechos callejones que suben y bajan en una y otra dirección, y que a pesar de eso no estaba en los planos geográficos de la delegación Iztapalapa, por lo que las autoridades locales les pusieron "Cuevas de Santiago" para tenerlos ubicables.

De acuerdo con el diputado por Iztapalapa, Daniel Salazar, funcionarios de la Dirección de Protección Civil de esa delegación, acudieron al lugar y lo catalogaron de alto riesgo, sin embargo los vecinos aseguran que ya no están en esa situación y que por el contrario hay el compromiso de que los van a regularizar.

Su representante, Maria Luisa Rivera, afirma que "desde el gobierno de Luis Echeverría (1970-1976) estamos pidiendo la regularización. Nos habían puesto en alto riesgo, pero cuando entró Cuauhtémoc Cárdenas comenzamos a trabajar con ese gobierno y nos dejó para regularizar 48 lotes, pero no ha habido nada".

Precisa que en todo este ajetreo hasta contrataron al abogado Rubén Quintana para que ayudara a la pronta regularización. "Le pagamos para que nos ayudara pero desde hace tres meses no aparece".

Agrega que con todo y eso han seguido sus trámites, que ya entregó cada uno los expedientes, que ya han ido a hacerles un estudio de mecánica de suelos y que la Dirección General de Regularización Territorial estaría próxima a darles la regularización.

Sin embargo, de concretarse esa acción la cueva seguirá ahí.

 
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