Usted está aquí: sábado 5 de mayo de 2007 Opinión Foro

Foro

Carlos Bonfil

Play

Acecho visual y olfativo

Ampliar la imagen Cristina y Tristán, personajes centrales de la película Cristina y Tristán, personajes centrales de la película

RELATO DE DESOLACION moral y de ternura. En Play, primer largometraje de la realizadora chilena Alicia Scherson, se sigue en paralelo la trayectoria de dos personajes sumidos en la rutina y el hastío. Desde los estupendos créditos iniciales, con los nombres inscritos en el asfalto y las paredes de Santiago, desapareciendo por sus esquinas, pasando detrás de los transeúntes, la capital chilena cobra su calidad de protagonista ubicuo, tan taciturna y a ratos luminosa como algunos de sus habitantes. En pocos minutos Scherson ha creado una atmósfera sugerente.

LO QUE SIGUE es el retrato del joven arquitecto Tristán (Andrés Ulloa), alguna vez emprendedor y exitoso, quien fue abandonado por su mujer sin saber ella misma el motivo. Cristina (Viviana Herrera), joven indígena mapuche, encargada de atender a un hombre enfermo a quien lee pasajes de la revista National Geographic, encuentra en la calle el portafolio de Tristán, víctima de la agresión de un poeta alucinado, y decide seguirle los pasos, discreta y pacientemente, a él y a la mujer que lo ha abandonado. Incorpora así en su existencia las vidas ajenas, vence su rutina presenciando, fascinada, el naufragio de personajes ajenos a su clase social, perfectamente extraños.

DESDE EL TITULO, la secuencia de los créditos, el contraste anímico de los personajes, y su ubicación étnica y social en el contexto chileno, Alicia Scherson elige lo que será su arriesgada apuesta estilística: una suerte de videojuego con caprichosos entrecruces de situaciones y personajes, con espacio para el absurdo y la extravagancia, para el delirio onírico y para el registro realista. No es el seguimiento puntual de un personaje masculino por una impertinente voyeurista con cámara en mano, como en la cinta Guy (Lindsay Hogg, 1997), con Vicente d'Onofrio, sino, con mayor sencillez y gracia, el acecho visual y olfativo de un ser humano, cuya fragilidad moral le parece altamente atractiva a una joven de imaginación desbordada.

EN UNA ESCENA cómica la directora presenta a Cristina sometiendo con golpes de kung fu a la pareja esquiva de Tristán, todo a la manera de un videojuego. En otra, dos personajes escuchan música en sus respectivos Ipods y la cámara realiza un paneo no sólo visual, sino también sonoro, pasando de una música a otra con el mismo capricho con que irrumpen los ruidos de la selva en las lecturas etnográficas que hace Cristina a su paciente moribundo.

A PUNTO DE naufragar en el realismo mágico, Scherson retoma el hilo de su crónica de desencuentros sentimentales en una ciudad a la vez inhóspita y tibia. Desencuentros de los protagonistas centrales, pero también de Cristina con un joven trabajador al que corteja inútilmente, o de Tristán con su madre ciega, llena de energía, quien comparte su existencia extravagante con un mago vividor en un remedo de hogar donde el joven arquitecto se siente todavía más a la deriva.

EL REGISTRO REALISTA le sienta bien a la directora, no tanto así las fantasías caprichosas que sin conferir mayor fuerza al personaje de Cristina, consiguen desdibujarlo un poco. Estas inconsistencias menores no impiden que la actuación de Viviana Herrera dote de una gran vitalidad esta cinta, que sin su presencia sólo daría cuenta del muy moroso itinerario de una frustración masculina.

PLAY SE EXHIBE hoy y mañana en la Cineteca Nacional.

[email protected]

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.