En el parlamento de Escocia, nacionalistas se convierten en la primera fuerza

Serio retroceso del Partido Laborista británico en las elecciones regionales

El partido de Blair ya no gobernará solo en Gales; coalición dominará la asamblea

DPA, AFP, REUTERS

Londres, 4 de mayo. El Partido Laborista sufrió un retroceso en las elecciones municipales y regionales celebradas el jueves en Inglaterra, Gales y Escocia, las últimas de la era del primer ministro Tony Blair, pero los resultados difundidos hoy indican que el partido gobernante ha logrado evitar el anunciado "desastre electoral".

La catastrófica derrota para el laborismo que pronosticaban las encuestas está descartada, aunque no pudo evitar severas pérdidas, con avance de los conservadores, mientras que el Partido Nacionalista Escocés (SNP, por sus siglas en inglés) -favorable a la independencia de Escocia- se convirtió en la principal fuerza en el parlamento de Edimburgo, en detrimento de los laboristas.

El SNP logró una victoria histórica en Escocia, al convertirse en el partido más importante de la región por vez primera en 55 años, luego de que los laboristas habían ganado allí todas las elecciones en los pasados 50 años. Así, los independentistas ganaron 47 bancas, mientras los laboristas obtuvieron 46 de 129 curules.

En Gales, el partido de Blair ya no podrá tampoco gobernar solo a partir de ahora, ya que una coalición asumirá el control de la asamblea luego de los pobres resultados de los laboristas. De todos modos, éstos se mantienen como principal fuerza política pese a su peor votación desde la Primera Guerra Mundial en el bastión de Gales, donde perdió dos asientos.

En Inglaterra, los Tories de David Cameron conquistaron algunos puestos importantes en ciudades y circunscripciones donde antes regían los laboristas. Sin embargo, para el primer ministro el verdadero perdedor de estos comicios, cruciales para valorar la situación del laborismo tras 10 años de liderazgo del propio Blair, es la oposición conservadora.

"Los resultados son mejores de lo esperado", manifestó Blair. Los conservadores y los demócratas liberales han encajado "resultados horribles". La oposición no ha logrado lo que se proponía, y en conjunto las elecciones suponen un "trampolín perfecto" para las generales, que se esperan para 2009.

Blair anunció que la próxima semana dará a conocer la fecha de su retirada, que podría ocurrir en julio. El ministro de Finanzas, Gordon Brown, está considerado como su más probable sucesor. Pero Brown tendrá el predicamento de su natal Escocia con el triunfo de los independentistas y deberá enfrentar el problema de cómo recuperar el respaldo perdido para el laborismo.

Los malos resultados para el laborismo se atribuyen al apoyo de Blair al presidente de Estados Unidos, George W. Bush, en la guerra contra Irak, y al hartazgo de los británicos al cabo de 10 años de liderazgo de Blair, tras estas elecciones en que estaban convocados casi 40 millones de votantes en todo el país, a excepción de Londres.

Para el nuevo líder de los Tories, David Cameron, los "sensacionales" resultados de los comicios ratifican el nuevo curso de modernización de su partido. A su vez, el líder del SNP, Alex Salmond, habló de "aire fresco" para Escocia y dijo que los laboristas han perdido su "derecho divino a gobernar Escocia".

En tanto, se reportó que estos comicios estuvieron ensombrecidos por numerosas averías en los conteos y votos no válidos. En total resultaron dañadas hasta 100 mil papeletas, de acuerdo con la BBC, por lo que se ha abierto una investigación independiente.