Usted está aquí: domingo 22 de abril de 2007 Cultura La veracidad, punto principal para escribir poesía: Marianne Toussaint

Reditan su libro El paisaje era la casa, parte de uno que estará listo a fin de año

La veracidad, punto principal para escribir poesía: Marianne Toussaint

El autor debe recorrer su geografía personal conformada por sus obsesiones, considera

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

Ampliar la imagen Hay quienes rehúyen la poesía porque los enfrenta como si fuera un espejo, señala la poeta Foto: María Luisa Severiano

La poesía tiene la virtud y la desgracia de que si el autor no es veraz se percibe de inmediato, así que no se puede hacer otra cosa que bajar a los infiernos y subir a los cielos personales y ser veraz, señala la poeta mexicana Marianne Toussaint, cuyo libro El paisaje era la casa, reditado por Verdehalago y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, se presentó hace unos días en Casa refugio Citlaltépetl.

Toussaint (Torreón, 1958) recuerda las palabras de Margarita Michelena, quien en una de sus últimas entrevistas afirmó que la poesía "es altamente tóxica", aunque aclara "no creo que sea tóxica, pero sí que es una esencia que se encuentra si el poeta es veraz y el lenguaje está trabajado, y esa esencia es todo un viaje no sólo para el escritor, sino para el lector".

Para el poeta porque escribe a partir de que poco a poco van cayendo las piezas que están en el subconsciente. "Hay cosas que están aprisionadas ahí para que no salgan porque no se puede con ellas, pero de pronto fluyen, se vuelven conscientes y ya pueden manejarse, ésa es la geografía que se recorre al escribir. Creo que todo escritor tiene una geografía, no tan grande, que recorre de ida y vuelta, va recorriendo los litorales, a veces cambia de punto pero es la misma geografía . A un escritor lo conforman pocas obsesiones, no pueden ser demasiadas, porque entonces estaría en el siquiátrico".

Así la poesía es un choque frontal entre las obsesiones del escritor y del lector, por eso una de las explicaciones de por qué la poesía se lee pero no se vende es que existe "una resistencia a profundizar, a que se descorran las cortinas. A nadie le gusta que alguien llegue y descorra esas cortinas. No importa si un poema se entiende o no porque no tiene por qué entenderse, eso se logra en el sentido sensorial. Pero por supuesto a nadie le gusta que entren al subconsciente y descorran una cortina que les va a crear una revolución".

Por eso, añade, hay quienes rehúyen de la poesía porque los enfrenta como si fuera un espejo, así que es más sencillo sentarse a leer una novela y perderse en los personajes que enfrentarse con uno mismo.

Encontrar nuevas formas

Y aunque pareciera que tanto en la narrativa como en la poesía ya todo está dicho el reto es encontrar nuevas formas. "Descubrir el hilo negro es muy complicado, nadie lo va a hacer, pero tienes el derecho y tus contemporáneos tienen el derecho de leer los matices de las mismas cosas de siempre, de las mismas experiencias, de lo mismo que pasa pero en una escenografía diferente. Por lo tanto, si va cambiando lentamente la vida interior de los pensamientos y de las conductas, entonces el ojo, como observador minucioso y agudo, tiene que ir dando los registros de esos matices que cambian.

"En ese sentido la poesía nunca está muerta ni sus formas revolucionadas ni sus vanguardias ni la retórica. No puede estar muerta porque siempre habrá alguien que lo retome y le dé una vuelta de tuerca."

El poemario El paisaje era la casa forma parte de un volumen más completo, "que no una trilogía", que estará listo a finales de este año y se conforma con Murallas y La noche y la niebla. En El paisaje... el tema es el hombre, su presencia en la ausencia; Murallas es el lado femenino y en medio de ellos La noche... que trata sobre lo andrógino desde su visión homosexual.

 
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