Usted está aquí: domingo 6 de mayo de 2007 Opinión Foro

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Carlos Bonfil

Después de la boda

El melodrama bien aprovechado

SECRETOS Y MENTIRAS. En A corazón abierto (Open hearts, 2002), cinta realizada para Dogma 95, la realizadora danesa Susanne Bier perfilaba lo que sería su fórmula exitosa: un argumento original y arriesgado, con fuertes acentos de melodrama, sostenido por sólidas actuaciones y capaz de satisfacer a cinéfilos de los circuitos de arte, sin dejar indiferente al gran público. La historia de una mujer cuyo marido ha sido atropellado, y que por una coincidencia se enamora del esposo de la responsable del accidente fatal era algo desconcertante y atractivo, un buen filón para la taquilla. Después de la boda, la producción más reciente de Bier, apegada con cierta libertad a las formulaciones del movimiento Dogma, ensaya nuevamente el género del melodrama y enfrenta a su protagonista masculino a un fuerte dilema moral. Jacob (Mads Mikkelson, el villano Le Chiffre en Casino Royal) es un apasionado filántropo, un hombre que luego de una decepción amorosa en su natal Copenhague se instala en India para realizar por largo tiempo una tarea humanitaria en beneficio de niños huérfanos. Al verse obligado a regresar a su país para procurarse fondos para la construcción de una escuela, se topa bruscamente -como diría alguna sinopsis de telenovela--con su pasado doloroso. Una vez más la directora recurre al tema del azar, al recurso narrativo de una circunstancia desdichada como caja de Pandora que libera aspectos turbios en el núcleo familiar (como en La ceremonia/Festen), trastornando en un instante las existencias de todos los personajes.

BIER CONDUCE CON pulso firme una trama plagada de revelaciones y sorpresas. Jacob es el forastero que llega a solicitar apoyo financiero al millonario Jorgen (un estupendo Rolf Lassgard), sin saber hasta qué punto está secretamente ligado a él y a su familia. Hay una boda próxima que será el acontecimiento detonador del drama. Después de la ceremonia ya nada será igual en el espacio doméstico, que antes fue apacible y luego se transformó en nido de víboras. La danesa combina con astucia la revelación sentimental y el tema del presentimiento de la muerte, tomando distancia, sin embargo, con una actitud fatalista. Al mismo tiempo, una visión un tanto simple presenta a una nación opulenta, entregada al lucro y a la mezquindad moral, opuesta en todo a la nobleza de sentimientos que reina en el mundo de miseria material que Jacob acaba de abandonar y al que aspira regresar. Las escenas filmadas en India, al lado de niños entrañables que le roban el corazón al protagonista -cercanas a algún documental de UNICEF o Médicos sin Fronteras- contrastan con ese universo occidental lleno de simulaciones e indiferencia en el que Jacob pone a prueba su temple y su generosidad. Si olvidamos estos convencionalismos, tan oportunos para colocar a una cinta extranjera en la recta final para el Oscar de la Academia en Hollywood, lo que queda como mejor recomendación es el impresionante retrato de un patriarca, el acaudalado Jorgen, dueño de un secreto terrible y doloroso, manipulador impotente, en definitiva personaje trágico. Cuando Bier explora la relación compleja de este personaje con los seres que le rodean, la cinta gana en convicción y en fuerza dramática, haciendo del melodrama un recurso eficaz, estupendamente aprovechado.

DESPUES DE LA BODA se exhibe hoy y mañana en la Cineteca Nacional.

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